martes, 5 de marzo de 2013

El PAN de 1997


Vean lo que me encontré

19 de noviembre de 1997


Introducción

El Partido Acción Nacional se ha convertido en una opción electoral real, que puede considerarse un actor político aspirante a la primera magistratura, en el proceso electoral federal del año 2000.

A partir de las experiencias de gobierno y considerando sus posibilidades reales, los diferentes grupos[1] al interior de ese partido político, han iniciado su estrategia previa al proceso de selección interna de candidato a la Presidencia de la República.

Incluso, Vicente Fox en una bravuconada, lanzó su precandidatura para ese cargo señalando que la sociedad esta harta de los tapados e invitando a los otros aspirantes del PAN y de los otros partidos a iniciar la contienda de cara a la nueva realidad política nacional[2]

Por otra parte, la experiencia administrativa y la necesidad de hacer gobierno, han ahondado las diferencias entre dos grupos (los filósofos políticos que tienen coptado el CEN y los operadores administrativos).

A partir del discurso de los actores panistas se distingue una verdadera crisis interna que puede desembocar en una nueva fractura al interior de ese partido político, de hecho se sabe que el pasado 22 de octubre, en reunión cumbre del CEN Felipe Calderón Hinojosa, hizo referencia al tema y manifestó la necesidad de revisar la posición asumida por Fox.

Esta batalla que se recrudece con una presencia indefinida (o una tercera fuerza) en la Cámara de Diputados y con la alternancia entre el fortalecimiento y desgaste de presencias (como el caso de Alberto Cárdenas Jiménez), dificulta la lectura política respecto de las posiciones de cada uno de los actores.

Las declaraciones públicas de algunos de sus distinguidos miembros, parecen contradecir en los hechos, la propuesta política de ese partido y, de alguna manera parecen revertir las tendencias de voto.

Ahora que lograron el poder, con un partido que gobierna a uno de cada cuatro mexicanos, que tuvo a su cargo la procuración de justicia en el país, que tiene seis gobernadores y gobernantes en algunas de las principales ciudades del país como Guadalajara, León, Tijuana, Veracruz , Mérida, Monterrey y Puebla.

Ahora, la discusión respecto de la ideología partidista, quedó atrás pues las izquierdas y las derechas dejaron de lado los enfrentamientos, las diferencias incluso, la antigua división entre gradualistas y radicales se ha borrado.

Quedan pues dirigentes con proyectos políticos propios y personales, apoyados por grupos compactos que no superan a la docena de miembros, todos reunidos por un objetivo común: ganar la Presidencia de la República en el año 2000 y por ende mantener el crecimiento electoral sostenido que han tenido desde 1989.

Las diferencias estriban en lo fundamental, en matices respecto a la aplicación de la línea, aquellos que proponen mayor rigidez y otros flexibilidad o bien quienes suponen radicalidad, con los que estiman necesario una política gradual, entre estos últimos se encontrarían Carlos Castillo y Diego Fernández de Cevallos, así como la mayoría de los viejos militantes acostumbrados a recordar que llevan más de 50 años en la lucha por la democracia.

Entre los radicales se encontrarían militantes de reciente ingreso, encabezados por Vicente Fox, que surge a raíz de la incorporación de Manuel J. Clouthier a ese partido, en 1987, un grupo de panistas recién incorporados, inician un fuerte movimiento, que intenta quitar la imagen panista de partido de élite, para ello, incorporaron corrientes de opinión divergentes del panismo tradicional, como es el caso de movimientos sindicales de avanzada y corrientes de pensamiento empresarial medio.



Fox, una energía desequilibradora

Así, el pragmatismo que se impone desde la firma del documento Compromiso Nacional por la Legitimidad y la Democracia, que en noviembre de 1988, legitimó la victoria de Carlos Salinas de Gortari, por parte de Luis H. Alvarez y Abel Vicencio Tovar, abre un abismo entre tres corrientes al interior del PAN.

La figura de Vicente Fox bien identificado como cluthierista, genera un conflicto interno, pues en la misma línea de pensamiento, Fox continúa (a partir de un discurso fresco y muy indiferenciado respecto del viejo lenguaje político priísta) la incorporación de amplias capas poblacionales al partido blanquiazul.

La flexibilización de las posturas panistas, se le observa más cercana al PRI, pero sin los vicios existentes en ese partido (cuando menos eso es lo que hace pensar).

La corriente por él encabezada, fue conocida primero como la Rebelión de los Bárbaros del Norte, en ella se distinguían a otros panistas como Francisco Barrio Terrazas, Ernesto Ruffo Appel, Rodolfo El Negro Eizondo Torres, Fernando Canales Clariond y Adalberto  Pelón Rosas.

