Dice Pedro Joaquín Coldwell
que “con
la tecnología y el marco legislativo actual, a México le tomaría por lo menos
60 años para alcanzar la producción que actualmente tiene Estados Unidos, así
como ir a extraer crudo en aguas profundas” SALUD
En su carrera para defender la “reforma energética” el
titular de la Secretaría de Energía ha dicho una gran cantidad de varvaridades (así)
pero pensar en alcanzar a Estados Unidos es quizá su aspiración, como cuando la
aspiración de cualquier politiquillo de poca monta era “tomarse la foto con el
candidato” o “formar parte del próximo gabinete”, que tiempos aquellos.
Dice que “la
iniciativa de reforma energética plantea la posibilidad de que los particulares
participen directamente, bajo esquemas regulados, en la cadena de valor después
de la extracción, al incluir refinación, petroquímica en general, transporte de
petróleo, gas natural, petrolífero y petroquímico, a través de permisos que
otorgue el gobierno” y que PEMEX “necesita” esa
reforma. SALUD
Una meta aspiracional de un grupo de “modernizadores” que tienen
en su objetivo “alcanzar” a Estados Unidos ¿es la meta que debía plantearse en
el programa de gobierno de México?
Aunque tampoco nos dice si con la “reforma energética” lo “alcanzaremos”
de inmediato o si tardaremos sólo 20 ó 30 años en “alcanzarlo” SALUD
Es decir nos deja claro que Estado Unidos está lejos y el camino es
largo para llegar allá (como el de nuestro migrantes) pero ¿esa es la única intención
que puede plantearse como vía de desarrollo local?
Para Joaquín Coldwell,
lograr estar cerca (en tiempo) de los Estados Unidos es como aquel “sueño” de
hacer de Cancún un destino turístico de primer mundo y ahora (a treinta años de
distancia) que se evalúa el “logro del sueño” descubrimos que tres cuartas partes
de la “inversión” es extranjera, que la plusvalía inmobiliaria aporta muy poco
al desarrollo turístico, que la inversión pública nacional es apropiada por las
cadenas hoteleras y que el impacto fiscal de esa “inversión” no es
apreciable. SALUD
Alcanzamos al primer mundo con Cancún (tenemos un destino
turístico que se apareja con los mejores del planeta) pero los contratos son
temporales (tres meses) con salarios mínimos y sin prestaciones laborales, las
compras de equipo se realizan en los grandes centros industriales de Estados
Unidos, España, Francia y Alemania, las adquisiciones locales de productos
agropecuarios se realizan en condiciones de verdadera rapiña.
Ya logramos tener un centro vacacional al que llegan turistas
VIP, pero lo único que dejan a Quintana Roo es deterioro de las condiciones
ambientales, que por cierto ese oprobio lo tendremos que pagar todos los
mexicanos en algún momento.
Una aspiración de un grupo de “modernizadores” “visionarios”
que hicieron un gran negocio hace unos 40 años que dejó una estela
de marginación y propició esquemas inadmisibles de crecimiento que sólo
llevaron al deterioro de todas las condiciones de equilibrio local, ya está
evaluado nacional e internacionalmente y ese mismo Pedro Joaquín Coldwell fue el defensor, promotor e incluso
benefactores de esa aspiración.
Vamos a esperar treinta años más para descubrir que vender
PEMEX no era la solución.
SALUD
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