Todo empezó en 2013 cuando un grupo ambientalista
estadounidense descubrió que algunos de
los vehículos a diesel de Volkswagen que habían sido sorteados para “medir las
emisiones contaminantes” reportaban mayores niveles a los estipulados por la
norma federal estadounidense cuando el vehículo circulaba, lo que no se
revelaba cuando este estaba estacionado.
Surgió hace poco menos de dos años la duda respecto de la
existencia de algún software que evitaba reportar adecuadamente esas emisiones
mientras las instancias verificadoras realizaban la prueba correspondiente.
Durante todo 2014 tanto Volkswagen, como “otros productores”
detuvieron parte de las investigaciones, alegando que había dudas razonables
respecto de los resultados, pues incluso en algunos de los vehículos estudiados
la diferencia entre uno y otro estudio llegaba a 35 veces más de contaminantes.
Finalmente hacia marzo de este año se “destrabó” el asunto y ya
para los primeros días de septiembre el asunto llegó a Europa. Tan sólo el 19 de septiembre pasado, las
bolsas estadounidenses y europeas resintieron de manera muy severa la caída del
precio de las acciones de la empresa constructora de vehículos.
Una semana desde que eso pasó, casi 20 días desde que fue
divulgado el informe de International Council of Clean Transportation, fue
difundido, más de seis meses después que la información fue comunicada de
manera oficial a nuestro gobierno; ayer la Pofeco, pidió a Volkswagen “le
informe si se vendieron unidades trucada en nuestro país” (nombre pues deben de
estar muy preocupados en la empresa.
Volkswagen tiene en México la planta productora más grande
del mundo, produce en nuestro país (para orgullo del señor Peña Nieto) unas 600 mil unidades (500 mil para el mercado
internacional) anualmente ocupando más de una cuarta parte del total del
volumen de producción automotora nacional (casi una tercera parte de la
producción de vehículos para exportación), de ellos poco más de la mitad son
Jetta (de hecho en México se producen todos los Jetta que se venden en el mundo,
también para el orgullo del abyecto señor Peña
Nieto) pero sólo son para consumo nacional unos 75 mil jettas.
La Secretaría de Economía, no ha hecho pronunciamiento
alguno, la Profeco “preguntó” y la instancia reguladora nacional simplemente
esconde la cabeza bajo la tierra para evitar el escándalo.
En México, se producen todos los vehículos que circulan en
el mundo de uno de los modelos que están siendo cuestionados por International
Council of Clean Transportation, en una planta “certificada” por la
Secretaría de economía se produce uno de los modelos que causó este sisma
económico mundial, ese escándalo que ha movido a la autoridad de todo el mundo,
esa ignominia que ha provocado que las autoridades de Alemania, España, Estados
Unidos, Francia y otros centros consumidores hayan impuesto ya incluso multas a
la empresa y en Estados Unidos ya se haya establecido una demanda criminal
contra la empresa. Pero nuestra “autoridad” simplemente guarda silencio
y manda a un ente sin autoridad alguna a “preguntar”
Un mecanismo común de nuestra autoridad para evitar
conflictos con sus benevolentes protectores, una práctica común del contubernio
entre los factores de poder nacional es hacer como que no pasa mientras el
mundo se derrumba.
Pues nuestra “autoridad” está acostumbrada a no
hacer y hacer menos que eso cuando se trata de las grandes empresas que como
Volkswagen aportan fuertes cantidades a las campañas electorales (se calcula
que en la campaña local de Puebla en 2012 fueron unos 400 millones de pesos) o
les dan mucho de que sentirse orgullosos (apenas hace unos días nos decía el
señor Peña que la industria
automotriz sigue creciendo y seguirá)
Qué importa que las plantas productoras de automotores hagan
trampa, que importa que paguen salarios muy por debajo de lo que pagan en todo
el mundo, que importan que hagan vehículos contaminantes, lo importante es que les
den dinero y mucho de qué hablar.
La Secretaría de Economía y su titular Ildefonso Guajardo Villarreal, seguirán calladitos ante este escándalo,
hasta que el escándalo les reviente en la cara, pues seguramente parte del “fraude”
del Jetta era conocido por la autoridad mexicana.
Mientras ya le preguntaron a Volkswagen si vendió vehículos trucados en nuestro país, que importa si los vendió en todo el mundo.
SALUD
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