Las fuerzas armadas de México, salieron de sus cuarteles
a hacer labores de seguridad pública hacia finales del siglo pasado, entonces
se nos dijo que era una medida emergente mientras se fortalecían las fuerzas de
seguridad pública local y se estructuraba una fuerza pública federal capaz y
honesta.
Desde entonces hemos sabido de innumerables “ejercicios”
encaminados a la profesionalización de las fuerzas de seguridad pública federal
y estatal, de la creación de cuando menos tres cuerpos federales y de la
reestructura de ellos; hemos conocido una gran cantidad de cuerpos municipales
no sólo infectados sino absolutamente controlados por las organizaciones
criminales; hoy se calcula que más de 800 de esos cuerpos de seguridad pública (de
unos 2,400) están infiltrados en alguna medida y unos 200 son absolutamente inútiles,
por su nivel de permeabilidad por parte del crimen organizado.
Cuando surgió la Policía Federal Preventiva se compuso de
miembros de las fuerzas armadas (especialmente del Ejercito mexicano) creo que
5 mil efectivos militares la integraron “de manera provisional”; en 2008 Felipe Calderón anunció una “nueva
estrategia” de ataque frontal al crimen organizado y duplicó la
capacidad de fuerza de la PFP; con la llegada de este “gobierno” nos dijeron que
el mando único ser convertiría en el principal instrumento de lucha contra los
malos; apenas hace un año el señor Peña
Nieto nos dijo que la Gendarmería “garantizaría la reducción de los índices
delictivos y el desarrollo de las actividades económicas en todas las regiones
del país” pero quedó en la Séptima División de la PFP, es decir un pegote
en un tumor canceroso.
En fin más de 15 años de “ejercicios” para mejorar
la seguridad pública y los mismos 15 años de repetidos errores, de infiltración
ahora también de la PFP y hasta de las estructuras militares que hace quince
años comisionamos a hacer un trabajo para el que no están capacitados.
Esa carencia de capacitación, esa falta de pericia en
materia de seguridad pública, esa ausencia de destreza en las actividades que
están desempeñando, que van desde vigilancia de “instalaciones estratégicas”
como aeropuertos, puertos, penales, carreteras, centrales eléctricas y hasta
casas de “funcionarios públicos” ha llevado a una gran cantidad de
fallas, errores y hasta actos deleznables; sólo por señalar algunos: Tlatlaya, en
donde todo hace suponer que las fuerzas armadas bajo la orden de abatir a los
miembros de una organización criminal simplemente cumplió con la orden;
Apatzingán en donde tras el “desalojo” de miembros de una fuerza
de autodefensa miembros de las fuerzas armadas asesinaron civiles; Tanhuato en
donde 42 presuntos delincuentes “que se habían apoderado de un rancho en esa
localidad” fueron masacrados por fuerzas militares.
Los más recientes parecen ser la “detención” de siete
jornaleros (que aparecieron muertos) en Zacatecas y “los tiros de advertencia”
lanzados “al aire” en Ostula que mataron a un par de niños, el señor Peña Nieto
nos dice: “Por
más que a veces algunos se empeñen por manchar el esfuerzo que realizan
nuestras Fuerzas Armadas, es de reconocer como mexicanos que nuestro Ejército,
nuestra Marina Armada de México, integrada por mujeres y hombres del pueblo,
que han surgido del pueblo mexicano, trabajen todos los días con esmero, con
sacrificio, con dedicación diaria en favor de los mexicanos” pues
sólo hay una respuesta a tan afamada defensa: no hay facultades del Ejército
mexicano para realizar labores de seguridad pública, me esforcé por encontrar
en las leyes, reglamentos y hasta circulares de la SEDENA, de la SEMAR y de la
Fuerza Aérea algún resquicio para poder realizar una incursión en una bodega
(Tlatlaya) en la que “sabía” que había un grupo de
delincuentes; para intervenir en un desalojo de una instalación municipal (Apatzingán)
o para realizar una avanzada para la recuperación de una propiedad privada
(Tanhuato) y no lo encontré.
Menos facultades tienen en relación con el “cumplimiento
de órdenes de aprehensión” (Zacatecas y Ostula) por más “peligrosos”
que sean los criminales que se deben detener, es más lo más cercano al respecto
es ser coadyuvantes de la autoridad civil.
No se equivoque señor Peña, el Ejercito está siendo usado de manera irregular por los
mando, por usted en su calidad de Comandante Supremo; ellos sólo cumplen órdenes;
no se equivoque señor Peña, no somos
algunos que nos empeñamos en “manchar”, son ustedes que se han
empeñado en mantener una acción ilegal, y; no se equivoque señor Peña, el trabajo de los miembros del
Ejército mexicano no es ejecutar órdenes de aprehensión y menos cuidar casas de
funcionarios.
No se equivoque señor Peña Nieto, usted es quien ha puesto en esa zona de vulnerabilidad a
nuestras fuerzas armadas.
SALUD
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