sábado, 28 de abril de 2018

Disertación entre enojo y miedo o “El enojo nos quitó el miedo”


Regresan al bombardeo que pretende dividir a la sociedad mexicana, spots de miedo (literalmente) hechos con poca imaginación y con una clara intención de amedrentar a parte de la población mexicana.  Eso les funcionó en 2006 cuando el sistema (al que algunos conocemos como “La Mafia del Poder”) se volcó sobre la candidatura de López Obrador, mediante un esquema similar.

Dicen que la población está enojada, si enojo es sinónimo de desencanto, de desapego o de hartazgo, pues sí; dicen los que miden esos fenómenos que un 80% de la población (algunos dicen que más como el 75% -diría el peñejo-)

Este dato es muy consistente con el promedio de todas las encuestas publicadas, que señala que el candidato del PRI tiene 21% de intención de voto.

El enojo (encabronamiento) que esa porción de la población siente por lo que ha pasado en México durante los últimos 30 años (para algunos –el 40% de ellos- de los encabronados toda su vida) puede suponerse diluido entre las organizaciones políticas gobernantes (en el nivel federal y local) pero las mediciones son poco precisas en ese nivel, pues aunque algunos señalan que a mayor edad mayor rechazo al PAN, hay mediciones que indican que la mitad de la población encabronada (38-40%) lo está con todos los actores políticos, no acepta a los políticos sean de la fuera política que sea.

Otro dato que parece ya comprobado por las personas dedicadas a la obtención de ellos, señala que entre el 35 y 40% de la población quiere y quiere bien a López Obrador, que se han convertido en una franja de inamovibles, como decían antes en voto duro.

Ese dato estaría confirmado con la suma del nivel de rechazo, la no respuesta y la respuesta por ninguno (casi siempre superior a 35%)

Bueno, bajo el supuesto (que además parece ser absolutamente aceptado) de que la población que saldrá a votar el próximo 1 de julio será el 60% del total de los empadronados y que de esa población unos 10 millones de votos serán por el PRI y quizá llegue a unos 13 millones con sus aliados políticos.

Los votantes restantes enojados con el sistema, hartos de la situación actual del país que harán la diferencia son unos cuarenta millones y de ellos unos tres millones lo harán manifestándose a través de opciones marginales (independientes dice la ley)

Así que poco más de 37 millones de personas que asistirán para manifestarse en contra del sistema, algunos estudios serios de voto consolidado, decidido a favor de Andrés Manuel López Obrador indican que más de 24 millones de electores están decididos a ir a las unas y votar por él pase lo que pase, es decir casi dos de cada tres votantes libres van a cambiar el rumbo del país.

Esos 24 millones (quizá pueden llegar a ser 30) están enojados, están encabronados, están hasta la madre del sistema (La Mafia del Poder) y no tienen miedo a las consecuencias de su voto, pues en su gran mayoría saben que ya no hay más daño que le puedan hacer a ellos y a sus familias, a su país, a las instituciones, es decir, llegaron al límite en que te preguntan “¿Qué puede ser peor que lo que estamos viviendo?

Un compañero de la universidad, que ahora hace trabajo estadístico a favor de uno de los partidos políticos de la Coalición (él dice por México atrás) me dice que han realizado diversos trabajos de investigación, con instrumentos (cuestionarios y entrevistas) en zonas urbanas y rurales del país, para tratar de entender que hilos habrían de tocar para trastocar el voto a favor de AMLO y que se han sorprendido del nivel de conciencia de los decididos, que no cambiarían el sentido de su voto a pesar de cualquier cosa que pudiera decirse del candidato (incluso que estuviera muerto)

En lo personal al revisar tanto los instrumentos como las metodologías para seleccionar las muestras me parecen serias, pero independientemente de ello, lo que queda claro lo puedo resumir en la respuesta de un hombre de la zona metropolitana de Querétaro que declara tener 62 años, estar desempleado (aunque maneja un carro de sitio cuando se lo presta uno de sus hijos) y a pregunta expresa de que debía pasar para que no votara por AMLO dice: “que me muera antes del día de la votación

El enojo nos quitó el miedo” dice una mujer de 48 años de una localidad cercana a Champotón en Campeche.

Y sí, el ENOJO es mucho mayor que el miedo, pues nada puede ser pior (así) que lo que pasa.






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