sábado, 15 de octubre de 2016

Encuestas e “independientes”

Tratando de concatenar la encuesta de Consulta Mitofsky y la declaración conjunta (EZLN-CNI), titulada "Que retiemble en sus centros la tierra" intento leer las cifras y eculubrar, como se hacerlo.

Empecemos diciendo que según la empresa de Roy Campos, sólo 7 de cada 10 mexicanos a los que se entrevistó, dieron respuesta a la pregunta de ¿por qué partido votarías? Es decir tres de cada 10 prefirió no contestarla y que el resultado visto como cada quien quiera es:


Lo cierto es que hoy la población mexicana está fracturada en tres tercios que en conjunto son seis de cada 10 votantes y una partecita que tiene preferencia electoral marginal (por fuerzas políticas minoritarias).

Que en la geometría política (como se decía antes) está perfectamente definido el espectro desde la derecha hasta la izquierda, por lo que esa fracción (31.2%) de los votantes mexicanos que no tienen una preferencia electoral definida o que tiene una aversión a las fuerzas partidistas o que simplemente le vale madres la política y que definen su voto en función del candidato, de los candidatos y hasta de fobias o cuestiones subjetivas o personales del momento de su voto; son las que definen el resultado.

Hay en la citada encuesta dos datos de relevancia: Primero que sólo cuatro de cada 10 votantes están de acuerdo con las “alianzas” electorales y que son los simpatizantes de las fuerzas partidistas “tradicionales” (PRI, PRD, PAN) los que en cerca de seis de cada 10 “aceptan” esa práctica electoral (quizá por saber que solos no les alcanza), mientras que los que dicen que votarán por Morena sólo el 14% acepta las "alianzas", pero en TODOS los casos de alianza, la alianza vale menos (obtiene menos que por separado); Segundo, tres “imágenes” de enfrentamiento directo entre dos fuerzas partidistas (de las tres mayoritarias), en las cuales la contienda entre PRI y PAN sería para el PAN, la de PAN contra Morena sería para el PAN y la de PRI contra Morena para Morena, es decir el PAN gana las dos, Morena gana una y el PRI no gana en ninguna.

De ese tamaño es ya el descrédito del otrora “partidazo invencible” ahora veamos el tamaño del descontento contra toda la política nacional y consideremos que ese 3.3% que declara que votaría por un independiente y una fracción que puede ir desde una cuarta parte hasta cuatro quintas partes (25-80% del 31.2%), es decir desde el 11 hasta el 28% del total de los votantes pudieran ser quienes vayan a votar por candidatos independientes.

Entre mayor sea el porcentaje por candidatos “independientes” menor será la diferenciación entre las fuerzas partidistas, sólo para hacerlo gráfico me permití realizar un ejercicio estadístico en ambos extremos y distribuir de manera estadística la diferencia del voto “indeciso”.

Como puede notarse en ambos ejercicios, el voto por candidatos “independientes” afecta de manera equivalente a todas las fuerzas partidistas, lo que no es exactamente una conducta humana (es una distribución estadística, como dije)

Aun en el mejor de los escenarios se requeriría sólo la participación de un candidato “independiente” para lograr la victoria, en cualquier otro escenario (más de un candidato “independiente” o menos voto a favor de estos no hay posibilidad estadística de una victoria de ellos.

Como digo una distribución estadística nos da un primer acercamiento y nos indica que sólo un candidato “independiente” carismático, confrontativo y con capacidad (económica, logística y social) puede lograr trastocar una campaña federal.

En obviedad de espacio, de tiempo y hasta de argumentación, quisiera señalar que cualquier personaje que se presente como “independiente” afectará en mayor o menor grado a uno u otro partido político, así: en el caso de que la señora Zavala no sea candidata del PAN y decida ir como “independiente” pues partirá el voto panista; lo mismo ocurriría en el PRD si eso pasara con Mancera; en el (muy remoto caso) de que Beltrones decidiera contender (como “independiente” o por el PVEM) partiría el voto del PRI.

La presencia de una candidata “independiente” que represente los intereses del CNI (lo que eso signifique) desde mi muy particular punto de vista afecta a las estructuras partidistas corporativas (poniéndoles nombre al PRI, el PRD y al PVEM en Chiapas o al MC en Jalisco) no afectaría a las estructuras partidistas ciudadanas PAN o Morena.  Pero el margen de afectación sería marginal.

Viendo esto desde una perspectiva de “estrategia” electoral, sólo me la puedo imaginar para favorecer la candidatura del PAN, pero sigo sin considerar esa posibilidad.

SALUD

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