Francisco Barrio Terrazas, actual Gobernador de Chihuahua, representante genuino de los llamados Bárbaros del Norte.  Se afilió al PAN en 1983, tras un breve paso por organismos empresariales, fue Alcalde de Ciudad Juárez y candidato a Gobernador en 1986, en aquel año encabezó uno de los movimientos de resistencia civil más importantes, su tono duro y radical lo cambio por un lenguaje más cercano al salinismo en 1992.

Rodolfo Elizondo Torres, empresario hijo de Jesús Elizondo, uno de los principales impulsores del PAN en Durango, fue Alcalde de la capital de esta entidad en 1983 y candidato a Gobernador en 1986 y 1992 egresado del Tecnológico de Monterrey.  Contemporáneo de Luis Donaldo Colosio, compitió por la Presidencia Nacional de su partido en 1993 y perdió, frente a Carlos Castillo, pero contó con el respaldo de figuras como Francisco Barrio, Vicente Fox y Fernando Canales, ex Diputado Federal en la que formó parte de la comisión legislativa para el caso Chiapas.

Ahora se le conoce como el Grupo de los Gobernadores y algunos agregan a esta fracción a Alberto Cárdenas Jiménez y otros más consideran a Carlos Medina Plascencia, como parte integral de la estrategia política de Vicente Fox.

Para ellos, atrás quedo el partido destinado a resistir y contener al poder, para ellos Acción Nacional hoy ejerce el poder y busca ampliar su esfera de acción, el redimensionamiento de esa fuerza fija el horizonte en el año dos mil, para lograr la Presidencia de la República.

Hace, desde hoy a un lado los viejos debates y el esquema de fortalecerse con base en las organizaciones que se consideraban ideológicamente afines, incorporando posiciones nuevas y divergentes al pensamiento panista.

Haciendo de la práctica administrativa un compromiso de complicidad (al más puro estilo priísta, pero con las modernas técnicas del internet), los administradores p nianistas, con una verdadera visión empresarial, contratan empresas chihuahuenses para construir puentes en Tlanepantla y Guadalajara; empresas tapatías para la elaboración de diagnósticos de viabilidad en Tuxtla Gutiérrez; y organizaciones empresariales guanajuatenses, para apoyar proyectos de exportación de productores de Jalisco y Chihuahua.

Dejan atrás su creencia político partidista, sin mayor asomo y con un verdadero criterio de rendimiento político, aprovechan el cargo para entretejer complicidades y apoyos.

En estas complicidades han involucrado a la vieja corriente conservadora, que se encuentra ligada a organizaciones o fracciones de derecha, de carácter integrista.

Distinguiéndose a Alfredo Ling Altamirano[3] que en marzo de 1993, quedó a sólo una docena de votos de ganar la Presidencia Nacional de este partido.  Al mismo conglomerado de militantes y dirigentes que hasta hace muy poco tiempo se encontraba huérfano, perdido y en peligro de extinción.

El operador de esta interesante mezcla ha sido, Carlos Medina Plascencia, egresado del Tecnológico de Monterrey, católico conservador, que en sus juventudes fue cercano a organizaciones como el Movimiento Familiar Cristiano, en donde conoció a algunos de los viejos panistas (especialmente a Ling Altamirano)

Medina, siendo Gobernador de Guanajuato, mantiene una estrecha relación con la Iglesia católica local y aún en la actualidad se considera como precandidato a la Presidencia de la República en el año 2000, por parte del PAN.

Otro distinguido miembro panista interesado y promotor del proyecto, es Cecilia Romero Castillo: Ex Secretaria General del CEN del PAN durante la gestión de Luis H. Álvarez y Vice Coordinadora Parlamentaria en la anterior legislatura, ocupa un lugar destacado en la Representación de ese partido en el DF (con Altamirano Dimas), además se distingue por su activa participación en Desarrollo Humano Integral y Acción Ciudadana (DHIAC).  Fue dirigente de la Asociación Cívica Femenina Integrista, participó incluso en los mítines que se realizaron frente al Museo de Arte Moderno al inicio de los ochenta, para protestar en contra de obras plásticas que atentaban contra la moral.

En el grupo, se distingue también a Cesar Coll Carabias, miembro de DHIAC y actual Presidente Municipal saliente de Guadalajara.

Finalmente, un importante enlace de los grupos ha sido Ernesto Ruffo (primer Gobernador del PAN y ex alcalde en Ensenada), que ha sido un promotor incansable de la idea de formar un grupo panista alternativo, para ello ha impulsado la formación de la Asociación Nacional de Municipios, que intenta el fortalecimiento del federalismo e integra a los alcaldes panistas en un grupo bien definido en favor de esta nueva corriente de administradores panistas.


