jueves, 22 de octubre de 2015

El Chapo y la seguridad nacional

Así, como una cosa de seguridad nacional nos hacen ver los voceros oficiales y sus patiños que desde los medios de “comunicación” transmiten de manera cotidiana los “avances” en la investigación, los detenidos y hasta las intervenciones en inmuebles propiedad de la familia cercana de el capo más buscado de México.

Ahora su captura representa para Peña Nietouna prioridad inaplazable” pues todo el aparato y los recursos de la seguridad nacional se han puesto a disposición de las estructuras de la Secretaría de Marina para esa actividad que desde la perspectiva de las estructuras del poder dará credibilidad a un régimen ya de por sí desacreditado.

Puedo decir que dejó de ser una prioridad para convertirse en una necedad, en una obsesión, la obsesión del sistema, pero sin mucha claridad en que logra la sociedad mexicana con esa detención; hoy México está sumido en una crisis proveniente de tres factores básicos:

  • Los inmensos niveles de corrupción existentes en todos los niveles de gobierno y la pasividad que la “autoridad” jurisdiccional tiene al respecto.
  • El inmenso despilfarro de recursos públicos en acciones absolutamente innecesarias o completamente superfluas para una parte muy importante de la población.
  • La inmensa incapacidad del sistema para crecer y agrandar la cobija social, de hecho esa imposibilidad de crecimiento económico nacional, conjugada con las otras dos fuentes del descontento, llevan a reclamos muy severos por parte de algunos sectores poblacionales.
  • La guerra continúa y la violencia se exacerba, en amplias regiones del país, sin que haya capacidad para controlarla en el corto o mediano plazo.

Hay en el país muchos temas prioritarios desatendidos, como la mejora de la calidad de los servicios como el desarrollo social, los educativos, los de salud, los de previsión social y hasta los de trabajo.

Hay aletargamiento (apendejamiento decía doña boni) en amplias estructuras de la administración pública federal, en muchas de las estructuras legislativas locales y en las federales y hay definitivamente un abandono en el poder judicial de todos los niveles de gobierno.

Recuerdo más de mil casos que no pasan de difusión mediática, que se difunden tan profusamente que los mexicanos se hacen “expertos” en mecanismos de impunidad.  Pero ahora la señora Arely Gómez (a la que por cierto ya no le creen ni en su casa, pues asevera cosas que nunca se cumplen) sale a medios (sin saber leer) para hacer “un recuento pormenorizado” de los “avances” en las investigaciones en esa fuga.

Nos habla de detenidos y órdenes de aprehensión giradas, nos dice que se “incautaron” inmuebles y equipos, nos señala que ya hay un “cerco” (circo dice mi nietecita) en torno al señor de los subsuelos (como se conoce ahora a El Chapo) pero su estructura financiera sigue intacta y él continúa teniendo la protección incondicional de amplias estructuras operativas de la misma PGR, del CISEN, de la Policía Federal, del Ejército y hasta de la Marina.

La obsesión de Peña por detener al fugado nos cuesta como país muchos millones de pesos diarios, mientras se discute en el congreso la miseria presupuestal para Desarrollo Social; el consumo de estupefacientes deja derramas de miles de millones de dólares anualmente, que están bajo resguardo de las grandes instituciones financieras nacionales y extranjeras, mientras los diputados “piensan” cuando y cuanto pueden dedicar a acciones para la prevención de las adicciones.

Parece que las prioridades de esos gobernantes y las necesidades de la población están tan alejados que simplemente nunca serán alcanzadas; es hora de cambiar eso.

SALUD

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