La oposición, ante la imposibilidad de detonar temas como
parte de la agenda nacional, parece haber desaparecido, aunque una senadora
(creo) pariente de la ex primera dama y suspirante a obtener una franquicia
partidista para contender y seguir lucrado y el presidente de Acción Nacional
parecen no desistir en su esfuerzo (muy loable aunque poco efectivo), pues la
cobertura mediática de la conferencia mañanera fija la agenda, define los temas
de conversación, establece los tópicos de la agenda nacional; resulta difícil
colocar un tema diferente en el imaginario popular.
Para los opositores ha resultado muy complicado generar un
discurso alterno, no han cohesionado o hilvanado temas (medianamente creíbles) que
trasciendan la frontera de redes sociales.
Las o los comunicadores (que no periodistas) allegados a
ese grupo opositor (por convicción o conveniencia) han ido mermando, ya sea en
la virulencia de sus comentarios e incluso en la presencia misma.
En algunos corrillos (de esos de intelectualoides medios
y muy viejos) hay opiniones encontradas respecto de lo bien o lo mal de la
administración lopezobradorista, pero en general (incluso entre los
derechosos) se considera que la distancia entre el discurso de López Obrador y la realidad es poca y
que aun y cuando sesga (a su favor) la información, comunica con claridad y
orienta (predispone) a la opinión favorable.
Así pues, los contrapesos
son cada vez menores y hay poca capacidad de aglutinamiento en torno a ideas
de comunicación concreta, eso ha impedido que los temas propuestos por
personajes, partidos u organizaciones (de esas que se denominaban de la
sociedad civil, pero vivían del erario público) brinquen a medios tradicionales.
Incluso haciendo un recuento de los comunicólogos y
medios que aun mantienes una actitud beligerante contra el presidente, puede
asegurar que han disminuido en número, frecuencia y virulencia.
Tampoco hay actores políticos filiales a la administración
de López Obrador que despunten, que
brillen con su propia luz, que se distingan de la masa, que tengan temas
propios, que hablen por ellos y para sus intereses, no observo un secretario de
estado opinando sobre temas (propios o ajenos a su cartera) de manera
independiente, no veo un legislador con una agenda propia desplazándose por los
medios de comunicación para posicionarla, no observo estructuras altas de los
partidos políticos que conformaron la coalición “juntos haremos historia” generando
corrientes de opinión en favor de algún tema preciso.
Así, la desaparición de esos personajes del escenario
mediático, permite que aparezcan nuevos “actores políticos”, que grupos de
opinión intenten picar piedra, así desde hace ya tres meses (quizá cuatro) un
grupito de “periodistas” (que seguro reciben línea) y “opinólogos” (que sólo
comunican lo que les dicen que comunicar) iniciaron con la “idea”
de cambios en el gabinete.
Desde el dignísimo López
Dóriga (directamente o a través de sus patiños como Fonseca, Garfias y Campos) hasta un desconocido como Enrique
Aranda, pasando por “odiadores” como Hiriart, Alemán, Yuriria y Pascal; iniciaron a principio de diciembre una serie de artículos “anunciado”
la salida (y por tanto llegada) de personajes en el gabinete.
Hace unos días el señor Ramos (que dice ser muy reconocido en el mundo) increpó a López Obrador al decirle: “y porque no cambia a su gabinete de
seguridad que no le ha dado buenos resultados” resultando que ahora ese
personaje evalúa y define cuales son buenos y cuáles no. Hoy parece un nuevo
entretenimiento periodístico el comunicar sus intenciones (decía un viejo
maestro comunicación aspiracional) o las de sus verdaderos patrones respecto
del gabinete administrativo que es facultad exclusiva del titular del Poder
Ejecutivo.
En respuesta (jocosa pero certera) Obrador respondió: "eso si calienta" y yo agregaría "a ver quien escupe primero"
En cuanto a seguridad, sólo para que el “señor”
Jorge Ramos se entere, desde el
principio López Obrador estableció
que no se trataba de atacar al fuego con más fuego, que la estrategia de
seguridad estaba sustentada en atender a las causas de la misma y no
se trata de matar moscas a escobazos en una cristalería, como lo hizo el
borrachín de Felipe caldeRon, tampoco se trata de ponerse de acuerdo con alguna de
las estructuras criminales (como
lo hemos hecho durante uno 20 años)
En general un año de ejercicio administrativo, sorteado con
dificultades pero sin contratiempo, un año de cambio (para los que lo quieren y
no lo quieren) que alienta la esperanza.
SALUD
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