¡Unete a este
llamado!
Desplegado publicado en
México, D.F. a 6 de enero de 1997
Una Alianza a Favor de la República
El gobierno de México -monopolio del poder desde
hace casi siete décadas-, no puede seguir indefinidamente en manos del mismo
partido, ni sujeto al arreglo político que le dio origen. Este régimen agotó ya su cometido. La
sociedad cambió dramáticamente y es mucho más compleja que en los años
veinte. En cambio, las prácticas
autoritarias y no democráticas de su gobierno permanecen intactas. La nueva sociedad mexicana exige vivir en una
república libre y soberana en la cual prevalezca el Estado de Derecho la
efectiva división de poderes, un auténtico pacto federal, contrapesos reales al
ejercicio de la autoridad, verdadera rendición de cuentas de los Gobernantes y
una altemancia efectiva en el poder.
La mayoría de los mexicanos vive cada vez más graves
carencias económicas y sociales, un frágil y asediado medio ambiente, una
angustiosa inseguridad pública y exige mayor equidad, justicia y más amplias
libertades. Estas demandas inaplazables
de la. sociedad nos obligan a decir un no
rotundo a la preservación del monopolio del poder y al presidencialismo
autoritario. Tales demandas
fundamentales son las de una sociedad que se propone llegar al siglo XXI con un
sistema político moderno democrático y republicano, dentro de una nueva y,
avanzada civilización política.
El poder actual se resiste al cambio y es
intolerante ante la demanda de la sociedad de terminar con los privilegios de
que gozan unos cuantos a costa de los intereses del pueblo. Por ello, el gobierno ha renunciado a llevar
a cabo una verdadera reforma política y ha provocado la crisis por la que
atraviesa México; es claro que sus acciones han sido totalmente ineficaces para
promover el desarrollo y detener el creciente deterioro político, económico y
social que padecemos. El régimen no
escucha a la ciudadanía. El impulso definitivo a nuestras transformaciones sólo
puede venir de la sociedad y de las diversas fuerzas políticas organizadas que
conforman la oposición.
Como nunca antes, la transformación democrática de
México está al alcance de la mano. El
temor de amplios grupos de mexicanos por el cambio se disipa aceleradamente y
es creciente e1 número de ciudadanos convencidos de la necesidad -y de la
posibilidad práctica- de lograrlo.
Prueba de ello es la voluntad de
amplios sectores sociales que, en uso de sus derechos electorales, se
manifiestan, elección tras elección, por la alternancia.
Las dos fuerzas dominantes de oposición el PAN y el PRD. agrupan fundamentalmente a ese electorado que, de manera incontrovertible,
se perfila ya como una nueva mayoría. Una mayoría que, sin embargo, abarca
todavía a un electorado disperso y fragmentado que no tiene la eficacia y la
contundencia política suficientes, para reemplazar finalmente al actual régimen
político y consumar la transformación democrática de México.
Frente a esta gran oportunidad histórica, las
diferencias que separan a las oposiciones no deberían ser ya motivo para
posponer la realización de los cambios democráticos fundamentales que demanda
la sociedad. El momento político actual
impone a los partidos de oposición --y a la sociedad en general- la
responsabilidad de acortar sus distancias y de asumir conjuntamente el
liderazgo que permita la reconstrucción republicana de México.
Con objetivos democráticos compartidos, los partidos
de oposición, las organizaciones sociales, los sindicatos independientes, los
movimientos populares, las organizaciones cívicas y políticas, los ciudadanos
que exigen el cambio, pueden ser decisivos.
Unidos conjugan una nueva circunstancia social y
política sin precedentes, capaz de hacer posible en la práctica la
transformación ordenada e institucional de México, que podría emerger
triunfante de las elecciones de 1997.
Juntos -por primera vez en muchos años-, pueden lograr que el poder
legislativo afirme su independencia frente al ejecutivo y se convierta en un
vocero real y efectivo de la sociedad.
Unidas la oposición y las fuerzas democráticas de la
sociedad son capaces de conducirnos, de manera pacífica y responsable, al
cambio de gobierno y al nuevo orden plural y democrático que deseamos. Se trata de mirar hacia el futuro, de
encontrar las coincidencias y eliminar las divergencias, de superar la
desconfianza y alcanzar un amplio entendimiento político cuyo fin sea rehacer
las bases del proyecto nacional republicano de México.
Los objetivos inmediatos de esta Alianza por la
República han de ser:
1. Construir, en la pluralidad y la
concordia un nuevo consenso político básico sobre el que se sustente la
República.
2. Frente al endurecimiento del régimen
emprender las acciones necesarias en el
plano jurídico, así como las acciones políticas y las movilizaciones ciudadanas
que sean indispensables a fin de sentar las bases políticas y electorales de
una nueva mayoría y de la alternancia ordenada del poder.
3. Iniciar con reglas claras, sin
revanchismos el combate organizado sistemático en contra de la corrupción y el
saneamiento de la administración pública.
4. Elaborar una estrategia de acción
legislativa común para llevar a cabo en el Congreso de la Unión, en particular
en la Cámara de Diputados, las tareas del cambio.
