En 1988 y años siguientes, se “convenció” a la opinión
pública nacional que un estado obeso, que participaba en todas las actividades
económicas era un “estado ineficiente” un estado que no hacía su trabajo por
atender empresas, entonces se “acordó” la desincorporación de empresas
paraestatales y órganos administrativos, gracias al “poder de convén$$$imiento”
que el régimen tenía, a la alianza PRI-PAN y a la falta de organización social.
Ahora, sin lugar a dudas, el gran botín, la joya de la
corona o la cereza del pastel por la que apostaron todos los actores políticos priistas
desde 2009 es PEMEX. Por ello Paredes realizó un “pacto”
con Moreira; por ella Fidel Herrera “dejó de lado” su
intención de contender por la presidencia de su partido; por ella Manlio se “descartó”
en su intención de ser presidente de la república.
Los grupos (ahí no son tribus) se cohesionaron en torno a la
figura de Peña Nieto, que representaba
la mejor posibilidad de llegar a la grande y desde ahí “distribuirse” el pastel
o lo que quedaba de él.
Ese pastel tiene como su rebanada más apetitosa PEMEX, pero
parece que la figura para lograr que la repartición se realizara de manera “civilizada”
se convirtió el figurín, perdió fuerza, pese a los esfuerzos que realizaron
para presentarlo como un verdadero negociador y conductor de procesos de
cambio.
Aunque los mexicanos sabemos muy poco respecto del
intrincado mecanismo fiscal de PEMEX, conocemos de sobra a los “políticos” y de
TODOS ellos sólo tenemos una opinión “son una retahíla de rateros”, todos
son tasados con la misma vara y parece que ya llegamos a la misma conclusión
(cuando menos de manera mayoritaria) que es: si quieren hacer algo con PEMEX
es SAQUEARLA.
Para poder saquearla, venderla o concesionarla o “modernizarla”
o como demonios decidan denominar al proceso, requieren mayor recaudación
impositiva, pero su “imaginación” para lograrlo, no
alcanza para mucho y sólo ven la generalización y aumento del IVA como camino
viable, si “ingenio” no alcanza pa
mucho.
El “capital político” de Peña, ese que se suponía en más del
60 por ciento se ha visto reducido y para junio pasado apenas llegaba al 40 por
ciento, nivel que parece no alcanzar para desincorporar PEMEX y aumentar el
IVA.
Hoy sólo el 27 por ciento de los mexicanos están dispuestos
a aceptar un incremento en el nivel del IVA y apenas el 12 por ciento de los
mexicanos “aceptarían” que se generalizara (es decir que se pagara ese
impuesto en alimentos y medicinas) por ello ahora, los grupos antes
cohesionados buscan sus caminos para lograr sus intereses, para “cobrar”
sus dividendos ya Penshyna salió a
defender la reforma energética y sin conocerla asegura que la fracción priista
hará suya la propuesta presidencial (sigue sin entender que trabajan para los
mexicanos y no para el presidente de a república) SALUD.
Él representa al ala más corrupta del PRI para los resabios
del viejo PRI, para las remembranzas del echeverriato y el estado represor de
Fernando Gutiérrez Barrios, ellos “que
si saben como hacerlo” tienen hoy en su poder la administración y procuración
de justicia ahí se “acomodaron” desde la Segob se genera un esfuerzo para hacer ver
al gobierno como conciliador y negociador (aunque
sea a costa de la violación de la ley) Michoacán representa su bastión de
ataque para reposicionar al ejecutivo, pero en una guerra perdida, y con un
discurso caduco, seguramente los resultados serán magros (si es que los hay)
El grupo Atlacomulco o lo que queda de
las huestes de Hank con Coldwell en energía y Chuayffet
en Educación hacen “esfuerzos” pese a su resignación pues parece “que
todo les sale mal” y el discurso no les alcanza para cambiar la
percepción que los mexicanos tienen de ellos, de su gestión y de su pasado, ni
la “modernización” de PEMEX, ni la reforma educativa parecen ser temas
positivos de a sociedad mexicana.
Finalmente el “salinato” cuyos “exponentes” más
destacados son Videgaray y Guajardo en las áreas administrativas y
Robles en el área social, parecen
atinar de manera coherente a esbozar un discurso “conmovedor” que convenza a la
sociedad de la necesidad de mayores recursos, de la necesidad de que se dejen
cobrar más impuestos. SALUD
En fin, parecería que lo que necesita este país es una nueva
clase política, unos rateros menos conocidos o más hábiles para “convencernos”
de que sus raterías son en bien de México.
SALUD
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