martes, 11 de diciembre de 2012

Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación

Ya ayer me preocupaba por los términos de la Propuesta de Decreto para modificar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ahora toca el turno a la fracción IX, que hacen referencia el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y que define como “un organismo público autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propio” 

A pesar de que es “aplaudido” desde los voceros de la administración (Televisa, TVAzteca, Grupo Fórmula, Red y demás satélites “informativos”) y en el entendido de que como dice el “flamante” titular de SEP “no sabemos cuantos maestros hay”, voy a hacer un ejercicio de abstracción para tratar de entender el “fenómeno” de la evaluación docente (y administrativa) que propone:

Según “datos” del portal de SEP hay 1’156,506 docentes, es decir plazas personas en escuela frente a grupo (o algo así) y resulta tan difícil entender el número por que NO DICE absolutamente nada, es decir si los dividimos entre los 25’603,606 nos da un promedio de poco más de 22 alumnos por docente (cosa muy alejada de la realidad, HOY LOS GRUPOS EN ZONAS URBANAS POPULARES LLEGAN INCLUSO A 50 ALUMNOS Y EN ALGUNAS RURALES NO BAJAN DE 35)

Eso se debe a que muchos maestros de educación secundaria tienen dos, tres y hasta cinco o seis plazas y son contabilizados en el “levantamiento” estadístico en dos tres y hasta 10 escuelas, pero además en la página en que la misma SEP desglosa los datos por nivel educativo y entidad federativa el total de docentes asciende a 1’175,535 y los alumnos a 25’666,451; es decir estamos tan mal, que el resumen de la SEP, no corresponde a su desglose.

Muestra del alejamiento de la realidad es que en secundaria cada maestro atiende “en promedio” 16 jóvenes mientras que en primaria a casi 26, según cualquiera de las cifras que tomes o incluso ambas.

Además existe otro inconveniente en esa cifra, pues en realidad muchos docentes tienen más de una plaza, es decir son contabilizados dos veces para efectos estadísticos.

Si a ello agregamos que algunos (de los muchos) profesores que están asignados a escuela NO está frente agrupo y algunos directores para “cubrirlos” (a los maestros) lo anotan como docente (sin que desarrolle la actividad docente) pues el problema es mucho más complejo.

Pero, como dije hagamos abstracción de eso y calculemos:

Consideremos primero que en secundaria, el promedio de docentes con más de una plaza es del 35% y que en promedio tienen tres plazas, podemos hablar de casi 95 mil personas, es decir, una cuarta parte de los “reportados” por SEP.

En los niveles de educación preescolar y primaria no menos de 15% de los profesores tienen doble plaza, es decir, en realidad habrá poco menos de 700 mil personas dedicadas a actividades docentes en esos niveles educativos.

En suma, en escuelas hay menos de 800 mil maestros (algunos de ellos NO HACEN TRABAJO DOCENTE)

Esta es una de las carencias del Decreto, pues hace referencia exclusiva a actividades docentes, directivas y de supervisión escolar, dejando de lado a esos maestros que no hacen esas labores y que desde una personal perspectiva son muchos y además provenientes de todo tipo de circunstancias, voy a compartir tres casos:

Maestra con graves desequilibrios mentales a partir de un cuadro hormonal (edad cercana a los 50 años), soltera sin hijos y muy enojada con la vida, ocasionalmente las madres “olvidaban” pasar por algún niño y a ella le tocaba hacer la guardia, ese viernes se quedan dos niños (parejita) el baroncito era día de su cumpleaños y decide montar a los dos en su carrito y llevar a “festejar” al niño a Acapulco, se desaparece el fin de semana y regresa el lunes, “Comisionada” por el SNTE a trabajo administrativo.

Maestro con habilidades manuales que ha sido retirado por la “autoridad” de la escuela, para que “organice” festivales, produzca material didáctico, apoye actividades recreativas y algunas otras cosas.

Borrachín disfrazado de maestro, que llega tres días crudo, uno borracho y otro tarde; el director decide “canalizarlo” a la supervisión de zona y ahí lo usan para hacer mandados y ocasionalmente llenar, llevar y traer papelería oficial (entre las que se encuentra el formato 911 de estadística escolar que como podemos observar, NO SIRVE)

Tres causas que quizá (y sólo quizá) tengan justificación, siempre será mejor un niño sin atender que uno atendido por una maestra u otro espécimen con esa problemática. Pero esos casos, lejos de ser extraordinarios, se han convertido en la cotidianos, son parte de la normalidad de SEP.

Otras causas del alejamiento de actividades docentes de los profesores proviene de situaciones más complejas, comisiones por compadrazgo o amiguismo, apoyo para realizar “estudios”, incapacidad para controlar al grupo o problemas serios de salud.

Todos esos “maestros” no dedicados a labores docentes, directivas o de supervisión están al margen del Decreto de marras.

Un cálculo conservador me hace pensar en no menos de 150 mil personas, que pueden llegar a tener hasta 250 mil plazas de la Administración Pública Federal, sin desempeñar la labor para la que fueron contratados.

Pero de manera adicional el Decreto adolece de algo básico y fundamental ¿qué vamos a hacer con los “docentes” que no sean aptos para el desempeño docente?

Es decir, en nuestro país hay docentes con una formación profesional, egresados de un nivel licenciatura y certificados por el Estado Mexicano, que no saben leer y hay otros que a partir de un cursillo para ingresa en comunidades rurales (el mejor ejemplo es el caso de Elba Esther Gordillo) ha escalado puestos de dirección e incluso de supervisión y que hoy dirige los destinos de más de un millón de maestros afiliados al SNTE.

Hay buenos profesores y profesoras con nivel educativo apenas suficiente y hay pésimos educadores con niveles educativos sobresalientes, les platico otro caso:

Maestra de treinta y tantos años (ahora) egresada de una Normal Federal del DF (hija de un General del Ejercito mexicano), adscrita a Inspección de Zona en 1999 (recién egresada) para que continuara con estudios, es maestra de un Instituto Particular, está registrada en el padrón de becarios de CONACyT y hace “trabajos” de asesoría para Dependencias del Ejecutivo Federal, nunca ha realizado labor docente, es más NO CONOCE UN SALÓN DE CLASES, pero sus “evaluaciones” al desempeño docente son o pueden ser sobresalientes.

Y una de valor y entrega:

Maestro rural –saludos Lic Trejo- (ingresado en la administración de Lázaro Cárdenas) proveniente de Tapachula (Chiapas), atendió grupos de 80 alumnos y ya en 2000 había algunos muchachos (y no tan muchachos) que lo visitaban para agradecerle, recorrió escuelas UNITARIAS (un grupo con seis grados) rurales de Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Puebla y México, antes de llegar al DF, se registró como alumno en la Benemérita Normal (a pesar de tener 65 años de edad) obtuvo el grado de Profesor y siguió dando clases, después estudió Leyes en la UNAM y siguió dando clases, en 2011 (que lo vi) con casi 90 años seguía en labor docente, su evaluación del desempeño apenas (seguramente) rebasará los aceptables.

No se trata de un problema de buena voluntad o de encajar la estaca a fuerza, es una cuestión de evaluación generalizada, que afectará (y mucho) a quienes se han preocupado por la labor docente, descuidando su superación personal y profesional y, que por el contrario nos dejará un grupito de “docentes” certificados que ni conocen lo que hay que hacer.

Saludos a todas y todos, espero entiendan la complejidad del asunto.

SALUD


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