Felipe Calderón, la figura que crece

Desde la llegada de Carlos Castillo Peraza a la presidencia del CEN del PAN, se observó al presencia de una línea conciliadora a la cabeza del mismo, este grupo se distingue por su inusual acercamiento a la clase económica, con propuestas de corte fascistoide, basadas en el libre mercado y fuerzas de control económico

Felipe Calderón Hinojosa, representa la continuidad del programa de acción, fue el creador y es el operador.

Calderón Hinojosa: Hijo de Luis Calderón, historiador oficial del PAN se formó políticamente con Carlos Castillo en el Instituto de Capacitación de su partido, ex dirigente juvenil, campeón nacional de oratoria, fue Diputado federal y Asambleísta y pertenece a una familia de panistas.  Es uno de los colaboradores más cercanos de Castillo Peraza en la dirigencia nacional y fue designado por este su Secretario General, duro en su trato con el gobierno federal o con el PRD, es responsable de la modernización de la estructura panista y de encarar los conflictos internos que vive esta organización.

Por su carácter, y presencia en la dirigencia de Comité Ejecutivo Nacional, ha sido cuestionada por viejos dirigentes como el propio Luis H. Álvarez.

Al interior del PAN, se les conoció primero como los solidaristas, actualmente se les denomina los filósofos, por su cercanía con Carlos Castillo Peraza (filósofo de profesión).

El ex dirigente nacional y quienes ocupan algunos de los cargos centrales de la dirigencia, formados en él y continuistas de la línea llegada a ese partido a partir de 1978, resultan ser una interesante clase de políticos intermedios, acostumbrados al uso del chantaje para lograr prebendas.

En este grupo, se distinguen entre otros a Felipe Calderón, ex Secretario General y actual Presidente Nacional del PAN; Margarita Zavala, esposa de Calderón Hinojosa, ex Diputada Federal y ex Asambleísta; Luis Correa Mena, ex candidato a gobernador en Yucatán; Juan Estrada, Director de la Fundación Rafael Preciado Hernández y Jesús Galván, miembro del Comité Ejecutivo Nacional desde hace siete años, todos ellos egresados del Instituto de Capacitación que el PAN tuvo en los setenta y que dirigió el propio Castillo Peraza.

Quienes se encuentran cerca de éste equipo, consideran que la cabeza tras bambalinas es Ricardo García Cervantes, ex coordinador parlamentario y a quien ya mencionan como un viable sucesor del actual Presidente Nacional.

Ricardo García Cervantes, es originario de Torreón, Coah. (en donde por cierto hay elecciones locales en 1998), se formó en la Corporación de Estudiantes Mexicanos, se integró al equipo de colaboradores de Ernesto Ruffo, cuando este fue gobernador de Baja California, en donde fungió como Subsecretario de Gobierno, convirtiéndose en operador político de ese gobierno, en donde además se distinguió por su forma conciliadora pero firme, en contra de los viejos panistas y los grupos de poder local.

En la campaña electoral federal de 1994, fue Coordinador de la Defensa del Voto, logrando la Diputación Federal por Baja California, suplió en diciembre de 1994 a Antonio Lozano, como Coordinador Parlamentario y paralelamente es uno de los responsables del Programa de Redimensionamiento de su partido, es hoy una de las piezas claves del PAN.

Otros lo consideran un híbrido entre el grupo de los filósofos y los dieguistas, con intereses propios y un grupo de trabajo importante que ve por su propio desarrollo.

Se sabe de su estrecha relación con Juan Antonio García Villa, también coahuilense con fuertes posibilidades de ser el candidato de este partido a la gubernatura en el próximo proceso electoral local.



Diego, una personalidad

La historia reciente del PAN, no se entiende sin la presencia de Diego Fernández de Cevallos y los denominados dieguistas, es decir, cercanos colaboradores de Diego, ex candidato presidencial.

Ejemplos de este grupo son Fernando Gómez Mont, ex Diputado Federal; Antonio Lozano Gracia, ex Procurador General de la República, hasta hace unos meses, estrecho colaborador de Diego, ahora influyente Secretario General del PAN y José Luis Durán, ex Jefe de Campaña del propio Fernández de Cevallos y actual Presidente Municipal de Naucalpan.

Diego Fernández de Cevallos, hijo de uno de los fundadores de este partido, José Fernández de Cevallos, fue candidato presidencial en 1994, tras un sexenio en el que fue pieza clave de las negociaciones del PAN, con el Gobierno Federal, fue coordinador parlamentario entre 1991 y 1993, distanciado de Carlos Castillo Peraza con quién lo separan diferencias ideológicas y personales.

Es uno de los panistas con mayor peso político sin embargo, no tiene un amplio grupo de dirigentes a su alrededor, su candidatura presidencial incluso fue promovida por un grupo de diputados federales que coincidieron con él, en la legislatura, todos ellos dirigentes medios.

