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19 de noviembre de 1997
Introducción
El Partido
Acción Nacional se ha convertido en una opción electoral real, que puede
considerarse un actor político aspirante a la primera magistratura, en el
proceso electoral federal del año 2000.
A partir de
las experiencias de gobierno y considerando sus posibilidades reales, los
diferentes grupos[1] al interior de ese partido
político, han iniciado su estrategia previa al proceso de selección interna de
candidato a la Presidencia de la República.
Incluso, Vicente Fox en una bravuconada, lanzó su
precandidatura para ese cargo señalando que la sociedad esta harta de los
tapados e invitando a los otros aspirantes del PAN y de los otros
partidos a iniciar la contienda de cara a la nueva realidad política nacional[2]
Por otra
parte, la experiencia administrativa y la necesidad de hacer gobierno, han
ahondado las diferencias entre dos grupos (los filósofos políticos que tienen
coptado el CEN y los operadores administrativos).
A partir del
discurso de los actores panistas se distingue una verdadera crisis interna que
puede desembocar en una nueva fractura al interior de ese partido político, de
hecho se sabe que el pasado 22 de octubre, en reunión cumbre del CEN Felipe Calderón Hinojosa, hizo
referencia al tema y manifestó la necesidad de revisar la posición asumida por Fox.
Esta batalla
que se recrudece con una presencia indefinida (o una tercera fuerza) en la
Cámara de Diputados y con la alternancia entre el fortalecimiento y desgaste de
presencias (como el caso de Alberto
Cárdenas Jiménez), dificulta la lectura política respecto de las posiciones
de cada uno de los actores.
Las
declaraciones públicas de algunos de sus distinguidos miembros, parecen contradecir
en los hechos, la propuesta política de ese partido y, de alguna manera parecen
revertir las tendencias de voto.
Ahora que
lograron el poder, con un partido que gobierna a uno de cada cuatro mexicanos,
que tuvo a su cargo la procuración de justicia en el país, que tiene seis
gobernadores y gobernantes en algunas de las principales ciudades del país como
Guadalajara, León, Tijuana, Veracruz , Mérida, Monterrey y Puebla.
Ahora, la
discusión respecto de la ideología partidista, quedó atrás pues las izquierdas
y las derechas dejaron de lado los enfrentamientos, las diferencias incluso, la
antigua división entre gradualistas y radicales se ha borrado.
Quedan pues
dirigentes con proyectos políticos propios y personales, apoyados por grupos
compactos que no superan a la docena de miembros, todos reunidos por un
objetivo común: ganar la Presidencia de la República en el año 2000 y por ende
mantener el crecimiento electoral sostenido que han tenido desde 1989.
Las
diferencias estriban en lo fundamental, en matices respecto a la aplicación de
la línea, aquellos que proponen mayor rigidez y otros flexibilidad o bien
quienes suponen radicalidad, con los que estiman necesario una política
gradual, entre estos últimos se encontrarían Carlos Castillo y Diego Fernández
de Cevallos, así como la mayoría de los viejos militantes acostumbrados a
recordar que llevan más de 50 años en la lucha por la democracia.
Entre los
radicales se encontrarían militantes de reciente ingreso, encabezados por Vicente Fox, que surge a raíz de la
incorporación de Manuel J. Clouthier
a ese partido, en 1987, un grupo de panistas recién incorporados, inician un
fuerte movimiento, que intenta quitar la imagen panista de partido de élite,
para ello, incorporaron corrientes de opinión divergentes del panismo
tradicional, como es el caso de movimientos sindicales de avanzada y corrientes
de pensamiento empresarial medio.
Fox,
una energía desequilibradora
Así, el
pragmatismo que se impone desde la firma del documento Compromiso Nacional por la
Legitimidad y la Democracia, que en noviembre de 1988, legitimó la
victoria de Carlos Salinas de Gortari,
por parte de Luis H. Alvarez y Abel Vicencio Tovar, abre un abismo
entre tres corrientes al interior del PAN.
