La crítica social (periodística) en México quizá inicie su
historia en la caricatura, dicen que los mexicanos tienen una especial
capacidad para burlarnos de nuestra desgracia y quizá El Ahuizote una
publicación de sátira política de Vicente Riva Palacio de finales del siglo
XVIII, sea el primer ejercicio y después El Hijo del Ahuizote y otras muchas
publicaciones que desde principios del siglo XIX “criticaban” al sistema
porfirista.
Les platico que Jesús
Martínez (a) Palillo, platicaba (en petit comité) que a él Díaz Ordaz lo invitaba a “platicar”
en Los Pinos, para contarle “los últimos del presidente”, cosa
que hasta puede ser cierta.
Mofarse de los políticos en México (y en otras partes del
mundo) nunca ha sido cosa fácil, es más bien un ejercicio peligroso aun hoy,
muestra de ello es que desde 2000 casi 150 periodistas han sido asesinados o desaparecidos,
y que en lo que va del presente año ese dato es alarmante.
El “cómico” de carpa, el “habilidoso”
crítico social de teatro callejero y hasta el simple crítico de banqueta que a
cambio de unas monedas y el aplauso por su ingenio, que se desarrolla desde el
porfiriato y hasta bien entrada la “modernización” fue tan castigado y
mal pagado que era casi una profesión de alto riesgo.
En fin, la novela política (de crítica ácida) es también
otro mecanismo de enfrentar al régimen, de señalar de manera grotesca los “desaciertos”
(que en realidad son tropelías, robos o injusticias) de los administradores,
que se desarrolla durante la segunda mitad del siglo pasado y logra su cúspide
tras los acontecimientos de 1968 (quizá Spota
entonces y Loret después pueden ser
los mayores representantes de ese género).
En la radio, los “comentaristas” de noticias y los “críticos”
del sistema aparecen hasta fínales del siglo pasado quizá hasta después de los 70
y la televisión, como
decía hace unos días inicia su crítica política hasta el presente siglo,
hasta que Fox “derrumbó” la barrera
y él fue el principal criticado.
La TV mexicana sin embargo realizó una incursión en novelas
(telenovelas) de corte político en 1996, cuando Epigmenio Ibarra y Grupo Argos produjeron para TVAzteca un guión
que por cierto no acabó nada bien por cuestiones que “al parecer” influyeron de
manera externa (y extraña).
Ahora nos llega la “noticia” que Televisa está grabando
una telenovela (en realidad un serial tan parecido a las “series” norteamericanas y
hasta con un tema (refrito) de una de gran popularidad allá; con el nombre de “la
candidata”, según la televisora se trata de “abordar temas de actualidad y
alejarse de guiones trillados” según algunos críticos de la televisora
es “una
manera de inmiscuirse en la definición del proceso electoral de 2018”
Ya en el proceso electoral de 2012 lo hizo, también lo hizo
en 2006 y en 2000; bueno, la televisora de Azcarraga,
ha influido desde siempre en los procesos electorales (federales y locales)
pero “apostar” a que con un contenido televisivo pueden cambiar el
devenir de un proceso que parece estar absolutamente definido, es una gran
estupidez.
Hacia la contienda electoral de 2012, yo señalé que la
postulación de Josefina Vázquez Mota
era la pior (así) tontería que podía cometer el PAN, pues las bases de
ese partido político (aun mayoritariamente compuesta por hombres en su mayoría)
la rechazaría (pues el PAN en ese proceso fue tercera fuerza electoral)
La señora Zavala
(la
calderona, le llaman en redes) pese a los “mecanismos” de “posicionamiento”
a nivel de encuestas (amañadas y hasta descaradamente seleccionadas) está muy
por debajo en sus posibilidades hasta de ser candidata.
Carga con tantos negativos (producto del nefasto régimen de
su muy aplaudido esposo) y está tan devaluada (incluso más que nuestro alicaído
peso) por su propia militancia y dirigencia que va a acabar siendo la candidata
de telenovela.
Pero independientemente de todo, un ejercicio como “la
candidata” representa hasta un insulto a la inteligencia de la poca audiencia
que le queda a esa televisora.
Es sólo otro “golpe mediático” como el que desde
hace muchos años viene dando televisa y sus “ilustrados” lectores de
noticias, que bien pudieron ponerle "la calderona".
SALUD
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