jueves, 1 de mayo de 2014

1 de Mayo, ahí sigue el autoritarismo


El 1 de mayo de 1886, en Chicago fueron condenados a la horca 8 dirigentes anarquistas por sus ideas políticas, en realidad fueron condenados por su reclamo a una jornada laboral de ocho horas y su condena intentaba escarmentar al movimiento obrero norteamericano y desalentar el creciente movimiento de masas que pugnaba por la reivindicación de esa demanda.

Lo verdaderamente trascendente del hecho es que de esos ocho personajes que hoy son parte de la historia, sólo dos eran parte de los Estados Unidos, los otros seis eran inmigrantes  Sus nombres fueron: Michael Schwab, Louis Lingg, Adolph Fischer, Samuel Fielden, Albert R. Parsons, Hessois Auguste Spies, Oscar Neebe y George Engel.

El escarmiento que la “justicia” norteamericana impuso no era contra los trabajadores así en genérico, sino contra los inmigrantes que reclamaban sus derechos, como hoy en algunos estados de la "unión americana" esos trabajadores son simplemente carne de cañón.

Así nace la conmemoración del “día del trabajo” de la sangre derramada por un puñado de hombres que en busca de una vida digna, habían llegado a trabajar a los Estados Unidos de mediados del siglo XIX, ese tiempo en que México se encontraba también convulsionado por un grupito que mantenía el poder a ratos y robaba siempre, de un grupito que vendió la mitad del país y no vendió la otra nomás porque no le alcanzó el tiempo.

Entonces allá, las condiciones laborales eran casi como las de ahora acá, en la Baja California, Sinaloa o en la Sonora de hoy, hay “trabajadores migrantes” (que en realidad son grupos de trabajadores de estados como Oaxaca, Chipas, Guerrero, Puebla y otros) que ante la falta de oportunidades laborales en sus lugares de origen transitan (contratados por un capataz) desde Morelos (para la recolección del algodón) hasta California (para la de la uva)

Ellos laboran hasta 16 horas diarias por una paga mínima (el jornal diario en ocasiones no es ni el salario mínimo, pues el patrón alega que les da alimentos y alojamiento) y son acompañados por sus familias las que también laboran en condiciones infrahumanas.

Mauricio Dommanget en su Historia del Primero de Mayo, dice “muchos no tenían alojamiento, se les veía juntar restos de legumbres en los recipientes de desperdicios, o comprar al carnicero algunos céntimos de recortes”, pues hoy en algunas de las plantaciones de legumbres de Baja California, Sonora y Sinaloa, esos jornaleros migrantes (como pomposamente los denominan los gobiernos TODOS) viven hacinados en barracas (hasta 60 en cada una y hasta 20 campamentos en cada plantación) comen literalmente desperdicios sus hijos no van a la escuela y muy raramente cuentan con servicios médicos elementales.

Están al margen de la ley, hoy casi 130 años después de los “mártires” de Chicago, en México hay unos miles de trabajadores en esas condiciones; hoy también, en las grandes ciudades de la república del tercer milenio, hay indígenas explotados por otro “capataz” (al que se denomina dirigente entre la clase política moderna)

 Así los ve SEDESOL



Ellos NO están jugando

 Él no va a la escuela


Son esas mujeres que ustedes ven caminar por las colonias pomposas cargando un niño y jalando otro, vendiendo chicles, artesanías o simplemente pidiendo limosna; esos conjuntos humanos que en grupitos se desplazan por diversas partes de los centros urbanos con un papelito en mano en donde dicen que son de tal parte y piden su ayuda.

Hace unos 150 años allá los “influyentes” diarios norteamericanos como el New York Times o el Chicago Mail, calificaban a aquellos luchadores sociales como locos socialistas y los llamaban “asquerosos anarquistas” así como hoy en el México de 2014, en la radio y la TV, sus muy “connotados periodistas” llaman a los profesores (que también son un gremio de trabajadores) que manifiestan su inconformidad ante lo que consideran una injusticia.  Allá hace 130 años la prensa influyó en el resultado, hoy acá la "prensa" desea influir en el resultado, cuidado.

Hoy México se parece un poco a los Estados Unidos de 1890, a pesar de que haya un grupo de políticos mexicanos que digan que sólo estamos a unos 60 años de alcanzar el desarrollo económico estadounidense

En el Chicago de 1886 el cuatro de mayo, se convocó a una manifestación y una vez concluida, la polesía  (así) de allá decidió abrir fuego contra los trabajadores matando a varios y causando 200 heridos.

Hoy en México, en el México “moderno” que han hecho un grupito de mexicanos, la tentación represora sigue presente y sólo llevara a un lugar: EN INICIO DEL DECLIVE.

Hoy los ánimos de la población de México, pueden parecerse más a lo que era el Estados Unidos de hace 130 años.

SALUD

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