Hace ya casi veinte años se discutía la formación de la
Policía Federal, la argumentación entonces era la corrupción de las policías
municipales y de algunas estatales; aunque la principal argumentación estaba en
la falta de coordinación de las diferentes corporaciones y sus mandos, en la
mesa se pusieron temas como la necesidad de fortalecer las capacidades de los
mandos municipales y crear institutos o academias de policía en las entidades
federativas (existían tres) para la formación, actualización y capacitación de
las policías municipales.
También se discutió respecto de la posibilidad de
centralizar el mando y hubo incluso una posición extrema que hablaba de un “estado
de excepción” que permitiría al Ejecutivo Federal asumir el control de
la seguridad pública.
Fueron muchas horas de jaloneo para definir el modelo y
tamaño de la PFP, para definir la estrategia de selección y hasta para
determinar las zonas prioritarias y los mecanismos de asunción del control de
mando; aunque poco se respetó respecto de esta último punto, quizá por las
presiones que los gobernadores impusieron después del cambio de partido en el
gobierno federal.
Pero entonces faltó establecer con claridad una ruta crítica que estableciera compromisos de profesionalización de las policías locales; de control y resguardo de armas; de responsabilidades claras de cada nivel de gobierno respecto de la seguridad pública; pero especialmente del cambio de percepción poblacional a partir de los resultados mostrados.
Nunca se establecieron mecanismos de evaluación de la Ley del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que por lo demás era otro rosario de buenas intenciones (otra ley para no cumplirse) nunca se establecieron plazos para definir mecanismos de corrección y mucho menos responsabilidades para quienes no cumplirán con los compromisos; todo era buena voluntad.
En 2008, nuevamente bajo la argumentación de falta de coordinación, se realizaron nuevos cambios a la Constitución en materia de Seguridad Pública, entre otros el Mando Único y el Sistema Penal Acusatorio (SPA), en ellos y pese al rotundo fracaso de la militarización de la seguridad pública de los 10 años anteriores (quizá 15 o 20) tampoco se retomaba el tema de responsabilidades y tiempos para lograr un cambio.
Pero entonces si se establecieron plazos para “profesionalizar” las policías, para mejorar los protocolos y hasta para cambiar (migrar) al SPA; hoy estamos a escaso año de que ese plazo se venza y parece que el proceso está muy atrasado.
En la argumentación de esas modificaciones tampoco se
establecieron las ventajas de un mando único sobre las de los mandos
municipales, nunca se dejo claro un nuevo modelo de seguridad pública y los
mecanismos para lograrla, es más, no hay en toda la exposición de motivos una
sóla referencia a qué cambiaría y como cambiaría.
Hoy en Morelos, entre el gobernador (perredista) y el
presidente municipal de Cuernavaca (capital del estado y ganador por el PES),
surge una disputa por el mando de la policía local; el primero argumenta que el
segundo está rodeado de criminales (sin que haga imputaciones criminales como
debiera ser su responsabilidad) y el segundo dice que el primero es un farsante
e inútil (lo que todos saben y no se requiere probar)
Pero en esa disputa, tampoco se muestra cual es e proyecto
de seguridad púbica de cada uno, como mejorará esa y mucho menos cuales serían
las responsabilidades en caso de no lograse un cambio.
La zona metropolitana de Cuernavaca, como lo
dije hace más de año y medio, es un infierno en donde las estructuras de
poder local y federal, simplemente cobran su pedacito de poder y las
estructuras criminales operan con total impunidad.
Morelos es desde hace unos 15 años una de las tres entidades
más violentas del país, es más, en algunos de los delitos de alto impacto,
desde ese tiempo es la más violenta.
No veo ni escucho de Graco
Ramírez o de Cuauhtémoc Blanco, una
propuesta para cambiar esos niveles de seguridad local, es sólo una lucha por
el control de la policía y por los dividendo que eso les deja.
La población de Morelos mostro en la elección local pasada,
un enorme grado de hartazgo, es más le entregó la administración de la ciudad
capital a un pateador de segunda y golpeador de mujeres (dato públicamente
conocido) y ellos se pelean por mantener sus cotos de poder.
SALUD
Te recomiendo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario