miércoles, 15 de febrero de 2012

Respuesta a Francisco Martín Moreno

Si como dices no existe un mexicano que no este de acuerdo con “Primero los pobres” es en tanto un anhelo, es sin lugar a dudas lo que los administradores públicos buscan (o cuando menos manifiestan buscar) aquel tercer párrafo del discurso de López Portillo en su toma de posición “Ningún Régimen de la Revolución se ha propuesto la injusticia como meta. Simplemente hemos vivido épocas en las que la circunstancia económica ha venido postergando las soluciones que nuestro sistema sociopolítico ha intentado: satisfacción de necesidades colectivas …” es sintomático, sin embargo ese discurso que en 1976 justificaba la incapacidad del sistema político para hacer llegar la justicia social al pueblo, parece que sigue estando vigente, apenas en el discurso con motivo de quinto informe del gobierno de Calderón dijo “Para corregir de fondo el problema, el de la seguridad, debemos generar mayores oportunidades. Mayores oportunidades educativas, de esparcimiento, de trabajo, en particular, mayores oportunidades de formación y educación para los jóvenes. Y por eso, en este Gobierno hemos dado un fuerte impulso a la creación de bachilleratos y universidades” y más adelante señaló “Un elemento clave del bienestar social es el crecimiento económico. México requiere construir una economía competitiva que genere los empleos que tanto necesitamos” es decir a 35 años de distancia siguen las justificaciones de lo injusto que es el sistema social mexicano. Tu mejor que nadie sabe (pues en tu sátira histórica lo señalas) que la administración pública mexicana ha generado muy amplios márgenes de discrecionalidad, márgenes que permiten hacer y “dejar de hacer” cosas, de generar gasto inútil y no atender por ejemplo a los indios de México a la alfabetización (por cierto en 2011 el Estado Federal Mexicano gastó 30 millones de pesos en la alfabetización indígena y grandes muy grandes sumas en la difusión de lo bien que se está haciendo la “administración del presidente”)
No he escuchado de en el discurso de López Obrador ni hambreadores ni parásitos para referirse a los empresarios y mucho menos para referirse a todos los empresarios, sin embargo con insistencia ha señalado que existe un grupito de empresarios privilegiados se ha referido a ellos como los que deciden y ha señalado que son los que verdaderamente deciden, cuestión en la que seguramente estarás de acuerdo. Indicas que “ni partiendo el sueldo de los funcionarios públicos a la mitad ni evitando la corrupción que devora lo mejor de nuestro país, podremos generar la suficiente riqueza para crear los empleos que requiere México” me permito discrepar de tu apreciación, pues la corrupción, ese cáncer que corroe a México y a los mexicanos es sin lugar a dudas un lubricante perverso, pues genera bonanza y pobreza de manera paralela, sólo así se explica una elite empresarial (y gubernamental) frente a 50 millones de mexicanos pobres.
Sólo un gobierno que administre adecuadamente el presupuesto (por cierto escaso) y promueva la participación comprometida de TODA la clase empresarial podrá generar la ampliación del mercado interno a partir de mexicanos capaces de consumir. La capacidad de la economía mexicana está muy por encima de lo que hasta ahora ha logrado, consolidarla requiere de gasto público inteligente para revertir la desconfianza y una capacidad empresarial para aprovechar las oportunidades y generar riqueza SIN corrupción. En lo que respecta a la parte final de tu carta, prefiero no responderla pues seguro no sería capaz de llegar a descalificativos y agravios como los expresados por ti y no espero que comprendas, sin embargo reitero mi tesis el presupuesto limitado de México requiere administradores honestos y eso cambiaría la historia en unos cuantos años. Saludos Por cierto, mi abuelo estuvo en La Bombilla el día que mataron a Obregón y su recuerdo de ese día hace referencia a un solo tirador y una sola pistola.

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