La figura de Vicente Fox bien identificado como
cluthierista, genera un conflicto interno, pues en la misma línea de
pensamiento, Fox continúa (a partir
de un discurso fresco y muy indiferenciado respecto del viejo lenguaje político
priísta) la incorporación de amplias capas poblacionales al partido
blanquiazul.
La
flexibilización de las posturas panistas, se le observa más cercana al PRI,
pero sin los vicios existentes en ese partido (cuando menos eso es lo que hace
pensar).
La corriente
por él encabezada, fue conocida primero como la Rebelión de los Bárbaros del
Norte, en ella se distinguían a otros panistas como Francisco Barrio Terrazas, Ernesto Ruffo Appel, Rodolfo El
Negro Eizondo Torres, Fernando
Canales Clariond y Adalberto Pelón Rosas.
Francisco Barrio Terrazas, actual Gobernador de Chihuahua, representante genuino de los
llamados Bárbaros del Norte. Se
afilió al PAN en 1983, tras un breve paso por organismos empresariales, fue
Alcalde de Ciudad Juárez y candidato a Gobernador en 1986, en aquel año
encabezó uno de los movimientos de resistencia civil más importantes, su tono
duro y radical lo cambio por un lenguaje más cercano al salinismo en 1992.
Rodolfo Elizondo Torres, empresario hijo de Jesús
Elizondo, uno de los principales impulsores del PAN en Durango, fue Alcalde
de la capital de esta entidad en 1983 y candidato a Gobernador en 1986 y 1992
egresado del Tecnológico de Monterrey.
Contemporáneo de Luis Donaldo
Colosio, compitió por la Presidencia Nacional de su partido en 1993 y
perdió, frente a Carlos Castillo,
pero contó con el respaldo de figuras como Francisco
Barrio, Vicente Fox y Fernando Canales, ex Diputado Federal
en la que formó parte de la comisión legislativa para el caso Chiapas.
Ahora se le
conoce como el Grupo de los Gobernadores y algunos agregan a esta fracción a Alberto Cárdenas Jiménez y otros más
consideran a Carlos Medina Plascencia,
como parte integral de la estrategia política de Vicente Fox.
Para ellos,
atrás quedo el partido destinado a resistir y contener al poder, para ellos
Acción Nacional hoy ejerce el poder y busca ampliar su esfera de acción, el redimensionamiento
de esa fuerza fija el horizonte en el año dos mil, para lograr la Presidencia
de la República.
Hace, desde
hoy a un lado los viejos debates y el esquema de fortalecerse con base en las
organizaciones que se consideraban ideológicamente afines, incorporando
posiciones nuevas y divergentes al pensamiento panista.
Haciendo de la
práctica administrativa un compromiso de complicidad (al más puro estilo
priísta, pero con las modernas técnicas del internet), los administradores
p nianistas, con una verdadera visión empresarial, contratan
empresas chihuahuenses para construir puentes en Tlanepantla y Guadalajara;
empresas tapatías para la elaboración de diagnósticos de viabilidad en Tuxtla
Gutiérrez; y organizaciones empresariales guanajuatenses, para apoyar proyectos
de exportación de productores de Jalisco y Chihuahua.
Dejan atrás su
creencia político partidista, sin mayor asomo y con un verdadero criterio de
rendimiento político, aprovechan el cargo para entretejer complicidades y
apoyos.
En estas
complicidades han involucrado a la vieja corriente conservadora, que se
encuentra ligada a organizaciones o fracciones de derecha, de carácter
integrista.
Distinguiéndose
a Alfredo Ling Altamirano[3] que en marzo de
1993, quedó a sólo una docena de votos de ganar la Presidencia Nacional de este
partido. Al mismo conglomerado de
militantes y dirigentes que hasta hace muy poco tiempo se encontraba huérfano,
perdido y en peligro de extinción.
