sábado, 29 de marzo de 2014

El poderoso deseo de no ser o desear lo que no se puede tener


La cultura política nacional y la adoración de lo deseado, la deificación de cosas que consideramos como dadoras de poder, como transmisoras en sí mismas de una inmensa capacidad para hacer cosas.

El culto al poder y al poderoso, la sumisa actitud ante quienes detentan poder y con él pueden marcarnos, recuerdo mucho a un subdirectorsito (así saludos Cuauhtémoc) que todo el día se la pasaba refunfuñando contra González Avelar y su falta de coraje para empujar “aunque sean unos poquitos cambios” pero el día que lo tuvo enfrente sólo encontró palabras de alabanza para la mediocre figura.

Dicen los psiquiatras que los dislates de los candidatos (y sus equipitos y séquito de aduladores) a la dirigencia nacional del PAN son producto de una inacabada relación con el poder propio, a un deseo de mayor poder (del poder real que ellos creen existe en la figura a la que hacen referencia) y hay incluso quienes asocian el dislate con delirios megalomaniacos o esquizoides.

Dado que Cordero, no es la primera vez que pierde la relación entre su yo ideal y su entorno real; se le ha acusado incluso de carencia o falta de sustento “ideológico”, pero recordemos que Fox le dio permiso a la ideología de irse de vacaciones en 1998.

Quizá ahí, en ese “despido” de la ideología inicia el problema real de los dirigentes (y muchos militantes) panistas que teniendo tan cerca el poder perdieron la capacidad de relacionarse con la realidad, como dicen algunos se subieron al tabique y creyeron que estaban en el cielo.

Pero entonces, cuando Foxaspiraba”, Calderóndirigía” y Cordero seguramente estudiaba en algún centro universitario gringo.  Sus bases “ideológicas” no empezaban a formarse cuando ya estaban de vacaciones, Fox empujaba para lograr el poder, Calderón veía en ello la gran posibilidad de dejar de ser oposición y Cordero no había empezado a militar. 

En realidad Cordero es hoy sólo un títere de quien espera seguir dejando de ser oposición (a pesar de que no pudo mantenerse en el poder) reviso en mis apuntes la generación del cambio que en su “oportunidad” se convirtieron en pasivos apoyadores de la política gubernamental y en depositarios de los beneficios que eso daba.

Ellos son los verdadero hacedores del cambio de paradigma del PAN, ellos lograron en una década que esa “institución” se convirtiera en una estructura absolutamente volcada a la adulación de todo lo que los administradores emanados de su partido hicieran, mientras eso les acarreara prebendas.

Entre La dama del armiño de Da Vinci y el Damo del cordero de la política surrealista nacional, con todo respeto no hay más camino para los militantes panistas que dos gavillas y un mismo destino.  Creo que debe ser la hora de regresar a la ideología (opositora por naturaleza) y retomar principios básicos.

De lo contrario seguirán teniendo dirigentes que esperan ser PRIISTAS.

SALUD

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