lunes, 31 de agosto de 2015

Beltronni, el augurio del desastre

En reunión con las estructuras del CEN del PRI, Manlio Fabio Beltrones, lanzó la exclusiva al decir “veremos un auténtico relanzamiento de su gobierno que ayudará a superar los desafíos que plantea el complejo panorama económico global, así como a ampliar los beneficios de las reformas” quiero suponer que era para las primeras planas de los diarios nacionales y locales, pues no hay mayor sustento que su dicho al respecto.

El señor Beltronni tiene la esperanza, el anhelo de que eso pase, advirtiendo de antemano que los grandes desafíos están supeditados al “complejo panorama económico global” y dejando claro que se van a “ampliar los beneficios de las reformas” como si ya hubiera alguno; está privilegiando su expectativa respecto de la realidad nacional y hasta del panorama internacional.

Apenas ayer leíamos la declaración de recesión en Brasil; la gravísima situación de Europa; el desgajamiento de la estructura productiva china; la estrepitosa caída de los precios internacionales de materias primas, el petróleo incluido y hasta las dificultades de crecimiento y  la economía estadounidense.

Beltronni transmite un discurso halagüeño en aras de tranquilizar a los priistas, pero es consciente que el camino está cuesta arriba y que los márgenes de maniobra real del “gobierno” de Peña Nieto ya se agotaron.
Todas las expectativas de “crecimiento” nacional están pausadas; los niveles de aceptación del anteriormente “poderosísimo muñeco hueco”, son cada vez menores; los niveles de violencia común se han incrementado de manera sistemática y la violencia institucionalizada es cada vez más visible, en algunas regiones del país hasta incontrolable; la descomposición de las estructuras gubernamentales locales y los actos de corrupción locales y federales se hacen cada vez más comunes; en fin, un coctel de adversidades que sólo tiene un pronóstico.

El “nuevo” gabinete (que en realidad no es más que el mismo viejo gabinete) tiene en sus hombros una carga que no soporta y sabe que trastocar en dos años el estigma de ineficiencia, de corrupción y de ignorancia; será tan difícil como intentar que el burro toque la flauta; esos personajes absolutamente alineados a la vieja cultura priista (por aclamación y unanimidad), a las formas (sí señor) y a la transa, tiene muy pocas posibilidades de desenmarañar la maraña tejida desde hace más de medio siglo.

La estructura partidista, siempre dispuesta a jugar de comparsa del poder caminará (según le convenga) para un lado o para el otro (ya hoy lo vemos en Nuevo León) los “líderes” partidistas locales se plegarán a quien pague y quien mejor lo hace es el poder.

Les platico una anécdota de mediados de los 70, en que una comitiva del PC chino viajó a México para “conocer los secretos del funcionamiento del PRI” y aplicarlos en su experiencia, lo único que “descubrieron” es que el PRI no funcionaba como partido político, sino como estructura de control político; pero ahora ni siquiera tiene esa posibilidad, pues cada dirigencia local se pliega al poder local (priista o no) y recoge las prebendas que ahí se generan.

Eso, su cultura de corrupción es quizá la parte que más daño hace a México; es sin lugar a dudas el mayor reclamo de grandes capas poblacionales a las dirigencias partidistas (a todas); el desencanto de los mexicanos en la política y de los políticos proviene de esos “arreglos” o “enjuagues” o “cochupos” que ellos hacen y sólo afectan a todos los demás.

Los priistas, lejos de “analizar los resultados” buscan la “rentabilidad política inmediata” ellos no ven a mediano y menos a largo plazo, así que tras el “informe” seguirán con sus “arreglos” o “enjuagues” o “cochupos

No entiendo como esperar un cambio si siguen haciendo lo mismo y si me queda claro que los mexicanos de ahora somos diferentes a los de los 70.

Beltrones Rivera puede hacer discursos bonitos y hasta convencer a una partecita de la población que “algo” está cambiando, pero la realidad sigue siendo necia y en unos meses la descomposición llegará a límites incontrolables, el ADN de los priistas implica corrupción, prebendas y transa.

