Cuando tus niveles de aprobación se encuentran en 34%,
cuando el 64 por cientos de los encuestados manifiestan su desaprobación por la
gestión pública y cuando sabes que las redes sociales, los usuarios de las TIC
y los cibernautas mexicanos en general, son la población más informada, más
crítica y más combativa del país, se les ocurre (de esas ocurrencias
geniales) un tuit “aclarando el #calcetingate” para demostrarnos que los
calcetines no estaban mal puestos.
Una
joya que desató la furia de los señores que participan en esa red social, una
verdadera delicia de estupidez, pero a quién se le ocurrió semejante aberración.
Pues bien, los calcetines no estaban al revés y ya quedó
demostrado y aceptando sin conceder ya se aclaró el #calcentingate, pues
bebieran aprovechar ese fabuloso instrumento de los tuits para aclarar asuntos
verdaderamente trascendentes para el país, como las causas del estancamiento
económico; las razones de la escalada de violencia social y gubernamental; la
podredumbre del sistema político nacional que hoy lleva a una absoluta falta de
credibilidad social es todas las instituciones nacionales; las causas de que los
inversores nacionales e internacionales hayan mostrado tan poco interés en la
ronda uno de las licitaciones petroleras; las causas del incremento del precio
del dólar y, por qué no, los verdaderos intereses del señor Hinojosa al construir la Casa Blanca de
la señora primera dama.
Decía hoy Fernanda
Familiar que: “los peores enemigos de Peña Nieto están en su entorno más cercano”,
pero me atrevo a discrepar, el pior (así) enemigo de Peña Nieto es él mismo y no porque “no entienda que no entiende”
sino porque cree que los mexicanos tampoco entendemos el nivel de inoperancia
gubernamental, porque en su cálculo político la realidad es una variable sobre
la que considera puede influir.
Dicen que la paranoia lleva a niveles de fuga de la realidad,
pero no es el caso de Peña Nieto; no es paranoico, simplemente su memez los
lleva a suponerse superior a los que lo critican; me dicen que en actos
públicos lejos de escuchar impone; que ha dejado de recibir a todos aquellos
que le han hecho saber la necesidad de hacer las cosas de otra manera; que
ignora la crítica e incluso desdeña a quienes lo critican.
Hace algunos años dos personajes que fueron mencionados como
posibles candidatos del PRI a la presidencia de la república, se reunieron en
el rancho de uno de ellos, en Veracruz (por cierto) y platicaron respecto de la
insistencia de la prensa en usar sus nombres pese a saber que estaban impedidos
constitucionalmente para ese cargo; llegando a la conclusión (simple
conclusión) de que en el juego del poder ellos fueron sólo consejeros y
lograron más desde esa posición que si hubieran estado habilitados para ser
presidentes.
Los políticos, los verdaderamente políticos, escuchan,
valoran, interpretan y deciden; los mentores, orientadores o asesores, tratan
de comunicar de manera clara su opinión y argumentan con suficiencia sus
premisas; para que el trajo de los últimos tenga frutos, debe haber capacidad
de escuchar e intención de “flexibilizar” su posición.
El señor Peña,
dejó de escuchar porque no está dispuesto a cambiar sus decisiones y ya entró a
la última parte de su soledad en Palacio que magistralmente trata Avilés Favila, Peña Nieto es como dijo alguien una
figura políticamente insignificante y desgraciadamente muy peligrosa por su
nivel de autoritarismo.
Ya nos enteramos que las calcetas se las puso bien pero
debemos asegurarnos que no equivoque sus decisiones pues esas afectan a México.
SALUD
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