viernes, 5 de febrero de 2016

Los mexicanos ante el futuro

El día de hoy publicó INEGI el Índice de Confianza del Consumidor con cifras a enero de este año y festeja (en su boletín de prensa) un crecimiento del 1% en esa medición, sin embargo a mí, que soy aséptico por naturaleza me llama la atención el dato referido a la Situación económica del país esperada dentro de12 meses, respecto a la actual, en el cual los mexicanos reducen el índice a menos de 86% (base 2003=100)

Pese a que este indicador es muy volátil y muestra datos extremos como 94.2% en junio pasado y 85.1 dos meses después (que seguramente están explicados por el proceso electoral en desarrollo); es de hacer notar que el valor reportado en esta medición es el más bajo después del señalado de agosto del año pasado y que la tendencia del mismo muestra un claro descenso, que sólo nos indica que la población mexicana lejos de considerar que las condiciones del país en el mediano plazo serán mejores, percibe que empeorarán.

El dato mencionado es 6.4 puntos porcentuales menor que el reflejado por el levantamiento de hace un año (enero de 2015) y 2.6 puntos porcentuales menor al de hace dos años (enero de 2014), mostrando un deterioro sistemático de la confianza en el futuro inmediato del país.

No es casual, pues pese a todos los esfuerzos mediáticos realizados por las estructuras gubernamentales nacionales y sus aliados en los medios de comunicación, por más inserciones en tiempos oficiales, pagadas y hasta ilegales; la población mexicana observa con menos optimismo que sus “gobernantes” el futuro.

Pero eso no es casual, nosotros vemos a diario el deterioro de las condiciones de vida; el agotamiento del modelo de desarrollo adoptado desde hace tres décadas por parte de nuestros neoliberales “modernizadores” es a todas luces muy acelerado, hoy más de la mitad de la población tiene carencias severas en su calidad alimentaria y casi una cuarta parte además en servicios y calidad general de vida.

Hoy más de la cuarta parte de los municipios del país, viven un estado de violencia inusitado, una situación excepcional de violencia cotidiana; uno de cada 10 estructuras municipales están absolutamente controladas por estructuras criminales y su población lejos de sentirse protegida por esas autoridades las considera parte del problema; sólo como dato complementario se estima que más de 400 mil mexicanos han sido desplazados (eso es casi dos terceras partes de la población del estado de Colima) y también como dato complementario en Guerrero, Morelos, Sinaloa, Chihuahua, Tamaulipas, México, Michoacán y Durango (las ocho entidades más violentas del país) en el último año han llegado a más de 3 mil (que para comparar son las mismas de 2009 en todo el país)

En materia económica, el deterioro de las condiciones de abasto y las alzas de precio en los mercados locales, han obligado a parte de la población a migrar a alimentos de menor calidad e incluso a racionar cantidades y hasta eventos alimienticios.

Hoy los mexicanos además se siente mucho menos protegidos por “sus instituciones” ven en algunas de ellas un inmenso nivel de podredumbre, algunas como las policías o los poderes legislativo y judicial están calificadas con niveles históricos.

Hoy la población que hace cinco años observaba con recelo las condiciones del país, las ve con verdaderos signos de alarma.

Lo verdaderamente dramático es que, el desanimo generalizado, lejos de ser atendido (aunque sea de manera paliativa) quiere atacarse con “anuncios”, comerciales y hasta mentiras.  Lo verdaderamente imperdonable es que ellos crean que con transmitir de manera persistente sus infocomerciales, la situación mejora y la realidad es que a cada evento de ideologización de régimen hay una reacción de mayor rechazo popular.

Ahora hay muchos más mexicanos enojados y mucho más enojados con el régimen que en noviembre de 2012.

SALUD
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