Hoy dejaremos la explosión de PEMEX, para tratar el tema de
la libertad de expresión y el escozor que les causa a nuestros “dignísimos” mandatarios, por cierto esa
palabra viene de mandatarĭus, que es la entrega y aceptación consensual de un
mandato, es decir ellos son mandatarios y nosotros mandantes o dadores de
instrucciones y ellos aplicadores de esas instrucciones.
Una democracia se construye distribuyendo responsabilidades,
cumpliendo las responsabilidades y haciendo cumplir las responsabilidades, en
esta democracia que nos hemos dado los mexicanos, se han definido
responsabilidades (el Congreso, las misas instituciones y otras autoridades administrativas,
lo hacen a diario) que están escritas pero NO SE CUMPLEN.
Ayer, para no ir muy lejos TODOS los oradores en la
conmemoración (como si hubiese cosa que conmemorar) en el 96 aniversario de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, reconocieron que ese
instrumento sólo plasma los anhelos de un pueblo, a casi cien años de su
promulgación, es en gran parte letra muerta.
Y si partimos de ahí podemos decir que Leyes, Reglamentos,
Acuerdos y demás ordenamientos se convierten en verdaderos esqueletos antes de
ver luz pública, esqueletos que vagan por ahí entre cajones de escritorios y
libreros de funcionarios, pero que no se aplican.
Sólo como anécdota chusca, en alguna ocasión en Xichú
(municipio muy jodido de Guanajuato) tras el escritorio del director de la
escuela había un estante, con cristal y candado, ahí se encontraba una gran
cantidad de libros y folletos desde la Constitución hasta la última Circular de
inicio de clases (labores docentes) perfectamente ordenadas, con carpetas y sin
muestras de haber sido usados, al preguntar al director de la escuela respecto
del uso que les daba, sólo respondió “pues que se vea bonita la oficina”. Así nuestro distinguido cuerpo de
administradores públicos “coleccionan” sus ordenamientos administrativos “para
que se vean vonitas (así) sus oficinas.
Muchos de ellos no saben que hay una Ley Orgánica de la
Administración Pública Federal, que establece cual es la responsabilidad de
cada una de la Dependencias del Ejecutivo Federal y (por ende) desconocen
cuales son SUS RESPONSABILIDADES, incluso hay funcionarios públicos que
piensan que ellos (al igual que el resto de los mexicanos) pueden hacer todo lo
que NO ESTA PROHIBIDO, es decir no entienden, no pueden entender que ellos
tienen que hacer lo que les mandatamos a hacer y sólo eso.
Pero si a ellos les cuesta trabajo entenderlo, mas trabajo
nos cuesta a nosotros, ayer en un programa de radio (Artículo 6º ―irónicamente―)
tanto el conductor Leo Zuckermann como sus invitados (dos distinguidos miembros
de la academia mexicana) Ana Laura Magalonni y otro (disculpas) NO SUPIERON por
qué la comisionada del IFAI Sigrid Arzt,
había hecho mal en solicitar información a la misma institución desde el equipo
que esa institución le presta para el desempeño de su cargo y además se ponente
en varias de las demandas que llegaron al pleno de la misma, pues SALUD.
Esta participación quizá sea la última que realizo pues desde
que descubrí que las TIC y en específico las redes sociales permitía hacer
llegar contenidos a una gran cantidad de personas, me expuse a la furia de los
atacados y sabía que la furia era acompañada de acciones de intolerancia,
cerraron mi cuenta de twitter y atacaron brutalmente la camioneta de mi
compañera, son vándalos disfrazados de administradores públicos, pero
finalmente rufianes.
El Artículo 6º de la Constitución (esa que conmemoraron ayer
y pisotean a diario) dice “La
manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o
administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de
tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de
réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley. El derecho a la
información será garantizado por el Estado” parece sencillo, no tiene
palabras rebuscadas más que inquisición y creo que se entiende, PERO NO SE
APLICA.
De cualquier manera seguiré la lucha desde esta y otras
trincheras, HASTA LA VICTORIA o la muerte.
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