La Alianza
por la República debe ser un instrumento político fuerte y eficaz. Debe
tener la magnitud, la pluralidad, la visión y la solidez indispensables para
conducir a la sociedad mexicana a un siglo XXI de efectivo desarrollo,
bienestar y, democracia.
La creación de este instrumento político supone:
1. Que las fuerzas de oposición,
encabezadas por el PRD y el PAN, muestren la voluntad, la lucidez y
el sentido de responsabilidad histórica para luchar por el mismo objetivo en el
proceso electoral de 1997 y buscar una victoria en las urnas que asegure una
definitiva transición democrática.
2. Que los dirigentes, cuadros, militantes
y simpatizantes de los principales partidos políticos registrados, asuman la
decisión de luchar juntos para que en julio de este año, sean electos
candidatos y candidatos de convergencia, con programas fundamentales comunes,
al Congreso Federal, al gobierno y a la Asamblea Legislativa del Distrito
Federal.
3. Que con esos propósitos, los
dirigentes de oposición, inicien pláticas para buscar puntos de coincidencia.
La nueva ley electoral, fue aprobada sin consenso el
13 de noviembre de l996, por la mayoría autoritaria de los diputados del
régimen, y el 19 del mismo mes por los senadores del PRI. Esa ley señala límites y condiciones arbitrarias para la
creación de alianzas electorales para el Distrito Federal y para el Congreso
Federal.
El tiempo apremia. Por ello
hacemos un urgente llamado a los ciudadanos convencidos de la necesidad de un
cambio republicano y democrático en nuestro país, a unirse en esta gran Alianza por la República y a
manifestarse a favor de ella por todos los medios a su alcance. Los llamamos a promoverla con toda energía en
el ámbito de los partidos, en las organizaciones cívicas, políticas y sociales,
en los gremios y comunidades a los que cada mexicano pertenece.
México está en
riesgo. No perdamos el tiempo.
¡Unete a este
llamado!
México, D.F. a 6 de enero de 1997.
Mari Claire Acosta, Sergio Aguayo Quezada, María Teresa Aguitar De Mendoza, Ricardo
García Sainz, Gloria Amtmann, Homero Aridjis, Martha Beltrán de Andrade, Hilda
Aguirre, Miguel Alvarez Gándara, Martha
Alvarado, Pedro Armendariz, Julieta Campos, Francisco Cano Escalante, Irma E.
Castro, Raymundo Cárdenas, Luz María
Cisneros, Alfredo Corella Gil Sarnaniego, Angélica del Valle, José Antonio
Crespo, Margarita del Valle de Torres, Francisco Curi, Denise Dreesser,
Concepción Guadalupe Garza, Julio Faesler,Verónica Garza, Zeferino Torre
Blanca, Angela Gómez de Hernández,
Patricio Estevez, Rubén Aguilar, Enrique Semo, Enrique González Pedrero,
Lucrecia Medina de Castro, Jorge González Torres, Adela Ponce de Márquez,
Javier Livas Cantú, Flor Rabatte, Alejandro Martínez Camarillo, Laura Rangel de
Parra, Jorge Padilla, Verónica Sada Pérez,
Raúl Padilla López, Bernardo León, Consuelo Saez Pueyo, Ricardo Padilla Silva, Elda Vega de
Tejada, Graco Ramírez, Guadalupe Viesca,
Marcos Rascon, Norma de Villa, Alejandro Rojas Díaz Durán, Guadalupe Loaeza,
Víctor Flores Olea, Santiago Creel, Adolfo Aguilar Zinser, Verónica Aveleyra,
Vicente Fox, Cecilia Soto, Jorge Alonso,
Elsa Bortoni, Tonatiuh Bravo Padilla, Patricia Bracho, Ernesto Camou Healy, Leticia
Calzada, Enrique Canales, Jorge Castañeda, Rebeca Clouthier, Raúl Castellanos, Tatiana Clouthier, Heberto
Castillo, Néstor de Buen, Cristina de
Ezkauriatza, Gilly White, Julie Furlong,
Sergio de la Peña, Xochitl Gálvez, Saltiel Alatriste, Lupita González de
Zermeño, Armando Fuentes Aguirre "Catón", Miriam de León, Oscar
García Manzano, María Licea, María del Carmen Mendiola, Carlos Heredia, Jacoba
Niembro de Lobo, Xavier Hurtado, Guadalupe Palacios, Francisco León Olea,
Ricardo Valero, María Teresa D. de Rebollo, Porfirio Muñoz Ledo, Silvia J. de
Rojas, Joel Ortega, Carolina Sada, Lourdes Sepúlveda, Guillermo Pizzuto, Bertha
Alvarez de Padilla, Jaime Preciado, Elizabeth Treviño, Hedwieg Putz Botello,
Pedro Saez, José Vicente Saiz, Crisoforo Salido, Arturo Salinas, Macario
Schetino, Pedro Schueid Saez, Germán Dehesa, Lorenzo Meyer.
Expresa tu apoyo al Apartado Postal número 33-053
México, D.F.
Responsable de la publicación: Ricardo García Sainz,
Santiago Creel, Jorge Castañeda, Francisco León Olea y Adolfo Aguilar Zinser.
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