Un discurso que desde la perspectiva de Peña Nieto sirve
para sanar las heridas de los guerrerenses y de todos los mexicanos que empieza
con un: “Tenemos una óptica compartida, precisamente que va al punto de lograr
un clima de paz, de armonía social y de impulsar el desarrollo para Guerrero”
que muestra una visión muy parcial de lo que pasa en México, de las causas
profundas del descontento de los mexicanos, de los inmensos malestares de una
parte de la población.
Nuevamente en su intento por restringir el asunto a lo sucedido
en Iguala, hace énfasis en ese hecho y sólo en ese hecho, sin mirar a los
efectos de su gobierno: percepción de mayores niveles de corrupción; inmenso
deterioro del nivel de consumo de las familias; ausencia de confianza en las
instituciones; creciente descomposición de pequeños espacios personales o
familiares y, sobre todo indolencia institucional ante todo ello.
Así, olvidando lo sustantivo o haciendo como que hace señala
que ya está en eso de componer lo de la corrupción con una serie de “adecuaciones”
legislativas que sólo servirán para mantener los ya de por si descompuestos
niveles de impunidad. Hace unos días escuchaba
al respecto que hasta los argentinos están preocupados pues la administración
peñeja ha superado en sólo dos años al más corrupto de sus gobiernos (que duran
cuatro)
El discurso hace mutis respecto de temas nodales de la
economía y su desmoronamiento, pero enfatiza, que “el crimen organizado que se ha
extendido en algunas partes de nuestro territorio” haciendo una abstracción
simplista, pues en realidad el crimen organizado se ha apropiado de las
instituciones nacionales y saquea las arcas nacionales con licitaciones
amañadas, concesiones a modo y traslado de recursos públicos sin mayor
justificación que se requiere apoyar…
Como digo, circunscribe el “asunto” a Iguala, recalca
que es un problema de Iguala, ignora que las irrupciones de los cárteles del crimen
organizado y las bandas oficiales de saqueadores del erario han propiciado carencias
en amplias capas poblacionales, han inducido a miles de jóvenes a dedicarse a
actividades ilegales y a otros miles a quedarse al margen del sistema
educativo, en las esferas del trabajo informal y en la orilla de un sinnúmero de
estándares internacionales.
Pero “recupera” el discurso del desarrollo
económico y la necesidad de tenerlo, como si los mexicanos fuésemos los
culpables de su torpeza en la conducción de la economía, sin embargo a la hora
de “enumerar”
las “acciones”
que se realizan en pro de Guerrero, se limita a “un gran programa de
infraestructura” (que parece ser el mecanismo de ellos para entregar
recursos públicos a sus socios y camaradas) y en reducir más la cuota de la
carretera (casi tan novedoso como el 911 para acabar con la criminalidad)
Parece que no se da cuenta del nivel de desconfianza que
ellos generan en una parte de la población y también parece que haciendo como
que no lo sabe, el problema deja de existir, pero no, no basta decir ya
supérenlo, para que México sane las heridas que aun sangran; no basta decir ya
supérenlo para recomponer las desgracias nacionales; no necesitamos superar
nada, requerimos que haya educación y trabajo para jóvenes y viejos; salud y alimentación
para todos; seguridad para la población, eficiencia en el manejo de los
recursos públicos y sobre todo que dejen de saquear el erario.
No superaremos ver como los recursos van a parar a un
empresa que hace una casita para su señora.
ESTAMOS HARTOS.
SALUD
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