La cultura política nacional y la adoración de lo deseado,
la deificación de cosas que consideramos como dadoras de poder, como
transmisoras en sí mismas de una inmensa capacidad para hacer cosas.
El culto al poder y al poderoso, la sumisa actitud ante
quienes detentan poder y con él pueden marcarnos, recuerdo mucho a un
subdirectorsito (así saludos Cuauhtémoc)
que todo el día se la pasaba refunfuñando contra González Avelar y su falta de coraje para empujar “aunque
sean unos poquitos cambios” pero el día que lo tuvo enfrente sólo
encontró palabras de alabanza para la mediocre figura.
Dicen los psiquiatras que los dislates de los candidatos (y
sus equipitos y séquito de aduladores) a la dirigencia nacional del PAN son
producto de una inacabada relación con el poder propio, a un deseo de mayor
poder (del poder real que ellos creen existe en la figura a la que hacen
referencia) y hay incluso quienes asocian el dislate con delirios
megalomaniacos o esquizoides.
Dado que Cordero, no es la primera vez que pierde la
relación entre su yo ideal y su entorno real; se le ha acusado incluso de
carencia o falta de sustento “ideológico”, pero recordemos que Fox le dio permiso a la ideología de
irse de vacaciones en 1998.
Quizá ahí, en ese “despido” de la ideología inicia el
problema real de los dirigentes (y muchos militantes) panistas que teniendo tan
cerca el poder perdieron la capacidad de relacionarse con la realidad, como
dicen algunos se subieron al tabique y creyeron que estaban en el cielo.
Pero entonces, cuando Fox
“aspiraba”,
Calderón “dirigía” y Cordero seguramente estudiaba en algún
centro universitario gringo. Sus bases “ideológicas”
no empezaban a formarse cuando ya estaban de vacaciones, Fox empujaba para
lograr el poder, Calderón veía en
ello la gran posibilidad de dejar de ser oposición y Cordero no había empezado a militar.
En realidad Cordero es hoy sólo un títere de quien espera
seguir dejando de ser oposición (a pesar de que no pudo mantenerse en el poder)
reviso en mis apuntes la
generación del cambio que en su “oportunidad” se convirtieron en
pasivos apoyadores de la política gubernamental y en depositarios de los
beneficios que eso daba.
Ellos son los verdadero hacedores
del cambio de paradigma del PAN, ellos lograron en una década que esa “institución”
se convirtiera en una estructura absolutamente volcada a la adulación de todo lo
que los administradores emanados de su partido hicieran, mientras eso les
acarreara prebendas.
Entre La dama del armiño de Da Vinci y el Damo del cordero de la política surrealista nacional,
con todo respeto no hay más camino para los militantes panistas que dos
gavillas y un mismo destino. Creo que
debe ser la hora de regresar a la ideología (opositora por naturaleza) y
retomar principios básicos.
De lo contrario seguirán teniendo dirigentes que esperan ser PRIISTAS.
SALUD
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