Les quiero platicar que allá en mi pueblo, uno de los caciques locales, dueño de la principal tienda de avíos agrícolas, prestamista usurero, concesionario de Ford, «amigo» de políticos y “empresarios“; en fin una "finísima" persona dedicada a abusar de tiempo completo, no pudo tener hijos.
Don poncho Rico, como se le conocía y porque era su apellido no porque tuviera dinero (que sí lo tenía) y su esposa doña Conchita se quedaron con un niño ponchito (a pesar de tener casi cuarenta años), ponchito Rico claro, que se dedicaba a pasear en carros costosos (de Ford y otras marcas), a comprar ganado barato y venderlo caro, a transportar ilegales desde Oaxaca hasta Tamaulipas, en fin, había aprendido bien a ser un abusador a pesar de que don poncho no era su padre, él quería saber quién era su madre pues sabía que no era hijo de don Poncho y doña Conchita.
Sin embargo nadie en el pueblo le decía quién había sido su madre.
En 1964 había elecciones para presidente municipal en Oaxaca y ponchito fue y se registró como candidato a la presidencia municipal pese a la oposición de su padre (bueno de don Poncho), de su madre (bueno de doña Conchita) y de otros muchos “importantes” personajes de la política y el comercio local.
En el primer acto público se subió al tinglado y tras decir el inicio de su discurso, alguien desde el fondo de la calle (20 de Noviembre) le increpó y con fuerte voz le dijo: «como crees que vas a ser Presidente, si tu eres hijo de la Justina, la puta del pueblo que hace 50 años se acostaba con quienes le pagaran un trago de tequila y una noche de hotel y que te abandonó con doña Conchita».
Ponchito calló y agradeció infinitamente a quien le había dado la información, en ese momento decidió desistir de ser candidato y siguió con su desparpajada vida.
Es un cuento solo para quienes entienden de ese tipo de asuntos.