El operador de
esta interesante mezcla ha sido, Carlos
Medina Plascencia, egresado del
Tecnológico de Monterrey, católico conservador, que en sus juventudes fue
cercano a organizaciones como el Movimiento
Familiar Cristiano, en donde conoció a algunos de los viejos panistas
(especialmente a Ling Altamirano)
Medina, siendo
Gobernador de Guanajuato, mantiene una estrecha relación con la Iglesia
católica local y aún en la actualidad se considera como precandidato a la
Presidencia de la República en el año 2000, por parte del PAN.
Otro
distinguido miembro panista interesado y promotor del proyecto, es Cecilia Romero Castillo: Ex Secretaria
General del CEN del PAN durante la gestión de Luis H. Álvarez y Vice
Coordinadora Parlamentaria en la anterior legislatura, ocupa un lugar destacado
en la Representación de ese partido en el DF (con Altamirano Dimas), además se distingue por su activa participación
en Desarrollo Humano Integral y Acción
Ciudadana (DHIAC). Fue dirigente de
la Asociación Cívica Femenina Integrista,
participó incluso en los mítines que se realizaron frente al Museo de Arte
Moderno al inicio de los ochenta, para protestar en contra de obras plásticas
que atentaban contra la moral.
En el grupo,
se distingue también a Cesar Coll
Carabias, miembro de DHIAC y actual Presidente Municipal saliente de
Guadalajara.
Finalmente, un
importante enlace de los grupos ha sido Ernesto
Ruffo (primer Gobernador del PAN y ex alcalde en Ensenada), que ha sido un
promotor incansable de la idea de formar un grupo panista alternativo, para
ello ha impulsado la formación de la Asociación
Nacional de Municipios, que intenta el fortalecimiento del federalismo e
integra a los alcaldes panistas en un grupo bien definido en favor de esta
nueva corriente de administradores panistas.
Felipe
Calderón, la figura que crece
Desde la
llegada de Carlos Castillo Peraza a
la presidencia del CEN del PAN, se observó al presencia de una línea
conciliadora a la cabeza del mismo, este grupo se distingue por su inusual
acercamiento a la clase económica, con propuestas de corte fascistoide, basadas
en el libre mercado y fuerzas de control económico
Felipe Calderón Hinojosa, representa la continuidad del programa de acción, fue el creador
y es el operador.
Calderón Hinojosa:
Hijo de Luis Calderón, historiador
oficial del PAN se formó políticamente con Carlos
Castillo en el Instituto de Capacitación de su partido, ex dirigente
juvenil, campeón nacional de oratoria, fue Diputado federal y Asambleísta y
pertenece a una familia de panistas. Es
uno de los colaboradores más cercanos de Castillo
Peraza en la dirigencia nacional y fue designado por este su Secretario
General, duro en su trato con el gobierno federal o con el PRD, es responsable
de la modernización de la estructura panista y de encarar los conflictos
internos que vive esta organización.
Por su
carácter, y presencia en la dirigencia de Comité Ejecutivo Nacional, ha sido
cuestionada por viejos dirigentes como el propio Luis H. Álvarez.
Al interior
del PAN, se les conoció primero como los solidaristas, actualmente
se les denomina los filósofos, por su cercanía con Carlos Castillo Peraza (filósofo de profesión).
El ex
dirigente nacional y quienes ocupan algunos de los cargos centrales de la
dirigencia, formados en él y continuistas de la línea llegada a
ese partido a partir de 1978, resultan ser una interesante clase de políticos
intermedios, acostumbrados al uso del chantaje para lograr prebendas.
En este grupo,
se distinguen entre otros a Felipe
Calderón, ex Secretario General y actual Presidente Nacional del PAN; Margarita Zavala, esposa de Calderón Hinojosa, ex Diputada Federal
y ex Asambleísta; Luis Correa Mena,
ex candidato a gobernador en Yucatán; Juan
Estrada, Director de la Fundación
Rafael Preciado Hernández y Jesús
Galván, miembro del Comité Ejecutivo Nacional desde hace siete años, todos
ellos egresados del Instituto de
Capacitación que el PAN tuvo en los setenta y que dirigió el propio Castillo Peraza.
