A principios de 2008 el señor Agustín Carstens (que entonces cobraba como Secretario de Hacienda)
nos recetó un catarrito como resultado de la recesión que empezaba a sentirse
en los Estados Unidos; la realidad fue un proceso recesivo que un año después
(primer trimestre de 2009 reportó 3.9% de decrecimiento económico de México.
Ahora el señor Carstens
(al que le pagamos muy bien como gobernador del Banco de México) anuncia al
Financial Times (como les gusta a ellos) que "Los mercados emergentes deben
prepararse para un golpe potencialmente grave" ante la disminución
de la dinámica de la economía China y una previsible recesión de esa economía.
Pues bien, China viene presentando signos ominosos de
debilidad económica desde hace ya más de un año, la segunda economía del mundo
ha arrastrado el precio promedio de las materias primas a niveles 30% más bajos
desde entonces; el consumo de petróleo (por su reducción en la producción y el
cambio tecnológico local) se encuentra en un nivel histórico y parece que aun
puede bajar más.
Estos dos factores por si mismos debían de ser causas de
alarma para la economía mexicana, sin embargo apenas el día de reyes (ocho días
después del de los santos inocentes) el señor Carstens había considerado muy factible un crecimiento de más de
tres puntos porcentuales para la economía mexicana en 2016 (andaba aun de
fiesta o confundió los días)
Pero, hay otros signos que debieran preocupar a los
administradores nacionales, pues la anhelada inversión internacional, parece
estar siendo inversa, ya que en los días posteriores al incremento de la tasa
de referencia que decretó la FED para el sistema bancario estadounidense, la
salida de capitales fue escandalosa; la caída del precio del peso mexicano y la
devaluación del yuang como estrategia de control económico chino y el
previsible freno del crecimiento gringo; muestran que la posibilidad de
crecimiento nacional se contrae.
Hace unos días, tras la caída de los mercados financieros
mundiales de principios de año, escuchaba a un distinguido “analista”
económico que decía algo así como que la reacción de los mercados
internacionales era infundada, pues no hay razón objetiva para ella; pero
entonces me pregunto si todos los mercados pueden equivocarse de manera
paralela y sólo los “analistas” nacionales pueden tener
la razón, que mal andan TODOS los mercados.
Esas caídas de las bolsas de valores internacionales sólo
son comparables a las mostradas tras el boom de 2007-2008 y nos muestran que
los mercados no están nerviosos, sino que la recesión mundial es una
posibilidad real.
El “frenazo” (como le llama Carstens) a la desaceleración
sistemática de la economía china, ya causó estragos en otras economías
mundiales, ya vislumbra ajustes del comercio mundial, ya desde finales de 2011,
está absolutamente detenido y desde hace tres cuatrimestres muestra caídas sistemáticas.
Así que el señor Carstens
sabe que hoy más del 20 por ciento de los bonos de deuda del gobierno mexicano están
en manos extranjeras y que el capital golondrino viaja a velocidad cobernética,
que los grandes capitales pueden migrar en segundos.
También sabe el señor Carstens
que los “mercados” financieros mundiales están en espera (reguardados)
pues conocen la fragilidad de los mercados emergentes.
Pues bien, ahora su catarrito de 2008 se convierte en un
llamado de alarma, pero no dice que el declive económico mundial, puede llevar
a una gran depresión similar a la de 1929.
SALUD
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