Aidos es la diosa griega de la vergüenza, la modestia y la humildad, representando
a la dignidad; ese término en griego significa: honor, vergüenza o pudor; esa
misma cultura tiene otra deidad llamada Némesis, que representa a la justicia;
Aidos y Némesis (dignidad y justicia) convertidos en principios rectores del
comportamiento griego y humano, son el sustento de una decisión asumida por un
pueblo.
En la cultura azteca se carecía de respeto por la dignidad
humana, para las culturas mesoamericanas (exceptuando la purépecha) el concepto
de virtud, modestia o humildad, estaba absolutamente ausente, la vida requería
de pasar pruebas a costa de lo que fuera; la justicia en ese cultura se basaba
en “normas consuetudinarias” y estructuras de poder, desde entonces tenía más justicia
quien más poder ostentaba o quien mayor riqueza poseía.
Ejemplos que se encargan de mostrar diferencias y que pueden
explicar el actuar de dos culturas tan diferentes, la griega enfocada a las
artes a la belleza, al enaltecimiento del ser humano y la mexica
primordialmente guerrera; quizá nuestros mayores actos de dignidad nacional
estén representados en la “noche triste” de Cortes y en la
batalla de Puebla; ratificando nuestro espíritu bélico como máximo criterio de
valentía y dignidad.
La justicia para los mexicas y para los mexicanos sigue
siendo aspiracional, en dos sentidos; primero como una aspiración de la
población y segundo en cuanto que tener dinero o poder te permite alcanzarla.
La dignidad, es por lo tanto un concepto subjetivo que nos encara
a cada ser humano con los valores del entorno y personales, que nos enfrenta
según nuestra posición personal con un grupo o con la sociedad, decía el
maestro Alfonso Reyes que: “El hogar es la primera escuela. Si los
padres, que son nuestros primeros y constantes maestros, se portan indignamente
a nuestros ojos, faltan a su deber; pues nos dan malos ejemplos, lejos de
educarnos como les corresponde. Y el acatamiento que el (hermano) menor debe al
mayor, y sobre todo el que el hijo debe a sus padres, no es mero asunto
sentimental o místico; sino una necesidad natural de apoyarse en quien nos
ayuda, y una necesidad racional de inspirarse en quien ya nos lleva la
delantera” dejando claro que la dignidad personal no proviene de
valores universales sino personales y familiares, de convencionalismos
sociales; sólo podemos esperar vaguedades (sin sutilezas) en su aplicación.
Nos dicen que los ejes rectores de la dignidad son: el
respeto personal y social, el trato decoroso a uno mismo y a todos los demás,
el establecimiento de relaciones de igualdad, el entendimiento de la dinámica
social y el aprendizaje permanente a partir de un compromiso por entender al
congénere; sabemos que la justicia es un valor superior y que debe atender a
todos por igual, es más nuestra carta magna se encarga de darle un lugar destacado,
pero nuestra realidad operativa de ella la hace sólo una buena intención.
El pueblo griego ayer en un acto de dignidad dice “no
mas trato injusto” y desde entonces he venido viendo diversas
manifestaciones o cuestionamientos al pueblo mexicano al respecto, vociferamos
en estos espacios respecto de la necesidad de quitarnos el yugo impuesto por
las instituciones bancarias y financieras, pero hemos permitido que un grupito
de iluminados acomoden la legislación a su antojo u otro grupito las aplique al
suyo.
Hasta nuestro ánimo guerrero lo han sobajado; hoy la
dignidad y la justicia en México, sólo podrán alcanzarse mostrando de manera
violenta nuestro malestar, pues parece ser que los otros caminos lo cerraron
los señores que hacen la ley y hacen que la ley se aplique.
SALUD
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