Hace algunos años, leí Sodoma, un estudio respecto de la homosexualidad en ese texto se manejaba el 10 por ciento de la población como dato con esa preferencia sexual y en una de sus frases crueles decía algo así como “irónico es que ellos que no debían (en el sentido de su preferencia sexual) reproducirse, llevan en sus genes la reproducción de la homosexualidad” haciendo clara referencia a lo que hasta entonces parecía la mayor probabilidad de la preferencia sexual.
Ahora quisiera platicarles un asunto que me tiene perplejo desde hace un decenio:
Yo era proveedor de servicios de Internet (cuando el boom de este negocio) y entonces tres personitas (por su edad) me visitaban de manera cotidiana, eran herman@s la mayor (de la que nunca supe su nombre) estaba en esa etapa de la pubertad en que se es inquiet@ y se busca en donde se puede respuestas.
El Internet parecía ser para ella un buen lugar, de hecho yo observaba un comportamiento atípico (en estricto sentido de la normalidad matemática) prefería siempre la computadora más alejada y a la que sólo de manera intencionada se podía tener acceso visual de mi parte (aunque en general evitaba incomodar a mis clientes)
Ella inició un cambio en su manera de vestir, traje sastre con corbata, cosa que en principio hasta parecería aceptable si se sabe que empezó a trabajar e incluso si se considera la posibilidad de “pasar” desapercibida ante la vorágine de hombres de su edad y de otras edades)
Ella desapareció de manera súbita, cosa también normal considerando su edad y los promedios en que los jóvenes mexicanos hacen vida en pareja y se alejan de los padres.
Sin embargo, un día después de algún par de años apareció Manuel (así dijo llamarse) y tras sentarse en una de las máquinas del negocio descubrí que era la misma mujercita que dos años antes había desaparecido de manera inesperada.
Sin mayor comentario a pesar de que ya para entonces Luis su hermano era parte de mis clientes, él nunca ocultó que le encantaba parecer mujer (16 años quizá) blusa (en lugar de camisa) abierta y pantalón muy pegado, anteojos rosas e incluso perfume en lugar de fragancia.
Luis pronto, en tan solo unos meses dejó de ser Luis (a pesar de que nunca supe su nueva personalidad) simplemente se fue.
Danny la más pequeña una niña hermosa bien formada (aunque de senos pequeños) era bronca siempre inconforme buscaba contenidos científicos, pedía apoyo cuando consideraba que era importante llegara a lo que necesitaba y no lo lograba de manera propia.
Danny en más de una ocasión llegó acompañada por jóvenes (varones) con quienes intercambiaba fluidos bucales de manera regular.
Entonces tenía un ayudante (ya grande el señor) que me decía es toda una barby (espero que así se escriba) mírala tan bien vestida tan arregladita siempre tan guapa y tan agradable.
Yo sólo movía la cabeza y le hacía notar actitudes y mecanismos de defensa que Danny externaba, era introvertida y huraña, no permitía que se le acercaran y de manera mecánica atacaba a quien ella consideraba le estaba agrediendo.
Danny poco a poco cambió dejó de maquillarse y pintarse las uñas, en lugar de sostén usaba corpiños constringentes, dejó la blusa para primero aparecen con playera y después con camisa y corbata, Danny se convirtió en hombre, un hombre de bien que hoy administra una cafetería de mucho nombre con varias sucursales.
Danny tiene pareja una mujer guapa (que ya tenía dos hijos) y como decimos Danny y yo en confianza los niñ@s son parte del trato y por lo tanto son suyos.
Danny dedica todo el tiempo que puede a su relación y sus hijos, yo creo que es un buen padre y una pareja envidiable.
La madre de los tres personajes (una mujer como de 50 años) alcohólica a la que no se le permite salir de su casa, pues se pierde (en todos los sentidos) reconoce que nunca tuvo valor para hacer lo que quería, que su familia la obligó a casarse cuando cumplió los 26 años.
El padre de ell@s, reconoce con mucha amargura “dios me dio un hombre y dos niñas y ahora tengo una vieja (nótese el rencor) y dos hombres” no se resigna, es más a Luis simplemente lo desprecia, casi lo escupe en la cara cada vez que se aparece por el rumbo (por cierto cada vez es menos frecuente su visita)
Luis Manuel (irónicamente es su nombre) ingeniero (es su profesión) voltea al cielo y se pregunta ¿qué hice mal? NO entiende que hizo lo que tenía que hacer y que simplemente sus hij@s siguieron el camino que la naturaleza les tenía deparado.
Espero que este relato les haga entender que el homosexualismo no es un “problema” o una “enfermedad”
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