Allá en uno de los 570 municipios de mi tierra querida, tierra,
en unos de los más de 400 de usos y costumbres, en uno en donde más de 90% de
su población es hablante de legua indígena; enclavado en lo más alto de la
sierra norte de Oaxaca, allá llegaron las cámaras y un grupito de jóvenes
(actores) para filmar un comercial de una nueva campaña de ese refresco
(reconozco que no lo vi y ni siquiera se de qué se trata), una campaña que al
parecer está hermanada con la Fundación Teletón y que hace referencia a #AbreTuCorazón.
Ya parece que la CONAPRED realzó un pronunciamiento
respecto de lo “inadecuado” del promocional y la casa comercial lo retiró de
donde estaba siendo difundido; también parece que los habitantes de los pueblos
indígenas de Oaxaca (que por cierto son muchos y muy diversos) se unieron para
dar una respuesta digna a esa casa comercial.
Esas comunidades indígenas, olvidadas por siglos,
ignoradas desde hace más de 100 años por sus autoridades y por todo el aparato
de gobierno mexicano, son simplemente usados como escenografía cuando se
requiere una imagen que proporcione presencia a un producto comercial
(incluidos los candidatos a diferentes puestos de elección popular local y
federal), a ellas desde hace 50 años han llegado todo tipo de faunas para “tomarse
la foto” y colocarla en los medios de “difusión”
En 1969 el señor Echeverría
(como candidato presidencial) recorrió parte de las comunidades indígenas de Oaxaca,
con un menú de promesas; en 2012 el señor Peña regresó a algunas de ellas,
incluso inició su campaña en una del estado de Guerrero, con el mismo menú de
promesas (ahora firmadas ante notario público) pero en casi cincuenta años, las
condiciones de vida de nuestras comunidades indígenas no han mejorado
significativamente.
Apenas ayer el señor Peña repitió la siguiente alocución:
“todas,
todas las determinaciones que asumo como presidente de la república, tienen el
único propósito de servir a México y a los mexicanos” lo hizo en un
escenario perfectamente bien seleccionado y dijo lo mismo que he escuchado
desde hace más de 50 años, esas mismas palabras las dijo Gustavo Díaz Ordaz para hacer frente al embate de las críticas por
la matanza de jóvenes estudiantes en Tlatelolco; las repitió José López Portillo en su último informe
de gobierno, en relación a la deuda con los pobres.
Son parte de un catálogo de frases que los publicistas
que le hacen los discursos al titular del ejecutivo federal retoman de vez en
vez, para transmitir la “frustración” del personaje a una
población verdaderamente enojada por la incapacidad que ha demostrado, en la
teoría psicológica se denomina transmisión de sentimientos y emociones.
El personaje en realidad no está en constricción, sólo
juega el papel (como actor de telenovela) de mártir de la adversidad y se lo
comunica a los escuchas para que estos se sientan identificados con él.
En ese escenario había una indumentaria indígena
(marginal) y dos personas con rasgos indígenas; siempre como parte de la “pluralidad”
de nuestra tierra; en un entorno de adversidad, los que más la resienten son precisamente
nuestros pueblos originarios
La campaña #AbreTuCorazón es parte del Teletón 2015 y
está enmarcada en una intención de “acercamiento” a las comunidades
indígenas, como parte de una comunicación efectiva de visibilización de su
rezago y nuestra “obligación” de atraerlos a mejores estándares de vida.
Pero las comunidades indígenas que han sobrevivido no a
30 años de neoliberalismo, no a 80 años de gobiernos autoritarios y corruptos,
no a 200 años de sometimiento y explotación; sino a una vida en absoluto
abandono gubernamental, pueden, son capaces de llevar con dignidad su carga.
No necesitan nuestra compasión y menos la lástima de sus
autoridades; requieren simple y llanamente atención inmediata, la atención que
con claridad manifiestan en su cotracomercial.
Requieren acceso a Educación, Salud, Trabajo, oportunidades
comerciales, gobiernos dignos; no que un puñado de jovenzuelos (contratados or
una casa comercial) les pongan un árbol de navidad en su plaza pública.
Los mexicanos todos merecemos mejores administradores que
los que repiten una frase de hace cincuenta años para decirnos: “no
puedo hacer más” pues si no pueden que agarren sus cositas y se vallan
a donde alguien les crea.
No se trata de abrir el corazón, se trata de cumplir con lo que prometieron firmado o no y ya.
SALUD
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