jueves, 26 de marzo de 2015

Presupuesto base cero, otra ocurrencia

Antes que nada el acto de presupuestar (en la administración pública o privada) consiste en costear lo planeado; en la administración privada el establecimiento de cualquier nueva actividad económica implica un proceso de planeación y de presupuestación (base cero) es decir, de todo lo que se tiene que contemplar para que esa actividad pueda realizarse; en la administración pública esa misma técnica se aplica para los nuevos proyectos, por ejemplo la elaboración de materiales didácticos para la atención de adicciones en jóvenes de secundaria.

La técnica no es nueva, a mediados de los 60 en el Departamento de Agricultura del gobierno gringo, se aplicó; resultando en un verdadero desastre, pues además de tardado o extemporáneo (muy extenso en el tiempo) no consideró cuestiones muy elementales como traslados de supervisores o pagos de depósitos en localidades apartadas de semillas.

En 1970 se aplicó por primera vez con éxito privado en la presupuestación de Texas Instruments y poco después con resultados (aparentes) en la presupuestación del estado de Georgia, aunque tuvo fallas importantes que se tuvieron que “corregir” en la operación.

Ya en México ha habido algunos intentos por aplicarla a la administración pública, si no mal recuerdo en el presupuesto de 1985 (recesión) se usó para dos o tres dependencias y cuando menos en el caso de la Sectur fue un verdadero desmadre.  Hacia mediados de los 90 (crisis del 95) se volvió a intentar su aplicación, en esta ocasión en Entidades descentralizadas y desconcentradas y volvió a fallar, recuerdo que el CONAFE no podía comprar hojas de papel carta después del mes de mayo en que se había acabado su disposición presupuestal o que CONACULTA en agosto había suspendido todas las salidas de personal pues ya no había recursos en las partidas correspondientes.  En todos los casos, la operación "normal" del monstruo burocrático se comió los recursos "estratégicos" programados.

La presupuestación base cero, es en el sistema de administración pública federal, una buena intención, hoy se sabe que del 1.5 millones de plazas de profesor que se pagan unas 200 ó 250 mil son innecesarias, en un presupuesto base cero simplemente desaparecerían; hay en la milicia asignaciones (haberes) que en general son insostenibles y debían desaparecer; en muchos municipios los últimos días del mes mandan a todas las patrullas a circular todo el día, para acabarse la dotación de combustible que les fue asignada.  LOS EJEMPLOS SON REALES.

En un ejercicio como ese, el Estado mexicano (como dice la Constitución) debía presupuestar, sólo por poner un ejemplo: gises o papel de baño para todos los inmuebles escolares del país, pero si no sabemos cuántos de ellos tienen baño o pizarrón, como saber cuánto papel o que cantidad de gises se requiere.

Les digo que en 1985 la SEP fue una de las “elegidas” para ese ejercicio, sólo en el DF, sólo en el nivel preescolar, sobraban unas 1 mil plazas (de 7 mil que estaban asignadas) en total para ese año unos 40 millones de pesos, pero sólo para cambiar pizarrones y muebles de baño deteriorados de los 1,300 edificios (unos 2,000 escuelas) se requerían más de 100 millones, entonces con horror los señores de hacienda dijeron “olvidalo, eso está mál” y mi respuesta fue “lo que está mal es que pidan base cero sólo en plazas y no en todo el presupuesto”.

Han pasado 30 años, han mejorado inmensamente los equipos y programas de cómputo que permiten cotizar casi en tiempo real y e manera muy dinámica lo que se requiere casi a nivel de micro acción (actividad o tarea), es decir no es una cuestión de capacidad tecnológica; hay suficiente experiencia en los técnicos que realizan los ejercicios presupuestales, para hacerlo; se han generado bases de datos de costos por unidad muy eficientes que permiten hacerlo.

Lo que no hay es dinero suficiente para satisfacer las necesidades en sectores como salud, educación, alimentación y desarrollo social.  Un presupuesto base cero es otra ocurrencia del actual gobierno, ante la desesperación por la crisis que se avecina.

SALUD

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