jueves, 29 de enero de 2015

Una historia de horror

Hace unos meses, una pipa de gas transitando a velocidad inmoderada, salió de la carretera México-Pachuca y explotó sobre una cantidad indeterminada de casas, entonces se mostró por un lado la inaplicabilidad de la ley y por otro la corrupción que durante la “ampliación” de esa vía carretera se había dado, hoy, creo que ni el conductor de la pipa está en la cárcel, menos los funcionarios públicos responsables de hacer valer el derecho de vía en carreteras federales.

Esta mañana en Cuajimalpa, en un centro hospitalario, a la hora de mayor concentración de pacientes que esperan ser atendidos, una pipa de gas estaba cargando combustible, sólo por curiosidad habrá que revisar los “protocolos” de seguridad en esa actividad, pero al margen de ello, dicen que esa gasera (aunque no hay muchas y todas son casi lo mismo) ya ha presentado otros siniestros y que no hay autoridad alguna que se encargue de el asunto.

Quisiera platicarles una anécdota: hace unos años (antes de que calzada Vallejo fuese recubierta de concreto) una pipa venía ingresando al DF como a las 5:20 de la mañana, a una velocidad muy por arriba de lo que seguramente tienen permitido circular, zigzagueando y frenando con un claro recargón hacía la derecha; en dos semáforos seguidos nos tocó estar juntos y en el segundo le pregunté al conductor si había notado el problema en su frenado; la respuesta fue “a usted que le importa

Esos vehículos cargados de sustancias inflamables, tóxicas y peligrosas, circulan diariamente en toda la ciudad de México y área Metropolitana, sin regulación alguna; los conductores de esas unidades no cuentan con capacitación alguna respecto de cuidados en la conducción y mchas de las unidades son verdaderas carcachas.

Dicen que ésta en particular tenía una fuga en la manguera y que los operadores uno fue a desayunar mientras se cargaba el tanque del centro hospitalario; que la concentración del gas que se escapó llegó a niveles que podían percibirse el olor a tres calles de distancia; también dicen que el contrato de el GDF con esa gasera viene desde 2007 y que (por alguna razón) durará hasta 2017.

Escuche también que ese contrato en por cantidades fijas de gas en periodos fijos de tiempo, lo que es a todas luces una irregularidad en la adquisición de combustibles, pues los centros hospitalarios no tienen un consumo fijo.

En fin todo lo anterior sólo parecen ser especulaciones de gente que no tiene la menor idea de lo que es administrar pero son temas a debatirse respecto del uso de facultades en la contratación y en la reglamentación de la circulación de esas unidades de transporte por un centro urbano de esta magnitud; ya volví a escuchar “caiga quien caiga”, “tope donde tope”, “todo el peso de la ley” parece que el guión es muy socorrido.

Una historia de horror que se repite de manera cotidiana, hoy una tragedia que enluta hogares, nuevamente los hogares de las personas más humildes de la ciudad, de los que acuden a esos centros hospitalarios por carecer de seguridad social.

Parece que no hay remedio, que estamos codenados a que no se aplique la reglamentación, a que se siga usando el presupuesto público de manera discrecional y que ssean los más pobres los que paguen con sus recursos y su vida. Una historia de horror.

SALUD

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