Hoy al inaugurar un hospital regional en Apatzingán el señor
Peña Nieto, nos hace saber que según CONEVAL “la
población con carencia de acceso a servicios de salud se redujo en un casi 14
por ciento” (así) luego dice que eso significa que 3.5 millones de
mexicanos accedieron a esos servicios en dos años, lo que significaría por una
simple regla de tres que todavía le faltan 25 millones de mexicanos y que a ese
paso (sin considerar las dificultades de las poblaciones más marginadas) tardaríamos
un poco más de 14 años para lograr que TODOS los mexicanos tuvieran acceso a la
salud.
Luego nos dice: “A veces no se logra dar justa dimensión a
lo que cada una de estas obras significa en la mejora de la calidad de vida de
los habitantes de una región; pareciera que fuera ya parte de algo ordinario y común
el estar entregando obras” sólo para decirle al respecto que para ellos
parecería algo así, para la sociedad en realidad no lo es, puesto que sabemos
del oneroso gasto que ello representa, pero además porque ni es tan ordinario y
más bien es sólo de relumbrón, de presencia en medios, de apariencia y hasta de
promoción personal, como es el caso, en el que todo el gabinetazo local (priista
por supuesto) estuvo presente, antes de su salida y relevo por parte de Silvano
Aureoles y “divina” compañía.
El mismo Peña, dice que con esta obra se cumplen 200 de los
250 compromisos comprometidos hace un año “para realmente reestablecer el orden
la
tranquilidad de Michoacán” (así) pues parece que cuatro quintas partes
de lo que “comprometió” no han servido para gran cosa pues Michoacán sigue
en guerra y los michoacanos no han recuperado ni parte de su tranquilidad.
En seguida y ya olvidándose de Michoacán, les recetó a los
presentes una serie de “avances” en materia de la Cruzada Contra el Hambre y
acaba diciendo que también según el CONEVAL: “de ese 100 por ciento de la
población que contaba, o que estaba en esta condición de pobreza alimentaria,
seis de 10 personas, es decir, 60 por ciento, lograron superar esta condición”
cifras alegres o del CONEVAL o del señor Peña, pero cifras alegres, de los
siete millones de mexicanos que reconoce la Cruzada
Contra el Hambre como población objetivo, hoy hay una población objetivo de
8.4 millones (20% más que al inicio de la famosa cruzada)
Los mexicanos no estamos mejor que en 2012, es más no
estamos mejor que en 1994, es más con cierto grado de certeza y según los
instrumentos de medición, seguramente tampoco estamos mejor que en 1976; los
salarios se han deteriorado de manera alarmante, el poder adquisitivo es apenas
una fracción de lo que era en 1980; los niveles de empleo (pece al engañoso
sistema de medición) hoy son mayoritariamente informales o ilegales (casi el
60% de la economía lo es); cuatro de cada cinco mexicanos mayores de 50 años no
tienen asegurada una pensión digna y a como van las cosas cuatro de cada cinco
mexicanos en general no la tienen; los nubarrones económicos internacionales no
dejan ver la posibilidad de una mejora inmediata e incluso mediata; 60 por
ciento de los empleos “creados” durante esta administración pagan menos que los
promedios nacionales y las actividades primarias nacionales simplemente han
estado “olvidadas” desde hace 30 años.
Ya instancias internacionales y nacionales establecen que en
el mejor de los casos, la economía mexicana estará creciendo un promedio de
2.1% durante todo el sexenio.
Las cuentas alegres del señor Peña Nieto, sólo alcanzan para endulzar los oídos de un grupito de
socios y amigos que siguen haciendo negocio con la construcción y la
inauguración de un hospital regional en Apatzingán es parte de lo que el
gobierno le debe a los mexicanos desde hace más de 50 años.
Los mexicanos dimensionamos de manera adecuada cada cosa que
pasa en México y sabemos que la
Casa Blanca de la gaviota, es una afrenta; sabemos que la ineficacia del
señor Videgaray y su “presupuesto
base cero” son una estupidez, los mexicanos seguimos esperando los
crecimientos económicos prometidos; un México sin violencia sólo existe en la
cabeza hueca de Osorio Chong y el
México de apego a la legalidad es otro de los “mitos geniales”
La economía que olvida su dimensión social acaba siendo un instrumento que beneficia a unos pocos gracias al sufrimiento de muchos y dedicarse a promover su imagen no hace un mejor país, es más hace un país más desigual y lo evidencia.
La economía que olvida su dimensión social acaba siendo un instrumento que beneficia a unos pocos gracias al sufrimiento de muchos y dedicarse a promover su imagen no hace un mejor país, es más hace un país más desigual y lo evidencia.
SALUD
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