miércoles, 5 de noviembre de 2014

“Aparece” la brutal violencia que nunca desapareció

En diferentes medios nacionales e internacionales, hoy se realizan conjeturas (eculubraciones) respecto de lo ocurrido en Iguala hace 40 días, de sus causas y de sus consecuencias; en realidad la violencia en México nunca desapareció a pesar de que fue extraída del foco mediático, la nueva” estrategia de seguridad pública presentada por el actual gobierno de la república, se basaba esencialmente en hacer parecer que los niveles de violencia no existían, simplemente dejando de publicarlos.

Se “sugirió” a los medios hacer menos énfasis en actos delictivos, se comunicó a la sociedad que la agenda de violencia no debía ser la agenda nacional, se estructuró toda una agenda mediática que enfocaba los grandes temas nacionales y todo lo bien que habríamos de estar cuando estuviéramos bien.  SALUD

Pero la violencia resultado de las actividades criminales nunca desapareció de la realidad nacional, de hecho se exacerbó, muestra de ello fue primero la necesaria intervención del gobierno federal en Michoacán (y las pruebas de un estado federativo absolutamente corrompido), luego la “velada” acción en Tamaulipas y los desastrosos resultados en amplios territorios nacionales.

De manera descarnada se muestra la vinculación de la criminalidad con las “autoridades” de todos los niveles de gobierno y en todos poderes; ella es sólo resultado de la incapacidad de las instancias federales para procesar los casos de todo tipo que involucraban (o hacían pensar el involucramiento de la autoridad local) y el fácil “arreglo” político que invariablemente surgía en el momento de tener que resolver alguna causa penal.

Sólo por recordar algunos casos me permito mencionar Villas de Salvárcar, San Fernando, lo decapitados en Guadalajara o en Boca del Río; todos ellos casos paradigmáticos; pero siempre marcados y señalados (cuasi estigmatizados) como resultado de enfrentamientos entre bandas rivales del crimen organizado (como si eso los hiciera menos brutales)  SALUD

Además de un pésimo manejo jurídico de casos aparentemente bien sustentados respecto del involucramiento de “autoridades” con el crimen organizado, también sólo a manera de recordatorio puedo mencionar el michoacanazo y el caso de los funcionarios públicos de Tabasco.

La violencia pues como digo, nunca se fue, es más se ha extendido de manera exponencial en algunas regiones del país, obligando al señor Peña Nieto (que sigue cobrando como presidente de la república) que hay “señales de debilidad institucional en ¿algunas? partes de nuestra repúblicaSALUD

Además de los “análisis” que he visto en diferentes medios respecto de los acontecimientos del 26 de septiembre pasado en Iguala y de las consecuencias que ha generado a nivel social, de la descomposición de los esquemas de manifestación social y de los focos de violencia colectiva (extrema manifestación del descontento individual que en los colectivos se sale de control) “el comportamiento colectivo ante la impotencia” dice un eminente sociólogo.

Es importante recuperar las lecturas (no publicadas) que tanto la IP como amplios sectores de nuestros administradores (tecnócratas y no) están dando al asunto, ellos están viendo en esa violencia colectiva, una amenaza para su estatus de vida, ellos observan en la inconformidad social (ante su incapacidad para hacer), un “problema” que se les está saliendo de control.

Ellos miran en las lecturas que nuestros socios comerciales hacen de la violencia en México, un rechazo a lo “bien que está México” una lectura diferente a la que ellos quisieron imponer a partir de negar la existencia de la violencia.

Pero la realidad es muy necia (decía doña boni) y sigue imponiéndose al discurso oficial, esa realidad que intentaron ocultar hoy simplemente regresa (aunque nunca se fue) para decirles con claridad: “NO ESTÁN HACIENDO SU TRABAJO”

SALUD



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