Desde
el mismo día del sismo de 8.2 grados registrado el pasado 7 de septiembre,
surgió el reclamo a los partidos políticos nacionales de que donaran parte de
sus participaciones presupuestales o prerrogativas, provenientes de
financiamiento público (es decir de nuestro dinero) que para ellos son como
parte de las prebendas que se han ganado por su “vriyante
lavor” (así) en favor de México y los mexicanos.
Desde entonces los “líderes”
de esas estructuras partidistas hicieron mutis, no opinaron al respecto y lo
más que atinaban a decir es “eso no se puede” “eso
es contra la ley”, sin embargo, cuando López Obrador propuso de manera formal al Consejo Nacional de
Morena donar parte del financiamiento público de ese partido a la
reconstrucción nacional, apareció Marco
Antonio Baños (uno de esos dignísimos Consejeros Electorales (que reciben
otras grandes prebendas, como sueldo y otras prestaciones) indicó que eso era ilegal,
que “las prebendas (llamadas prerrogativas) entregadas a los partidos no pueden
ser destinadas a otra cosa que lo señalado en la ley”
Amparados en la ley que nunca se cumple, en la ley que
todos los partidos políticos violan y luego son “castigados” con una multa
que es reducida de esas mismas prebendas.
A partir del terremoto del 19 de septiembre (fatídica
fecha) ya aquellos lideruchos se pronunsiaron (así) a favor de “analizar
la posibilidad” de donar parte de esas cuantiosas
sumas que les entregamos nosotros a través del INE.
En mi muy limitada percepción, lo que ahora buscan es un
golpe mediático para “salvar parte de sus prebendas” pero
en mi opinión, creo que si ya los mexicanos pagamos los departamentos de esos
líderes en el extranjero; la casita blanca del señor presidente (un error que
nunca se convirtió en delito); dos mil millones de pesos en una carretera que
no sirvió; más de 100 mil millones que el señor Duarte se llevó de programas de salud y educación; ya nos
sacrificamos pagando los “salarios y prestaciones” de esos
consejeros, de jueces y magistrados, de inútiles administradores y de una
estructura burocrática en el INE. Podemos
hacer otro sacrificio al dejar de tener campañas políticas y entregar todo el
recurso a un organismo internacional que se encargue de su administración para
la reconstrucción nacional.
Pues capas que a nuestros siempre solícitos legisladores se
les ocurre que parte de esos recursos se destinen a esa actividad, siempre y
cuando sean los partidos o hasta el mismo INE quien los administre, pues el “negocio
es el negocio” (o como ellos dicen “business is business”)
Esos “legisladores” que hacen leyes para
no cumplirse y adecuan las mismas para su beneficio, son capaces de decidir que
el INE se convierta en el Instituto Nacional de Reconstrucción Nacional y hasta
proponer que todos los partidos políticos agreguen a sus siglas IAR (instituto
de apoyo a la reconstrucción)
Son tan ingeniosos que también se les puede ocurrir desaparecer
del calendario nacional el 19 de septiembre (para evitar que tiemble)
SALUD
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