miércoles, 22 de febrero de 2017

Entre chamanes, chalanes y charlatanes

Hace algunos años leí un texto referido a las “nuevas” teorías pedagógicas, en el que el autor comparaba esos avances con una ilusión que de tanto repetírnosla, parece que es una realidad; desde hace más de siete años que escribo de manera regular no me he cansado de repetir que nuestros administradores ven una realidad muy diferente a la que observamos una gran parte de la población mexicana.

Así pues, esos charlatanes que hemos contratado como administradores públicos revisan números y nos muestran “lo bien” que está México, lo mucho que han hecho y con ello, nos tildan de ignorantes e incrédulos; esos charlatanes se convierten en chamanes a los que hay que creerles a pie juntillas lo que nos dicen, son una especie de vendedores de ilusiones o de medicinas milagrosas que lo curan o curarán todos nuestros males.
Esos brujos del tercer milenio, sin mayores instrumentos que su incapacidad para influir en la realidad, nos muestran como ha crecido el nivel de empleo o disminuido la prevalencia de alguna enfermedad o como se han construido carreteras o nuevas fábricas, pero son tan torpes, que se tropiezan con su propia estupidez pues ni ellos se creen sus palabras.
Debo reconocer que la esquizofrenia de Fox, le hacía creer que estaba en lo cierto respecto de lo que decía, también debo reconocer que pese a que la mayoría de los mexicanos sabía que López Portillo mentía, su ferviente manera de decir mentiras, las hacía casi creíbles; pero escucho a Enrique de la Madrid (hijo de un personaje triste memoria) o a Mikel Arriola hablando de el número de visitantes extranjeros y su impacto en la microeconomía o de los programas para “mejorar” los servicios del IMSS y sólo puedo pensar en ¿Cómo llegaron a esos puestos?
Es tanto el desencanto de esos personajes que el titular del poder ejecutivo “el chamán mayor” ha pasado de una “aprobación” de más del 55% a un 15% (al 12% según Reforma del 21 de enero pasado) en cuatro años, se ha desplomado de manera tal que ni una tercera parte de sus votantes le sigue creyendo o sigue “pensando” que lo que hace puede servir para algo, el charlatán mayor ahora sale a decirnos “hay circunstancias difíciles que estamos superando, pero no hay crisis” pero unos días después pide a Agustín Carstens, que permanezca en el Banco de México por tres meses más.
Entiendo que ese charlatán (convertido ahora en chalán del imperio) está tan espantado de la bomba de tiempo que le dejó Donald Trump en las manos que trata de comunicar (sin saber exactamente como) que nuestra moneda se devalúa, los precarios empleos generados en 15 años están en serios problemas, que cada vez hay mayor nivel de pobreza y descontento social y que los niveles de corrupción e impunidad se han elevado de tal manera que ni él está a salvo de #MerezcoLaCasaBlanca.
Otro de los chalanes del imperio retirado de la secretaría de hacienda y ahora colocado como aprendiz de brujo, sale a los medios a mostrar su “enojo” con los dichos del señor Trump, tan enfurecido que con su aguda (muy aguda) voz “comunica” exactamente lo contrario de lo que dice.
Así los chalanes del poder están tan apanicados por el derrotero que ha tomado el país que sacan a sus perros a ladrar contra el cambio y vemos a una Josefina Vázquez Mota en un auditorio con importantes ausencias desgañitándose contra las políticas populistas; vemos a felipillo (hasta el cepillo) tuiteando pendejadas (muy propias de él); vemos a Ochoa Reza manifestando que “sus candidatos son los mejores” que ganarán todo, sin mayor sustento que su palabra.
Esos charlatanes convertidos en nuevos chamanes, están consientes que llegó el momento del cambio y que no hay retorno, pes para los mexicanos si hay diferencia entre #MerezcoLaCasaBlanca y #MerezcoUnaCasa.
Las nuevas teorías de la abundancia que sólo existe en sus mentes, lejos de convertirse en realidad a fuerza de repetírnosla, es el paso previo a una nueva república.
SALUD
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