jueves, 24 de diciembre de 2015

El problema no es su preferencia sexual

Ya desde hace tiempo, se han publicado de manera formal, versiones respecto de la homosexualidad de algunos de los políticos de las administraciones federal y locales, en general los “análisis” se quedan en señalamientos muy poco útiles para el entendimiento del fenómeno que en realidad trasciende lo privado y afecta lo público.

En la época del desencarnado priismo, la “información” era tratada de manera discrecional por parte de los “administradores”, se hacían expedientes que mostraban las “debilidades” de cada uno de los funcionarios, ahí se encontraban datos que podían horrorizar a la mayoría de los mexicanos como cuentas bancarias, propiedades, amantes (de uno y otro sexo), relaciones personales y familiares y hasta vicios, tolerancias o comunicaciones privadas de los principales personajes, de los personajes de interés para ciertas personas.

Había una dirección general en Segob que estaba facultada por ley, para recabar, resguardar, procesar y analizar los documentos de todos los candidatos a puestos de elección popular, de todos los funcionarios públicos desde jefe de departamento y de todos los miembros del poder judicial desde juez de circuito.

No es casual que durante más de 50 años el candidato del partidazo único de México fuese el titular de esa dependencia del ejecutivo federal, no es casual que personajes como Luis Echeverría o Gustavo Díaz Ordaz hubieran concentrado los niveles de poder omnipotente que tuvieron.

En “La Herencia” de Castañeda hay innumerables menciones a esa concentración de poder y los “sutiles” mecanismos de cernido que el sistema político priista mantuvo durante los años de control absoluto del poder político en México; ahí también se hace mención de manera clara al caso de Miguel de la Madrid y el séquito de personajes con una clara preferencia homosexual (sólo es necesario leer entre líneas), cabe aclarar que esos protagonistas no sólo son de sexo masculino.

Desde las primeras obras de Loret de Mola (el bueno) hay claras referencias a las conductas homosexuales de algunos de los protagonistas de la política nacional; en el “destape” de Carlos Salinasapareció” un panfleto (libelo fue el término usado por los administradores de justicia) que narraba (hacía pública) un pasaje de la historia de los hermanos Salinas en un homicidio contra una persona del servicio de la casa, ahí se dejaba entrever las inclinaciones sexuales del mismo Carlos Salinas y algunos de sus más cercanos.

Como puede verse, el problema no es la orientación de su preferencia sexual, sino el uso faccioso que a esa información se le daba (y se le sigue dando) pues además de ser un mecanismo de extorsión, funcionó durante muchos años como un componente más del sistema político nacional, para constreñir las libertades de los funcionarios, para cancelar las posibilidades de crecimiento personal e incluso para limitar su desarrollo profesional.

Así pues, una libertad del ser humano, era y es usada en su contra ante la incapacidad de ese ser humano de manifestarla de manera pública, de crecer con ella, de expresarla como parte de sus características personales como su capacidad para transmitir ideas o su facilidad para solucionar problemas; al principio de la actual administración federal realice una referencia al caso de Manuel Mondragón y Rosario Robles al respecto de las “debilidades” que en ese y otros flancos muestran para sus patrones.

El mismo Loret, ahora en un nuevo volumen llamado Los escándalos, vuelve sobre el tema y desmenuza los “lazos” que ahora se tejen en el entramado del poder ejecutivo federal y estatal y de la “perversidad” que eso significa; yo por el contrario considero que la sexualidad (o asexualidad como en el caso del señor Fox) no debieran de ser un tema, lo que debiera serlo es la no aceptación pública de esa preferencia y el disfrute pleno de la misma, así como de la actividad pública que realiza.

Pero la sociedad mexicana, pese a sus “avances” en materia de derechos de esas minorías: ¿está preparada para aceptarlo?

Hay tantos vicios públicos, en los personajes de la administración pública de todos los niveles y ámbitos que debemos repudiar, que la manifestación de la sexualidad de las y los funcionarios no debiera ser tema, pero…

SALUD

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