lunes, 20 de enero de 2014

Sigue Morelos




Ya el estado de Morelos tiene antecedentes de organización social y de enfrentamiento a la autoridad ante la inacción de esta frente a la delincuencia, el abrupto que se presentó hacia finales del siglo pasado en que se vinculó (cuestión que después fue probada) a la policía estatal y su Coordinador Jesús Myazawa en la organización de secuestros, es sólo una muestra de lo que ahí pasa.

De hecho existe la leyenda urbana que es precisamente esa entidad federativa la cuna y escuela de las bandas de secuestradores que pululan en el centro y parte del sur del país, pues Vivas Unzúa, Caletri y el propio mocha orejas; tuvieron su origen ahí.

A pesar de lo que dice el que hace dos años cobraba como secretario de Gobierno y ahora lo hace como Secretario de Transporte, Jorge Messeguer Guillén en relación con lo que pasa en Michoacán: “En Morelos no veo las condiciones para eso, en Morelos veo condiciones de estabilidad, veo condiciones de paz y trabajando con la comunidad, con la gente, para poder otorgar seguridad que la gente está demandando; no veo condiciones ni remotamente parecidas a otros estados

Por cierto ese obscuro personaje que contendió y perdió la Presidencia municipal de Cuernavaca con las siglas del PRD, ahora colocó a su hijo Jordi Messeguer Gally, muy cerquita del Comsionad Estatal de Seguridad (un tal Capella) para "dar seguridad" a la capital.

Hay municipios como Tlaquiltenango, Axochiapan, Jantetelco, Ocuituco, Xochitepec, Tetecala y Jonacatepec; ya hay organizaciones de la sociedad civil que hacen funciones de seguridad pública, especialmente en comunidades con muy altos niveles de violencia y muy poca respuesta de la “autoridad

Las historias que relaté de Michoacán se repiten de manera permanente en Morelos también desde los 70, ahí el contubernio de autoridad local y federal con las organizaciones criminales es ancestral.

En Tlaquiltenango la siembra y cosecha de marihuana data de mediados del siglo pasado y su transportación y venta en Cuernavaca, Tepoztlán, Cuautla y hasta en Nezahulcoyotl e Iztapalapa son tradicionales desde los 70, con su consabida partecita para las “autoridades” morelenses y federales que simplemente la ven pasar, sin hacer nada.

La colindancia con Guerrero, en donde el crimen organizado además de las actividades propias de venta de estupefacientes, han sido diversificadas, en donde el reclutamiento de jóvenes para esas actividades resulta un atractivo para jóvenes morelenses sumidos en la pobreza y en donde las armas son parte de la vida cotidiana local, ha favorecido la concentración de armas en grupos paramilitares (pagados por los terratenientes y comerciantes locales)

Ya hay gran descontento con la actuación de Graco Ramírez, por una parte por la formación del mando único (que ahora hace más costoso el actuar de los delincuentes) y por otra parte por el “surgimiento” de grupos que “cobran” piso para permitir la acción de esos grupos delincuenciales.

Los secuestros han incrementado de manera alarmante, las acciones de extorsión a productores agropecuarios e industriales, así como a comerciantes se han más que triplicado en los últimos tres años, el robo con miras a la explotación y trata de infantes (de hasta 16 años) es alarmante.

La población, silenciosamente se está organizando y su capacidad de respuesta ante el tamaño de la crisis que no viene sólo de la actual administración, pues desde la llegada de Sergio Estrada Cajigal y Marco Adame Castillo, se notó el abandono de comunidades y el completo desorden en la administración de justicia.

Hoy Morelos es uno de los estados con mayor violencia de alto impacto y con menor atención en prevención y el asesinato de la alcaldesa de Temixco, Gisela Mota, es parte de los reacomodos de grupos del PRD que ahí se asentaron hace tres años y de la falta de "control" sobre la principal mancha urbana de esa entidad; decretada en las urnas hace unos meses.

Ahí se cuece el caldo de cultivo para un nuevo brote de insurrección social y parece que el camino a acciones mucho más coordinadas.

Ahí, la población no sólo se siente abandonada por la autoridad, ahí la población se siente agredida y la respuesta fue primero en las urnas y despues puede ser en las calles.

SALUD


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