martes, 12 de marzo de 2013

México está en riesgo. No perdamos el tiempo.


¡Unete a este llamado!
Desplegado  publicado en 
México, D.F. a 6 de enero de 1997

Una Alianza a Favor de la República

El gobierno de México -monopolio del poder desde hace casi siete décadas-, no puede seguir indefinidamente en manos del mismo partido, ni sujeto al arreglo político que le dio origen.  Este régimen agotó ya su cometido. La sociedad cambió dramáticamente y es mucho más compleja que en los años veinte.  En cambio, las prácticas autoritarias y no democráticas de su gobierno permanecen intactas.  La nueva sociedad mexicana exige vivir en una república libre y soberana en la cual prevalezca el Estado de Derecho la efectiva división de poderes, un auténtico pacto federal, contrapesos reales al ejercicio de la autoridad, verdadera rendición de cuentas de los Gobernantes y una altemancia efectiva en el poder.

La mayoría de los mexicanos vive cada vez más graves carencias económicas y sociales, un frágil y asediado medio ambiente, una angustiosa inseguridad pública y exige mayor equidad, justicia y más amplias libertades.  Estas demandas inaplazables de la. sociedad nos obligan a decir un no rotundo a la preservación del monopolio del poder y al presidencialismo autoritario.  Tales demandas fundamentales son las de una sociedad que se propone llegar al siglo XXI con un sistema político moderno democrático y republicano, dentro de una nueva y, avanzada civilización política.

El poder actual se resiste al cambio y es intolerante ante la demanda de la sociedad de terminar con los privilegios de que gozan unos cuantos a costa de los intereses del pueblo.  Por ello, el gobierno ha renunciado a llevar a cabo una verdadera reforma política y ha provocado la crisis por la que atraviesa México; es claro que sus acciones han sido totalmente ineficaces para promover el desarrollo y detener el creciente deterioro político, económico y social que padecemos.  El régimen no escucha a la ciudadanía. El impulso definitivo a nuestras transformaciones sólo puede venir de la sociedad y de las diversas fuerzas políticas organizadas que conforman la oposición.

Como nunca antes, la transformación democrática de México está al alcance de la mano.  El temor de amplios grupos de mexicanos por el cambio se disipa aceleradamente y es creciente e1 número de ciudadanos convencidos de la necesidad -y de la posibilidad práctica- de lograrlo.  Prueba de ello es  la voluntad de amplios sectores sociales que, en uso de sus derechos electorales, se manifiestan, elección tras elección, por la alternancia.

Las dos fuerzas dominantes de oposición el PAN y el PRD. agrupan fundamentalmente a ese electorado que, de manera incontrovertible, se perfila ya como una nueva mayoría. Una mayoría que, sin embargo, abarca todavía a un electorado disperso y fragmentado que no tiene la eficacia y la contundencia política suficientes, para reemplazar finalmente al actual régimen político y consumar la transformación democrática de México.

Frente a esta gran oportunidad histórica, las diferencias que separan a las oposiciones no deberían ser ya motivo para posponer la realización de los cambios democráticos fundamentales que demanda la sociedad.  El momento político actual impone a los partidos de oposición --y a la sociedad en general- la responsabilidad de acortar sus distancias y de asumir conjuntamente el liderazgo que permita la reconstrucción republicana de México.

Con objetivos democráticos compartidos, los partidos de oposición, las organizaciones sociales, los sindicatos independientes, los movimientos populares, las organizaciones cívicas y políticas, los ciudadanos que exigen el cambio, pueden ser decisivos.

Unidos conjugan una nueva circunstancia social y política sin precedentes, capaz de hacer posible en la práctica la transformación ordenada e institucional de México, que podría emerger triunfante de las elecciones de 1997.  Juntos -por primera vez en muchos años-, pueden lograr que el poder legislativo afirme su independencia frente al ejecutivo y se convierta en un vocero real y efectivo de la sociedad.

Unidas la oposición y las fuerzas democráticas de la sociedad son capaces de conducirnos, de manera pacífica y responsable, al cambio de gobierno y al nuevo orden plural y democrático que deseamos.  Se trata de mirar hacia el futuro, de encontrar las coincidencias y eliminar las divergencias, de superar la desconfianza y alcanzar un amplio entendimiento político cuyo fin sea rehacer las bases del proyecto nacional republicano de México.

Los objetivos inmediatos de esta Alianza por la República han de ser:

1.         Construir, en la pluralidad y la concordia un nuevo consenso político básico sobre el que se sustente la República.

2.         Frente al endurecimiento del régimen emprender las acciones  necesarias en el plano jurídico, así como las acciones políticas y las movilizaciones ciudadanas que sean indispensables a fin de sentar las bases políticas y electorales de una nueva mayoría y de la alternancia ordenada del poder.

3.         Iniciar con reglas claras, sin revanchismos el combate organizado sistemático en contra de la corrupción y el saneamiento de la administración pública.

4.         Elaborar una estrategia de acción legislativa común para llevar a cabo en el Congreso de la Unión, en particular en la Cámara de Diputados, las tareas del cambio.

