martes, 14 de marzo de 2017

¿habrá izquierda unida en 2018?

Hace más de un año, cuando “modificaron sus documentos básicos” para el cambio de dirigencia nacional se me ocurrió decir que “en mi opinión ese PRD no alcanza las aspiraciones del 89 y sólo sirve para obtener recursos”, entonces la jauría se vino en mi contra, ayer leí (con poco interés) “De pena ajena” de Héctor Serrano y pues sí, “de pena ajena” cuando dice: “nos hemos acostumbrado a aplaudir lo que políticamente es correcto …

En realidad el grupo en el poder: aplaude a rabiar, hace gala, nos envuelve (y creen que nos envolvemos), festeja, celebra y encomian; se llenan la boca de lo bien que lo están haciendo, pero ya los mexicanos no les creemos, es más ya los mexicanos simplemente los ignoramos.

Eepaís el PRD (elecciones federales de 2015) mantuvo un tercer lugar en declive y en las entidades federativas que tuvieron proceso electoral en 2016 llegó a cuarto lugar (pese a las balandronadas y discursos en que trataron de envolvernos.

El PRD en el DF en 2015 perdió la mayoría en la Asamblea de Representantes y (de no haber lanzado a parte de sus jaurías) hubiese perdido la mayoría de las delegaciones políticas; hoy el PRD no representa a la izquierda mexicana, su dirigencia desde hace muchos años está en manos de Nueva Izquierda que NO representa la vanguardia y no representa incluso a los grupos de priistas que se agregaron a esa izquierda hace ya 25 años.

La esencia de la izquierda es la inconformidad, el PRD hace más de 15 años se convirtió en una estructura corporativista que sólo vela por los intereses de su dirigencia y mantiene una estructura burocrática (bueno, muchas estructuras burocráticas) que dicen hacer trabajo partidista, cuando en realidad sólo velan por los intereses de la tribu a la que representan.  Sin embargo, el camino del PRD parece estar marcado, pues las divisiones a su interior se recrudecen y cada uno de los grupos (grupitos y grupúsculos) que lo integran quieren su pedazo de pastel, sin embargo, el pastel ya no alcanza para repartirse.

Las tribus lejos de cohesionarse, buscan su supervivencia (como las ratas al hundimiento de un barco) cada una busca una tabla a la cual sujetarse y esta discusión y la ruptura que viene estaban previstas hacia finales de este año (previo a la designación de candidato presidencial) de cualquier manera, adelantarla es sólo mostrar el nivel de descomposición que tienen.

El abandono de su militancia y la apatía de los que eran simpatizantes de esa fuerza política ha hecho que sus prerrogativas sean hoy la mitad de lo que fueron en 2014 y las tribus no se conforman con migajas, quieren rebanadas completas.

Adelantar la discusión de la candidatura presidencial de 2018 es una “estrategia” política de los chuchos, es sólo un paso adelante para mantener prebendas y garantizar su supervivencia política y el membrete partidista.

Se trata de deshacerse de las tribus proclives a López Obrador y medir fuerzas propias para negociar después del proceso electoral de 2017, como dice el señor Serrano, de hacer lo políticamente correcto (negociar a cambio de posiciones secundarias, acordar en lo obscurito, mercadear; en fin, seguir prostituyéndose), sin importan el costo que eso tenga.

Primero pensé que sí, que la izquierda tendría un proyecto conjunto hacia 2018, después ante el encono de AMLO y la virulencia del discurso perredista (incluso el del mismo Barbosa) hace un año, estuve convencido que las fuerzas partidistas mayoritarias (incluido el PRD) irían juntas.

Hoy me queda claro que la supervivencia del PRD (de sus prerrogativas y la manutención de algunas tribus) sólo está al lado del caudillo (quisiera decir nuevo caudillo, pero no) y que incluso los más renuentes grupos de ese partido ya se dieron cuenta, ahora falta saber cuál es el costo para Morena de esa alianza y si López Obrador está dispuesto a pagarla.

SALUD

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