Amanece Michoacán como zona de guerra (bueno pues así ha
estado desde hace 10 años cuando menos), los michoacanos ahora con el
gobernador que ellos eligieron y bajo las condiciones que los que lo pusieron
quieren, alrededor del medio día del sábado, Apatzingán fue escenario de “regreso”
del crimen organizado y la toma de “su territorio” y todo el día de ayer
ascendió el nivel de violencia hasta llegar a Sahuayo y La Piedad en los límites
con Jalisco; Zitácuaro e Hidalgo (en los límites con el estado de México) es
decir toda la parte norte del estado, se convirtió en escenario de guerra.
Las cabezas de los diarios pueden hacer pensar que se trata
de una acción en contra del regreso de Fausto
Vallejo, sin embargo es en realidad todo lo contrario, la llegada de Vallejo
alienta a retomar sus territorios, a mostrar su poder de fuego y a señalar con
claridad que han regresado con mayor fuerza.
Aunque la “autoridad” no ha adjudicado los
eventos a un grupo, los habitantes saben que son Los Caballeros Templarios,
de hecho adjudican este nivel de violencia a la necesidad de hacer saber a las
fuerzas federales que son capaces de enfrentarlas y de hacerlas retroceder.
Ya el nivel de descontento, de parte de amplias capas de la
población, parece haber llegado al límite y según e dicen, algunos mandos de la
SEDENA han señalado la necesidad de desaparecer o limitar las garantías
individuales para poder atacar de manera frontal al crimen organizado.
Es más, en el caso de Apatzingán, Jacona, Zahuayo y Zamora,
el mando militar pide la desaparición de poderes locales y la toma de
instalaciones civiles por parte de mando militares. SALUD
Ya no es un asunto de menor importancia lo que sacude a esta
entidad de la república, pues pese al anuncio de principios de agosto pasado de
que la federación se hacía cargo de la seguridad pública local, la tregua sólo
sirvió para que los criminales se reagruparan, para que retomaran fuerza y ya
toda Tierra Caliente hasta Apatzingán es territorio sin ley civil o militar.
Los productores de esta zona, están sujetos a la ley
impuesta por la criminalidad y están totalmente ahogados por la inmovilidad de las
fuerzas de seguridad, pero además por la incapacidad individual o de grupo para
defender sus bienes y patrimonio.
Ahora el clamor de apoyo viene de las estructuras mismas de
las fuerzas productivas locales, que hasta hace apenas unos años estaban en una
zona de confort al recibir ganancias de la producción y tráfico de estupefacientes
y precursores de estos, ahora aquellos productores que se habían “beneficiado”
por voluntad o por interés o por miedo, ven en peligro su actividad y sienten
la necesidad de apoyar la desaparición de poderes (aunque están amenazados de
muerte)
Ayer platiqué con uno de los dirigentes de productores de
aguacate de la zona y me decía “ya no vemos otra posibilidad real que medio
componga la situación que no sea el ejército, aunque este sólo está dispuesto a
ir a un enfrentamiento directo bajo condiciones de mando total”. SALUD
No recuerdo, aunque creo que hacia finales de los 30 se dio
la desaparición de poderes locales en algunos municipios de la zona del Bajío, en
el movimiento cristero. Ahora asumir esa
responsabilidad para un gobierno “democrático” implicará un consto importante,
pero ganar la guerra ahí permitiría reposicionarse. Sin embargo el costo de ser derrotado implica
la caída de toda credibilidad.
Esperar que tanto la federación, como la autoridad local
asuman esa posición y los costos que ella representa, costará algún tiempo, que
quizá ya no tengan los habitantes de esa región, de hecho creo que sería más
fácil pensar que ya están organizando grupos locales de contraguerrilla (como
en Acteal de 1997) para enfrentar a la población, así que cuidado.
SALUD
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