Ya tomo posesión el señor Jaime Heliódoro Rodríguez Calderón conocido como "El Bronco"
(aunque también algunos de dicen "Botas") que fue miembro
del sector campesino del PRI con cargos legislativos locales y federales y la
experiencia de una presidencia municipal de García, en donde sufrió dos
atentados contra su vida por parte de miembros de una organización criminal, aunque
en realidad desde sus primeras incursiones en la CNC se le conoció un franco
acercamiento con líderes del cartel del golfo y los “atentados”
parecen haberse cometido por el grupo rival.
El señor Bronco es hechura de Alfonso
Martínez Domínguez, que en 1971 fue “defenestrado” por Luis Echeverría como Regente defeño y
acusado (mediáticamente) de haber ordenado el famoso halconazo del 10 de junio
de ese año.
El Bronco, para mostrar la “nueva”
forma de hacer gobierno, primero realizó una cabalgata, para legar al Congreso
local y después “retiró” la silla imperial del gobernador, no sé porque me
acordé del burro que “gobernó” México hace unas cuantas administraciones.
Acciones mediáticas, sin mayor
sentido que llenar los espacios periodísticos, que están muy lejos de dar
sentido alguno a lo que verdaderamente buscó la población neolonesa al
designarlo Gobernador, así inició la “nueva época” de un estado; después
anunció parte de su gabinete, en donde sólo puedo destacar la presencia de Esthela Gutiérrez Garza, como Secretaria de Educación, pues
ella fue directora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UANL y ex
candidata a la Rectoría de esa institución.
El “equipo” es parte (incluida la
susodicha) de la clase política local, es más, sólo como muestra baste destacar
que el ex gobernador Fernando Elizondo
será propuesto al Congreso del Estado como Coordinador Ejecutivo del Gabinete,
así como Salinas tuvo a su Córdoba, Rodríguez Calderón tendrá a su Elizondo.
Nuevo León pasará a
formar parte del anecdotario nacional pues Rodríguez
colocó a la silla que ocupó Medina
un letrero con la leyenda: "Peligro... no sentarse. Esta silla enferma
de poder y egolatría", como si fuera la silla la culpable de la
estupidez, pero mostrando de manera muy cruda el nivel de esta última en el
flamante gobernador.
Esperar un verdadero cambio en las formas, en
los estilos o hasta en los procesos locales es una cosa verdaderamente
impensable, ya con los solos estilos “innovadores” mostrados en la toma de
posesión puede definirse el “cambio”
Una estructura administrativa que ha
funcionado para priistas y panistas, un dispositivo “aceitado” por muy altos
niveles de contubernio y componendas entre los grupos económicamente dominantes
y los administradores; un arreglo que ha dado lugar de manera ancestral y
sistemática al encubrimiento de los grandes criminales que ahí (en ese
territorio) están asentados desde hace muchos años y la “autoridad” lejos de actuar
contra ellos, los protege y hasta los alienta.
Nuevo León y específicamente la Zona
Metropolitana de Monterrey, desde hace más de 30 años se convirtió en un
santuario, en un espacio de protección, Ahí y en la
franja que va desde esa megalópolis y que llega hasta Galeana y colinda en
Juárez, es más hasta Hidalgo (ambos en Tamaulipas) no hay capacidad
institucional alguna de control, hay (por el contrario) una inmensa incapacidad.
Ahí,
los casineros,
señores al servicio del lavado de recursos provenientes de actividades
ilegales, han coptado gobiernos, han asumido el control administrativo de
municipios y han puesto en serios predicamentos a las administraciones
estatales.
Ese “nuevo”
estilo de gobierno, que tanto escozor causa a la administración federal, ese “populismo”
que se ha convertido ahora en el famoso lobo de pepito y que a diario nos
repiten lo malo que es, sólo puede llevar a un desenlace, el desastre.
Inicia
una nueva época, pero no auguro un cambio.
SALUD
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