Quienes se
encuentran cerca de éste equipo, consideran que la cabeza tras bambalinas es Ricardo García Cervantes, ex
coordinador parlamentario y a quien ya mencionan como un viable sucesor del
actual Presidente Nacional.
Ricardo García Cervantes, es originario de Torreón, Coah. (en donde por cierto hay
elecciones locales en 1998), se formó en la Corporación de Estudiantes
Mexicanos, se integró al equipo de colaboradores de Ernesto Ruffo, cuando este fue gobernador de Baja California, en
donde fungió como Subsecretario de Gobierno, convirtiéndose en operador
político de ese gobierno, en donde además se distinguió por su forma
conciliadora pero firme, en contra de los viejos panistas y los grupos de poder
local.
En la campaña
electoral federal de 1994, fue Coordinador de la Defensa del Voto, logrando la
Diputación Federal por Baja California, suplió en diciembre de 1994 a Antonio Lozano, como Coordinador
Parlamentario y paralelamente es uno de los responsables del Programa de Redimensionamiento
de su partido, es hoy una de las piezas claves del PAN.
Otros lo
consideran un híbrido entre el grupo de los filósofos y los dieguistas,
con intereses propios y un grupo de trabajo importante que ve por su propio
desarrollo.
Se sabe de su
estrecha relación con Juan Antonio
García Villa, también coahuilense con fuertes posibilidades de ser el candidato
de este partido a la gubernatura en el próximo proceso electoral local.
Diego,
una personalidad
La historia
reciente del PAN, no se entiende sin la presencia de Diego Fernández de Cevallos y los denominados dieguistas, es decir,
cercanos colaboradores de Diego, ex candidato presidencial.
Ejemplos de
este grupo son Fernando Gómez Mont,
ex Diputado Federal; Antonio Lozano
Gracia, ex Procurador General de la República, hasta hace unos meses,
estrecho colaborador de Diego, ahora influyente Secretario General del PAN y José Luis Durán, ex Jefe de Campaña del
propio Fernández de Cevallos y actual Presidente Municipal de Naucalpan.
Diego Fernández de Cevallos, hijo de uno de los fundadores de este partido, José Fernández de Cevallos, fue
candidato presidencial en 1994, tras un sexenio en el que fue pieza clave de
las negociaciones del PAN, con el Gobierno Federal, fue coordinador
parlamentario entre 1991 y 1993, distanciado de Carlos Castillo Peraza con quién lo separan diferencias ideológicas
y personales.
Es uno de los
panistas con mayor peso político sin embargo, no tiene un amplio grupo de
dirigentes a su alrededor, su candidatura presidencial incluso fue promovida
por un grupo de diputados federales que coincidieron con él, en la legislatura,
todos ellos dirigentes medios.
De Diego Fernández de Cevallos se dice que
cayo en las tentaciones de las Concertacesiones (especialmente en los terrenos
de Punta Diamante), apenas unos meses antes de que aceptara la candidatura
presidencial bajo la cabalística insinuación de ¿y usted, Diego, por qué no?,
hecha en Los Pinos, en donde se convirtió en asiduo huésped.
Antonio Lozano Gracia,
primer Procurador General de la República que milita en un partido diferente al
PRI, fue antes enlace formal entre su partido y las autoridades federales,
representó al panismo en el Instituto Federal Electoral y fue Coordinador
Parlamentario en la última legislatura, muy cercano a Diego, con él se inició en la política y la abogacía, tenía hasta
su designación como titular de la PGR, un despacho de abogados con Hirám Escudero, a quién designó
Subprocurador General y que dejó ese cargo junto con él.
Actualmente
conserva el coto de poder dieguista en el CEN, siendo el Secretario General del
mismo.
Diego y los dieguistas
son un grupo acostumbrado al trato y roce político de altas esferas, abogados
acostumbrados a no distinguir entre la esfera privada y la pública, que han
mezclado los negocios, el placer y algunas actividades poco claras.
