domingo, 9 de noviembre de 2014

Un escenario poco alentador que podemos cambiar

Primero la anécdota: hacia mediados de septiembre de 1981 José López Portillo llamó a su despacho a Javier García Paniagua (que dicen que aparte de ser hijo de Marcelino García Barrgán era amante de Ana López Portillo, hermana del presidente) y le dijo algo así como “prepárate voy a Cuba y a mi regreso será el destape” y verdaderamente, JLP se fue de viaje, pero en el camino “las fuerzas vivas” del partidazo destaparon a Miguel de la Madrid.  Ya para la mitología política nacional queda la versión de que a su regreso el señor García Paniagua cacheteó a López PortilloSALUD

Pues bien, el caso es que verdaderamente, parte de la nueva guardia del Ejército Nacional de entonces veían en García Paniagua un verdadero riesgo de un estado putrefacto y la descomposición de las estructuras sociales hasta el nivel de una guerra civil y movieron algunos hilos para cambiar la decisión presidencial, aunque muchos dicen que en realidad desde el principio se había “acordado” que fuera De la Madrid y que la plática entre los personajes, fue sólo para hacerle ver al hijo del general que “algo había pasado

Pues ahora sí que “aiga sido como aiga sido” o sea como sea, el caso es que fue y que ya entonces había riesgo de una revuelta social consecuencia del nivel de involucramiento del gobierno con las estructuras del crimen organizado.

Hoy grandes grupos de las fuerzas de Seguridad Nacional (Marina, Ejército y Fuerza Aérea) observan en la realidad nacional no sólo muestras de “debilidad institucional y descomposición del ambiente social” sino “focos de violencia social estructural en amplios sectores poblacionales de amplios franjas del territorio nacional” y para rematar señalan “una severa debilidad de las instituciones nacionales y poca capacidad de las estructuras de seguridad pública local para repeler, controlar y someter movimientos subversivos”  SALUD

Estas estructuras del Ejército revisan si la salvaguarda de la integridad nacional, alcanza para intervenir en el presente asunto, lo que significaría un golpe de estado.

Independientemente de los jaloneos que entre los mandos de las estructuras de Seguridad Nacional se están dando, hay síntomas de una grave situación y poca capacidad estructural para hacerle frente, hay riesgo de una guerra civil o un golpe de estado.

Parece que es hora de que la sociedad inicie la estructuración de un programa nacional ante la eventualidad de cualquiera de los escenarios y organice una gran campaña de concientización poblacional que permita la consecución de un mejor México.

Es hora de que se convoque a un gran congreso social (sin intervención gubernamental) para recoger y ordenar las demandas, para estructurar un gran programa de recomposición del tejido social y para garantizar que nuestro México siga caminando por el camino de la paz hacia el progreso.

Aunque es ese camino el deseado, no debemos descartar la posibilidad de un cambio brusco, no en lo inmediato, pero sí tras agotar las posibilidades.

México está en riesgo, los mexicanos no podemos seguir siendo presa de los políticos, es hora de actuar.

SALUD

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