jueves, 24 de abril de 2014

Vamos bien y estaremos mejor, HASTA LA VICTORIA

Pese que para los mexicanos, para el 49 por ciento de ellos, la gestión administrativa del actual gobierno federal no alcanza niveles de satisfacción, pese a que la economía sigue detenida, pese a que la mecánica legislativa se empantanó y se complican las legislaciones de telecomunicaciones, electoral, financiera, de competencia económica y especialmente energética; en la visión de Peña Nieto, “vamos bien y estaremos mejor”  SALUD

El discurso insiste en que todo es perfecto y que será mejor, sin embargo, los analistas económicos no vislumbran cambio sustancial en la dinámica económica durante el año, ya hoy las más favorables estimaciones de crecimiento del PIB para este año no llegan a los 3 puntos porcentuales y hay analistas que sitúan el crecimiento por debajo de dos.  SALUD

Pero lo realmente preocupante, no está en esa posibilidad, sino en que la mayor parte de los estudios serios hacia 2015 y posteriores años, consideran que lejos de lograrse el impulso económico deseado con las denominadas “reformas estructurales”, se genere inestabilidad social que produzca retrotraimiento en los factores económicos y detenga abruptamente el escaso crecimiento de México.

Ya los órganos legislativos nacionales regresaron a su lógica de ceder poquito y “avanzar” lo menos posible o en el mayor tiempo posible, de hecho, ya se aventaron, de hecho la fractura en el PAN ya aventó la legislación hacia el siguiente periodo legislativo y parece que no hay capacidad interna para aglutinar el voto, casi añoro la figura de Diego en el 88 que al convertirse en “la ardilla” logró que los legisladores de ese partido político votaran a favor de todo lo propuesto por el salinato.

Las fuerzas armadas cansadas de servir como parapeto en una guerra que no les incumbe, ya manifestaron de manera clara y muy firme, la necesidad de establecer legislación para intervenir en asuntos de seguridad pública y establecer los límites a su actuación.

Los jeques estatales y sus camarillas, se sienten relegados en materias tan importantes como la determinación de acciones de desarrollo local y han empezado a condicionar su participación en acciones federales a actividades de prioridad local, empezando por los gobernadores priistas que sienten que hacia el proceso electoral de 2015 perderán todo su poder de decisión en las candidaturas locales.

Pese a lo cual el discurso gira en torno a lo bien que estamos y lo mejor que estaremos, aunque el mensaje no está sustentado en la realidad inmediata, lo que hace que Peña Nieto continúe perdiendo aprobación y se incrementen los niveles de desaprobación a su gestión.

Ya el proceso electoral federal de 2015 inicia (aunque parece que no habrá legislación específica para él) en agosto próximo y los grupos de poder local del PRI observan muy lejana la posibilidad de mantener mayorías en las cámaras federales y hasta algunos, de lograr mantener el control local de sus procesos.

Así, mientras la SHCP mantiene un pronostico de 5% en el crecimiento del PIB hacia 2016  y que supone (así, sin mayor base metodológica) que llegará al 6 por ciento para 2018, el FMI está menos optimista y dice que el crecimiento para finales de sexenio no rebasará el 3.5 por ciento; la legislación de sus grandes “cambios modernizadores” se quedan empantanadas; el ejército se siente abandonado; los gobernadores están muy encabronados y la población dejó de creen en todos, hasta en el ejército.

Las organizaciones civiles (no partidistas) cada vez adquieren mayor peso en el devenir histórico nacional, los viejos dejamos de tener miedo, los jóvenes aprendieron a no tenerlo desde su nacimiento.

Como decía Nostradammus “ver significa atreverse a mirar” y ya la población mira, observa, ve, está dispuesta a luchar por un mejor país, por un país sin mentiras y sin caciques.

Hasta la victoria.

SALUD

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