La Alianza por la República debe ser un instrumento político fuerte y eficaz. Debe tener la magnitud, la pluralidad, la visión y la solidez indispensables para conducir a la sociedad mexicana a un siglo XXI de efectivo desarrollo, bienestar y, democracia.

La creación de este instrumento político supone:

1.         Que las fuerzas de oposición, encabezadas por el PRD y el PAN, muestren la voluntad, la lucidez y el sentido de responsabilidad histórica para luchar por el mismo objetivo en el proceso electoral de 1997 y buscar una victoria en las urnas que asegure una definitiva transición democrática.

2.         Que los dirigentes, cuadros, militantes y simpatizantes de los principales partidos políticos registrados, asuman la decisión de luchar juntos para que en julio de este año, sean electos candidatos y candidatos de convergencia, con programas fundamentales comunes, al Congreso Federal, al gobierno y a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

3.         Que con esos propósitos, los dirigentes de oposición, inicien pláticas para buscar puntos de coincidencia.

La nueva ley electoral, fue aprobada sin consenso el 13 de noviembre de l996, por la mayoría autoritaria de los diputados del régimen, y el 19 del mismo mes por los senadores del PRI. Esa ley señala límites y condiciones arbitrarias para la creación de alianzas electorales para el Distrito Federal y para el Congreso Federal.

El tiempo apremia.  Por ello hacemos un urgente llamado a los ciudadanos convencidos de la necesidad de un cambio republicano y democrático en nuestro país, a unirse en esta gran Alianza por la República y a manifestarse a favor de ella por todos los medios a su alcance.  Los llamamos a promoverla con toda energía en el ámbito de los partidos, en las organizaciones cívicas, políticas y sociales, en los gremios y comunidades a los que cada mexicano pertenece.

México está en riesgo. No perdamos el tiempo.

¡Unete a este llamado!

México, D.F. a 6 de enero de 1997.

Mari Claire Acosta, Sergio Aguayo Quezada,  María Teresa Aguitar De Mendoza, Ricardo García Sainz, Gloria Amtmann, Homero Aridjis, Martha Beltrán de Andrade, Hilda Aguirre, Miguel Alvarez Gándara,  Martha Alvarado, Pedro Armendariz, Julieta Campos, Francisco Cano Escalante, Irma E. Castro, Raymundo Cárdenas, Luz María Cisneros, Alfredo Corella Gil Sarnaniego, Angélica del Valle, José Antonio Crespo, Margarita del Valle de Torres, Francisco Curi, Denise Dreesser, Concepción Guadalupe Garza, Julio Faesler,Verónica Garza, Zeferino Torre Blanca, Angela Gómez de Hernández,  Patricio Estevez, Rubén Aguilar, Enrique Semo, Enrique González Pedrero, Lucrecia Medina de Castro, Jorge González Torres, Adela Ponce de Márquez, Javier Livas Cantú, Flor Rabatte, Alejandro Martínez Camarillo, Laura Rangel de Parra, Jorge Padilla, Verónica Sada Pérez,  Raúl Padilla López, Bernardo León, Consuelo Saez Pueyo,  Ricardo Padilla Silva, Elda Vega de Tejada,  Graco Ramírez, Guadalupe Viesca, Marcos Rascon, Norma de Villa, Alejandro Rojas Díaz Durán, Guadalupe Loaeza, Víctor Flores Olea, Santiago Creel, Adolfo Aguilar Zinser, Verónica Aveleyra, Vicente Fox,  Cecilia Soto, Jorge Alonso, Elsa Bortoni, Tonatiuh Bravo Padilla, Patricia Bracho, Ernesto Camou Healy, Leticia Calzada, Enrique Canales, Jorge Castañeda, Rebeca Clouthier,  Raúl Castellanos, Tatiana Clouthier, Heberto Castillo, Néstor de Buen,  Cristina de Ezkauriatza,  Gilly White, Julie Furlong, Sergio de la Peña, Xochitl Gálvez, Saltiel Alatriste, Lupita González de Zermeño, Armando Fuentes Aguirre "Catón", Miriam de León, Oscar García Manzano, María Licea, María del Carmen Mendiola, Carlos Heredia, Jacoba Niembro de Lobo, Xavier Hurtado, Guadalupe Palacios, Francisco León Olea, Ricardo Valero, María Teresa D. de Rebollo, Porfirio Muñoz Ledo, Silvia J. de Rojas, Joel Ortega, Carolina Sada, Lourdes Sepúlveda, Guillermo Pizzuto, Bertha Alvarez de Padilla, Jaime Preciado, Elizabeth Treviño, Hedwieg Putz Botello, Pedro Saez, José Vicente Saiz, Crisoforo Salido, Arturo Salinas, Macario Schetino, Pedro Schueid Saez, Germán Dehesa, Lorenzo Meyer.

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Responsable de la publicación: Ricardo García Sainz, Santiago Creel, Jorge Castañeda, Francisco León Olea y Adolfo Aguilar Zinser.


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