miércoles, 9 de enero de 2013

Festejemos un nuevo partido


En 1987 el PARM (partido satélite del Estado Mexicano fundado en 1954 por Lázaro Cárdenas del Río) “ofreció” la candidatura a la Presidencia de la República a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano (que junto con un grupo de “distinguidos” se había separado del PRI bajo la denominación de Corriente Democrática.

Ya para ese entonces la “partidocracia” dominaba el escenario político nacional, creo que fueron 14 partidos políticos los participantes en la elección federal de 1988 y de ellos cuatro postularon a Cárdenas.

En un acto de convicción personal de parte Heberto Castillo (viejo líder del PC y PCM) y apoyado por amplios sectores de la izquierda mexicana, el ingeniero Castillo que ya era candidato del PMS “decidió” declinar a favor de Cárdenas.

Ese proceso electoral característico del “México moderno” estuvo plagado de inequidades y resultó (además del primer ejercicio democrático participativo) en un verdadero fiasco para el Estado mexicano en el mundo, pues aparte de las trapacerías conocidas, se “vendió” a la opinión pública nacional la posibilidad de unj seguimiento electrónico (computacional) de los resultados (que a la distancia puedo asegurar que en ese año NO EXISTÍA equipo ni sistemas capaces de realizar esa tarea) el equivalente del PREP de 1988 se cayó para callar una verdad histórica, LA “OPOSICIÓN” GANÓ la Presidencia de la República, pero NO SE LE RECONOCIÓ el triunfo.

La “familia revolucionaria” se partió en dos los “modernizadores” que se quedaron con la estructura del PRI, con la Presidencia de la República y las arcas nacionales (un par de administraciones más) y los “democráticos” que se enquistaron en las estructuras partidistas de “izquierda” (aunque algunos fueron a la derecha y otros al centro)

Desde entonces los partidos políticos se convirtieron en parte del problema de México y en los posibilitadores del cambio, son los “líderes” de esas estructuras los que han favorecido el ahondamiento de las inequidades socioeconómicas nacionales.

En 2000 la “alternancia” se hace posible gracias a tres cosas, un candidato con dinero (con “apoyos” legales e ilegales) “echado pa’lante” (aunque con muy poca capacidad administrativa y gubernamental) y el “cansancio” de la población.

El poder cambió de partido pero no de manos, las estructuras básicas y la capacidad de hacer quedó en manos de los mismos de siempre, se dividieron las arcas nacionales.

En 2006 una nueva corriente de “esperanza” recorrió el territorio, la organización social fue impresionante, se cimbró el “estado de derecha” que tenía en su poder la partidocracia.

Un proceso ejemplar logró el triunfo (nuevamente) de la izquierda pese a la “guerra sucia” que se emprendió desde el poder (institucional y fáctico) contra su candidato.  No se reconoció el triunfo.

Ahora “festejamos” el nacimiento de una nueva “estructura partidista” de una nueva posibilidad de “cambiar a México” y yo me pregunto ¿qué vamos a hacer diferente? Que haremos para evitar que esa nueva estructura político partidista no se convierta en otro más de los entes políticos que con “sus decisiones” mantienen sumido al país en la pobreza, la marginación, la falta de administración y la desigualdad social.

¿cómo vamos a evitar que ese partido político al paso de unos años (no muchos) haya sido coptado por burócratas que sólo piensan en seguir cobrando (en dinero y privilegios) y se conviertan en uno más de los “tomadores” de decisiones y de pelo del pueblo mexicano.

Desde mi particular punto de vista, no creo en la necesidad de una nueva estructura partidista, no me gusta decirlo, pero debemos hacer que los partidos que existen hagan lo que tienen que hacer, empezando por democratizarse de manera abierta a la sociedad.

SALUD

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