martes, 15 de octubre de 2013

Olvidemos el pasado


Y aunque así fuera, cómo olvidar que esos niveles inflacionarios (1973-1992) fueron producto de políticas gubernamentales, de actos de gobierno destinados a “realizar un gran cambio” (creo que desde siempre esos políticos mentirosos nos han marcado con esas palabras) o como dice Agustín Carstens “Hoy México está inmerso en un profundo y ambicioso esfuerzo de transformación institucionalSALUD

Así el guardián de la llave de la inflación se convierte en defensor de oficio de la administración que intenta regresar al endeudamiento “mientras viene el crecimiento, para después (en algún lejano momento) pagar

Cómo dejar de lado aquellas épocas en que Echeverría nos endulzó los oídos con un gran bloque tercer mundista que generaría los caminos al desarrollo o cómo olvidar cuando en 1976 López Portillo, nos prometió “administrar la abundanciaSALUD

Para Carstens “La voluntad de cambio salta a la vista” a la ciega vista de quien no quiere ver, a la vista de quienes convertidos en lacayos del presidencialismo como antaño y alaban sin recato al decir “Todos sabemos que la Administración que encabeza el Presidente Enrique Peña Nieto se ha caracterizado, tanto por su talante modernizador, como por su búsqueda afanosa de consensos. Nadie podría poner en duda que ese anhelado sentido de urgencia, indispensable para la consecución de transformaciones profundas y provechosas, hoy está presente

Cómo olvidar aquellos años en que Miguel Mancera (entonces mediocre gobernador del Banco de México) se plegaba a los mandatos gubernamentales ara emitir moneda y aplicar políticas restrictivas al crecimiento económico.

Sólo retomando parte del mismo discurso de Carstens “Para establecer el contraste con la situación previa a la autonomía de nuestro Instituto emisor, basta recordar que en 1993 casi la mitad de los mexicanos en ese entonces, 45 millones de compatriotas solo habían conocido en su vida inflaciones de dos o más dígitos.  Hoy más de 32 millones de mexicanos, jamás han padecido inflaciones anuales de más de un dígito

Sin embargo, las padecen, son producto de ellas, el producto de que más de la mitad de los mexicanos estén en pobreza extrema (pese a sus 30 años de “estabilidad”) el fruto de que nuestra economía se encuentre estancada desde hace más de 15 años y el resultado de que millones de mexicanos sobrevivan en la informalidad económica.


Pero inmediatamente después señala “La inflación, como la vivimos en México, fue una gran fábrica de pobreza. En los años 80, la inflación anual promedio fue de casi 70 por ciento al año. Esto quiere decir que si en 1980 un litro de leche hubiera costado un peso, en 1990 ya costaría 150 pesos” sin olvidar que eso es lo que hoy mantiene sumido a México en el estado de miseria, de oprobio y de aletargamiento.

SALUD

Estamos ante el mismo grupo de tecnócratas que desde 1980 asumió las riendas del país y han logrado hacer de él lo que ahora es, pero lo peor es que piensan seguir sangrándolo y creen que con discursos de olvido, el pueblo olvida.

SALUD

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