Ya desde hace tiempo, se han publicado de manera formal,
versiones respecto de la homosexualidad de algunos de los políticos de las
administraciones federal y locales, en general los “análisis” se quedan en señalamientos
muy poco útiles para el entendimiento del fenómeno que en realidad trasciende
lo privado y afecta lo público.
En la época del desencarnado priismo, la “información”
era tratada de manera discrecional por parte de los “administradores”, se
hacían expedientes que mostraban las “debilidades” de cada uno de los
funcionarios, ahí se encontraban datos que podían horrorizar a la mayoría de
los mexicanos como cuentas bancarias, propiedades, amantes (de uno y otro
sexo), relaciones personales y familiares y hasta vicios, tolerancias o
comunicaciones privadas de los principales personajes, de los personajes de
interés para ciertas personas.
Había una dirección general en Segob que estaba facultada por
ley, para recabar, resguardar, procesar y analizar los documentos de todos los
candidatos a puestos de elección popular, de todos los funcionarios públicos desde
jefe de departamento y de todos los miembros del poder judicial desde juez de
circuito.
No es casual que durante más de 50 años el candidato del
partidazo único de México fuese el titular de esa dependencia del ejecutivo
federal, no es casual que personajes como Luis
Echeverría o Gustavo Díaz Ordaz
hubieran concentrado los niveles de poder omnipotente que tuvieron.
En “La Herencia” de Castañeda
hay innumerables menciones a esa concentración de poder y los “sutiles”
mecanismos de cernido que el sistema político priista mantuvo durante los años
de control absoluto del poder político en México; ahí también se hace mención
de manera clara al caso de Miguel de la
Madrid y el séquito de personajes con una clara preferencia homosexual
(sólo es necesario leer entre líneas), cabe aclarar que esos protagonistas no
sólo son de sexo masculino.
Desde las primeras obras de Loret de Mola (el bueno) hay claras referencias a las conductas
homosexuales de algunos de los protagonistas de la política nacional; en el “destape”
de Carlos Salinas “apareció”
un panfleto (libelo fue el término usado por los administradores de justicia)
que narraba (hacía pública) un pasaje de la historia de los hermanos Salinas en
un homicidio contra una persona del servicio de la casa, ahí se dejaba entrever
las inclinaciones sexuales del mismo Carlos
Salinas y algunos de sus más cercanos.
Como puede verse, el problema no es la orientación de su preferencia
sexual, sino el uso faccioso que a esa información se le daba (y se le sigue dando)
pues además de ser un mecanismo de extorsión, funcionó durante muchos años como
un componente más del sistema político nacional, para constreñir las libertades
de los funcionarios, para cancelar las posibilidades de crecimiento personal e
incluso para limitar su desarrollo profesional.
Así pues, una libertad del ser humano, era y es usada en su
contra ante la incapacidad de ese ser humano de manifestarla de manera pública,
de crecer con ella, de expresarla como parte de sus características personales
como su capacidad para transmitir ideas o su facilidad para solucionar
problemas; al principio
de la actual administración federal realice una referencia al caso de Manuel Mondragón y Rosario Robles al respecto de las “debilidades” que en ese y
otros flancos muestran para sus patrones.
El mismo Loret,
ahora en un nuevo volumen llamado Los escándalos, vuelve sobre el tema y
desmenuza los “lazos” que ahora se tejen en el entramado del poder ejecutivo
federal y estatal y de la “perversidad” que eso significa; yo
por el contrario considero que la sexualidad (o asexualidad como en el caso del
señor Fox) no debieran de ser un
tema, lo que debiera serlo es la no aceptación pública de esa preferencia y el
disfrute pleno de la misma, así como de la actividad pública que realiza.
Pero la sociedad mexicana, pese a sus “avances” en materia de
derechos de esas minorías: ¿está preparada para aceptarlo?
Hay tantos vicios públicos, en los personajes de la administración pública de todos los niveles y ámbitos que debemos repudiar, que la
manifestación de la sexualidad de las y los funcionarios no debiera ser tema,
pero…
SALUD
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