De Diego Fernández de Cevallos se dice que cayo en las tentaciones de las Concertacesiones (especialmente en los terrenos de Punta Diamante), apenas unos meses antes de que aceptara la candidatura presidencial bajo la cabalística insinuación de ¿y usted, Diego, por qué no?, hecha en Los Pinos, en donde se convirtió en asiduo huésped.

Antonio Lozano Gracia, primer Procurador General de la República que milita en un partido diferente al PRI, fue antes enlace formal entre su partido y las autoridades federales, representó al panismo en el Instituto Federal Electoral y fue Coordinador Parlamentario en la última legislatura, muy cercano a Diego, con él se inició en la política y la abogacía, tenía hasta su designación como titular de la PGR, un despacho de abogados con Hirám Escudero, a quién designó Subprocurador General y que dejó ese cargo junto con él.

Actualmente conserva el coto de poder dieguista en el CEN, siendo el Secretario General del mismo.

Diego y los dieguistas son un grupo acostumbrado al trato y roce político de altas esferas, abogados acostumbrados a no distinguir entre la esfera privada y la pública, que han mezclado los negocios, el placer y algunas actividades poco claras.

Cuentan con importantes contactos en las esferas encargadas de la procuración y administración de justicia, son considerados especialistas en casos turbios y logran resultados en base a imprecisiones de la ley.


La Presidencia de la República, un suculento pastel

En la elección del candidato presidencial, en noviembre de 1993, los radicales se agruparon no alrededor de uno sino de dos precandidatos, Javier Livas y Adalberto Pelón Rosas, proponían entonces el aceleramiento de la línea política, se enfrentaron al mejor representante del gradualismo y la negociación, Diego Fernández de Cevallos y fueron derrotados, pese a todo obtuvieron el respaldo de uno de cada tres militantes.

Quienes apoyaron a Livas y Rosas, no fueron los mismos que seis meses antes se opusieron a la elección de Carlos Castillo Peraza, también definido como gradualista, en la elección de dirigente nacional, Fernández de Cevallos, por ejemplo, se opuso a la elección del yucateco.

En el proceso (ya iniciado) hacia la selección de candidato presidencial en el 2000, se observan tres grandes grupos[4], en donde si son importantes los aspectos doctrinarios

Es decir, frente a la definición de la línea política hacia el exterior y las relaciones con el gobierno, los grupos o tendencias se conforman sobre la base de posiciones políticas más generales, en el caso de las elecciones internas, las tendencias se agrupan por simpatías personales y definiciones doctrinarias, antes que diferencias políticas generales.

En tal sentido, desde ahora se observa un desgaste político de las principales figuras políticas de ese instituto político.

Se observa un evidente movimiento de fuerzas y grupos, en el que lejos de manifestarse la vieja mística política que caracterizó a los militantes, se ven claros signos de lucha e incluso evidentes movimientos de ataque contra los grupos contrarios.

En ese contexto, pueden ser analizados los aparentes avances y retrocesos de las cabezas de cada grupo.

De ahí la posibilidad de enfrentarlos con relativa facilidad.



[1]Algunos analistas políticos consideran la existencia de dos grupos internos en el PAN (estableciendo a Carlos Castillo Peraza como cabeza de uno que tiene coptado los puestos del CEN y algunos comités directivos estatales, al cual denominan de los filósofos o neopanistas; siendo el segundo el denominado Grupo de los Gobernadores, en donde se observa a Ernesto Ruffo como cabeza) .  Otros hablan de tres, sumando a los anteriores a una corriente intermedia que estaría lidereada por Diego Fernández de Cevallos.

[2] Quizá este insólito escenario al interior del PAN, ha apresurado el proceso de descomposición que vive la que hasta antes del proceso federal electoral del 6 de julio pasado era la segunda fuerza política nacional.

[3] Ling conformó un equipo de panistas, en su mayoría provenientes de agrupaciones como la Asociación Nacional Cívica Femenina, el Instituto de Proposiciones Estratégicas de Coparmex y el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, el Opus Dei y Agrupaciones Juveniles Católicas, entre ellos estuvo Carlos Medina (ex gobernador de Guanajuato y actual Coordinador de la fracción panista en la Cámara de Diputados), así como dirigentes y militantes del centro y norte del país, como el potosino Francisco Salazar (ex candidato a la gubernatura de San Luis Potosí) y el chihuahuense Jorge Manzanera.

[4] Que encabezados por figuras cuentan con apoyos en las bases, pero sobre todo, con una línea política diferenciada.  Así, el Grupo de los Gobernadores parece regresar a las raíces de Acción Nacional, con una filosofía integraciionista, que ve desde la administración una forma de sacar ventaja.  Los Filósofos, marcan la línea del tendencial continuismo.  Los Dieguistas, observan en la política un campo fértil para mantener sus posiciones.


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