Cuentan con
importantes contactos en las esferas encargadas de la procuración y
administración de justicia, son considerados especialistas en casos turbios y
logran resultados en base a imprecisiones de la ley.
La
Presidencia de la República, un suculento pastel
En la elección
del candidato presidencial, en noviembre de 1993, los radicales se agruparon no
alrededor de uno sino de dos precandidatos, Javier Livas y Adalberto Pelón Rosas, proponían entonces el
aceleramiento de la línea política, se enfrentaron al mejor representante del
gradualismo y la negociación, Diego
Fernández de Cevallos y fueron derrotados, pese a todo obtuvieron el
respaldo de uno de cada tres militantes.
Quienes
apoyaron a Livas y Rosas, no fueron los mismos que seis
meses antes se opusieron a la elección de Carlos
Castillo Peraza, también definido como gradualista, en la elección de
dirigente nacional, Fernández de
Cevallos, por ejemplo, se opuso a la elección del yucateco.
En el proceso
(ya iniciado) hacia la selección de candidato presidencial en el 2000, se
observan tres grandes grupos[4],
en donde si son importantes los aspectos doctrinarios
Es decir, frente a la definición de la línea política hacia el
exterior y las relaciones con el gobierno, los grupos o tendencias se conforman
sobre la base de posiciones políticas más generales, en el caso de las
elecciones internas, las tendencias se agrupan por simpatías personales y
definiciones doctrinarias, antes que diferencias políticas generales.
En tal
sentido, desde ahora se observa un desgaste político de las principales figuras
políticas de ese instituto político.
Se observa un
evidente movimiento de fuerzas y grupos, en el que lejos de manifestarse la
vieja mística política que caracterizó a los militantes, se ven claros signos
de lucha e incluso evidentes movimientos de ataque contra los grupos
contrarios.
En ese
contexto, pueden ser analizados los aparentes avances y retrocesos de las
cabezas de cada grupo.
De ahí la
posibilidad de enfrentarlos con relativa facilidad.
[1]Algunos analistas políticos consideran la existencia de dos
grupos internos en el PAN (estableciendo a Carlos
Castillo Peraza como cabeza de uno que tiene coptado los puestos del CEN y
algunos comités directivos estatales, al cual denominan de los filósofos
o neopanistas;
siendo el segundo el denominado Grupo de los Gobernadores, en donde
se observa a Ernesto Ruffo como
cabeza) . Otros hablan de tres, sumando
a los anteriores a una corriente intermedia que estaría lidereada por Diego Fernández de Cevallos.
[2] Quizá este insólito escenario al interior
del PAN, ha apresurado el proceso de descomposición que vive la que hasta antes
del proceso federal electoral del 6 de julio pasado era la segunda fuerza
política nacional.
[3] Ling
conformó un equipo de panistas, en su mayoría provenientes de agrupaciones como
la Asociación Nacional Cívica Femenina,
el Instituto de Proposiciones
Estratégicas de Coparmex y el Centro
de Estudios Económicos del Sector Privado, el Opus Dei y Agrupaciones
Juveniles Católicas, entre ellos estuvo Carlos Medina (ex gobernador de Guanajuato y actual Coordinador de
la fracción panista en la Cámara de Diputados), así como dirigentes y
militantes del centro y norte del país, como el potosino Francisco Salazar (ex candidato a la gubernatura de San Luis
Potosí) y el chihuahuense Jorge Manzanera.
[4] Que encabezados por figuras cuentan con
apoyos en las bases, pero sobre todo, con una línea política diferenciada. Así, el Grupo de los Gobernadores parece
regresar a las raíces de Acción Nacional, con una filosofía integraciionista,
que ve desde la administración una forma de sacar ventaja. Los Filósofos, marcan la línea del tendencial
continuismo. Los Dieguistas, observan en
la política un campo fértil para mantener sus posiciones.
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