Recuerdo aquellos finales de los 70 en que el CEN del PRI
tenía un órgano de difusión llamado Pensamiento Político y se cubrían sus
páginas con fervientes textos sobre el cambio, sobre los grandes retos del
México de la siguiente década, en fin, entonces el señor Porfirio Muñoz Ledo y Lazo de la Vega, ya había dejado de ser la
figura para convertirse en presidente del partidazo y el amigo, el último
tlatoani (como él gustaba denominarse José López Portillo) estaba en la presidencia de la
república.
Aquellos años en que
el petróleo habría de hacer el cambio de México, en que Díaz Serrano recorría los bancos del mundo recogiendo maletas con
dólares “para hacer del petróleo la palanca del desarrollo de México”,
en esos años un grupito de “iluminados” hacía el “relevo
generacional” de la revolución en el PRI.
Ellos habían egresado de la UNAM en 1970 (casi todos de
economía) en donde se les conoció como “los toficos” por aquello de “que
ricos son” y aunque Manuel Camacho Solís no pertenecía a una familia
adinerada o tan adinerada como la de los otros miembros del grupo, se mantuvo
ahí gracias a su capacidad e inteligencia.
El proyecto camachista (que muchos conocen y aseguran
salinista) implicaba sacar a los abogados que desde Miguel Alemán habían tomado el poder e imponer la agenda económica
en la administración pública, ya desde la administración echeverrista esa
semilla se había sembrado con la presencia de Rosa Luz Alegría y su famoso
proyecto para la matriz de insumo producto que le costó salir de las oficinas
de la presidencia para convertirse en la primera secretaria del gobierno
federal.
La estructura básica de este proyecto surge en 1971, con la Asociación
Civil Política y Profesión Revolucionaria A.C.; que en la UNAM logró posicionar
un amplio espectro, que tras los acontecimientos del 68 y considerando ese
evento como trascendente, pretende proveer una visión de país a partir de la
inclusión de las diversas visiones que en la UNAM se habían gestado durante la
década anterior, al grupo igual se suman Emilio
Lozoya Thalman (extrema derecha) que los hermano Araujo de la Torre (maoístas); ya en el PRI se apoderaron de la
estructura editorial desde 1967 con diversas publicaciones en Pensamiento
Político, órgano de difusión ideológica de ese partido.
La agenda económica se impuso en 1985 y el neoliberalismo
económico entonces ya consolidado en Estados Unidos y Europa, con los Chicago
Boys como salvadores de las economías capitalistas pero la nominación
de Carlos Salinas en 1987 y su
“modernizadora” administración, implicó su definitivo fortalecimiento, que
además significó la purga del PRI del lenguaje nacionalista revolucionario.
Manuel Camacho Solís, se convierte de
facto en el administrador político del salinato, es quien se “encarga”
de los asuntos políticos relevantes; ya para entonces empieza a generar su
propia agenda para asumir el país en 1994, él inicia su carrera política al
integrarse al PRI en 1965 y ahí se relaciona con figuras como Carlos
A. Madrazo y Rodolfo Echeverría Ruiz, además genera
una relación cercana con el entonces Secretario Particular del Presidente
Nacional del PRI, Manuel Bartlett Díaz. Su carrera pública nace en 1969 como analista en el Banco de México al
lado de Ernesto Fernández Hurtado y Leopoldo Solís (al que llama “Tío”
o “Maestro”)
y en ella además logra entablar lazos con figuras como Fernando Solana Morales, Elba Esther
Gordillo, Jorge Espinoza de los Reyes y Miguel Limón Rojas; que tenían visiones diferentes del país y del PRI, que representaban
grupos al interior del partidazo y que alimentaban ya desde entonces posibles
vínculos y aliados del grupo para su proyecto.
Pero la visión de país de Salinas (y de Camacho Solís y el grupito de modernizadores) implicaba
necesariamente la permanencia del grupo en el poder, por lo que desde 1988 en
que Camacho alcanza los primeros niveles
de poder establece amplias redes como con George Soros, entonces uno de los hombres más ricos y
ambiciosos del mundo (tarea que
realizó Juan Enríquez
Cabot Lodge) además de estrechar
sus vínculos con la élite intelectual mexicana como: Octavio Paz, Carlos Fuentes, Salvador
Elizondo, Rafael Gutiérrez, Victor L. Urquidi, Enrique Krauze, Tomás Segovia, Gabriel
Zaid, y con los investigadores Arnaldo
Córdoba, Raúl Trejo Delabre, José Woldenberg y José María Calderón.
Hay evidencia suficiente para relacionarlo con el
“levantamiento”
del EZLN en enero de 1994 y cuando menos grandes sospechas de su participación
en la caída del PRI en 2000.
Sin embargo, Carlos Salinas forjo, moldeó a su sucesor y
cambió el rumbo de la estructura política en 1993; rompió con el pacto político
establecido con Camacho y parte de “los
toficos” para perpetuar su imagen
y propiciar su visión de país, contra la de Manuel Camacho Solís.
Desde
1977, Marcelo Ebrard Causaubon es
parte del proyecto camachista, de hecho, Marcelo
es a Camacho, lo que Colosio fue a Salinas, la continuidad del proyecto
personal.
Marcelo Ebrard ha transitado con Camacho de estructura en
estructura (administrativa y partidista), ha sido una pieza que le hace
conservar la esperanza de lograr la consolidación de su proyecto (aunque con 20
años de retraso) y es un peón que ha sabido mover y generarle una imagen de
político moderno.
Hace tres años lo colocó en la antesala de la candidatura
presidencial, bajo la imagen que se encargó de que la prensa nacional e
internacional le diera de “izquierda moderna” pero sus ímpetus
fueron enfriados con la segunda candidatura de Andrés Manuel López Obrador, ahora lo vuelve a lanzar (pese a que
ya Manuel Camacho está muy enfermo) mediáticamente,
a través de una defensa contra Los Pinos, y con la creación de un complot en su
contra.
El proyecto camachista es como digo Marcelo Ebrard y una estructura de “izquierda moderna” ¿será?
SALUD
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