sábado, 1 de noviembre de 2014

“Todos presentaban un impacto de bala en la cabeza”

Así lo dijo por el médico forense de Matamoros, Eduardo Cobos Anguiano; por lo tanto los cuatro muertos (tres norteamericanos y un mexicano) estaban MUERTOS, finalmente ellos descansarán en paz y sus familiares sabrán en donde (incluso el padre de los tres extranjeros  Pedro Alvarado Rendón no solicitó el “oficio de traslado”) por lo que se quedarán en México.

Ese México que “garantiza” entre 27 y 30 mil muertos por violencia al año, aunque deja en la indefensión a más de 20 mil familias que sólo pueden presentar acta de “ausencia” o DESAPARICIÓN y en el mejor de los casos cinco años después realizar los trámites de defunción, ese México que carente de todo tipo de mecanismos de ley para obligar a sus “funcionarios” a que funcionen.

Ese México que en espiral ascendente se ha descompuesto desde hace 10 años a causa de una guerra sin causa y sin posibilidad alguna de ser ganada; una guerra pedida que además de las pérdidas humanas, deja pérdidas económicas y materiales; una guerra que innecesariamente además de esas pérdidas deja otras heridas mucho más profundas y difíciles de curar, las heridas estructurales (que llaman heridas del alma)

La estructura social: familia, medio, cultura, razón y formación; son simplemente trastocadas y las generaciones (ya cuando menos son dos) reniegan de un Estado inútil y de un gobierno estúpido.

Ese México que aparte de perder el rumbo económico, perdió la capacidad de reclamar justicia; perdió en términos generales el rumbo, llegó la “modernidad” para indicarle que es mejor hacer televisiones para los gringos que sembrar y cosechar maíz para los mexicanos; esa “modernidad” que disfrazada de Halloween (aunque mi estúpido diccionario diga galopín que es algo así como sinvergüenza) intenta desplazar al “día de muertos” esa “modernidad” tan moderna que deja a 50 millones de compatriotas fuera de las márgenes del “desarrollo” y es capaz de generar un punado (contado con los dedos de una mano) de multimillonarios en dólares.

Ese NUESTRO México, del que los “modernizadores” se han apropiado y nos han dejado al margen, ese NUESTRO México que parece pertenecerles a ellos y en el que nosotros somos sólo parte de las piezas que se acomodan a su antojo.

Ese México en el que “Todos presentamos un impacto de bala en la cabeza” y ni siquiera tenemos posibilidad de reclamar autopsia; menos que se investigue al delincuente y mucho menos que se le castigue.

Ese NUESTRO México en el que sólo tenemos derecho a ser sepultados.

SALUD

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