SALUD

Te recomiendo:






miércoles, 19 de agosto de 2015

Los calcetines no estaban al revés

Cuando tus niveles de aprobación se encuentran en 34%, cuando el 64 por cientos de los encuestados manifiestan su desaprobación por la gestión pública y cuando sabes que las redes sociales, los usuarios de las TIC y los cibernautas mexicanos en general, son la población más informada, más crítica y más combativa del país, se les ocurre (de esas ocurrencias geniales) un tuit “aclarando el #calcetingate” para demostrarnos que los calcetines no estaban mal puestos.
Una joya que desató la furia de los señores que participan en esa red social, una verdadera delicia de estupidez, pero a quién se le ocurrió semejante aberración.

Pues bien, los calcetines no estaban al revés y ya quedó demostrado y aceptando sin conceder ya se aclaró el #calcentingate, pues bebieran aprovechar ese fabuloso instrumento de los tuits para aclarar asuntos verdaderamente trascendentes para el país, como las causas del estancamiento económico; las razones de la escalada de violencia social y gubernamental; la podredumbre del sistema político nacional que hoy lleva a una absoluta falta de credibilidad social es todas las instituciones nacionales; las causas de que los inversores nacionales e internacionales hayan mostrado tan poco interés en la ronda uno de las licitaciones petroleras; las causas del incremento del precio del dólar y, por qué no, los verdaderos intereses del señor Hinojosa al construir la Casa Blanca de la señora primera dama.

Decía hoy Fernanda Familiar que: “los peores enemigos de Peña Nieto están en su entorno más cercano”, pero me atrevo a discrepar, el pior (así) enemigo de Peña Nieto es él mismo y no porque “no entienda que no entiende” sino porque cree que los mexicanos tampoco entendemos el nivel de inoperancia gubernamental, porque en su cálculo político la realidad es una variable sobre la que considera puede influir.

Dicen que la paranoia lleva a niveles de fuga de la realidad, pero no es el caso de Peña Nieto; no es paranoico, simplemente su memez los lleva a suponerse superior a los que lo critican; me dicen que en actos públicos lejos de escuchar impone; que ha dejado de recibir a todos aquellos que le han hecho saber la necesidad de hacer las cosas de otra manera; que ignora la crítica e incluso desdeña a quienes lo critican.

Hace algunos años dos personajes que fueron mencionados como posibles candidatos del PRI a la presidencia de la república, se reunieron en el rancho de uno de ellos, en Veracruz (por cierto) y platicaron respecto de la insistencia de la prensa en usar sus nombres pese a saber que estaban impedidos constitucionalmente para ese cargo; llegando a la conclusión (simple conclusión) de que en el juego del poder ellos fueron sólo consejeros y lograron más desde esa posición que si hubieran estado habilitados para ser presidentes.

Los políticos, los verdaderamente políticos, escuchan, valoran, interpretan y deciden; los mentores, orientadores o asesores, tratan de comunicar de manera clara su opinión y argumentan con suficiencia sus premisas; para que el trajo de los últimos tenga frutos, debe haber capacidad de escuchar e intención de “flexibilizar” su posición.

El señor Peña, dejó de escuchar porque no está dispuesto a cambiar sus decisiones y ya entró a la última parte de su soledad en Palacio que magistralmente trata Avilés Favila, Peña Nieto es como dijo alguien una figura políticamente insignificante y desgraciadamente muy peligrosa por su nivel de autoritarismo.

Ya nos enteramos que las calcetas se las puso bien pero debemos asegurarnos que no equivoque sus decisiones pues esas afectan a México.

SALUD

Te recomiendo:




martes, 18 de agosto de 2015

Las cifras alegres de Peña y la realidad nacional

Hoy al inaugurar un hospital regional en Apatzingán el señor Peña Nieto, nos hace saber que según CONEVAL “la población con carencia de acceso a servicios de salud se redujo en un casi 14 por ciento” (así) luego dice que eso significa que 3.5 millones de mexicanos accedieron a esos servicios en dos años, lo que significaría por una simple regla de tres que todavía le faltan 25 millones de mexicanos y que a ese paso (sin considerar las dificultades de las poblaciones más marginadas) tardaríamos un poco más de 14 años para lograr que TODOS los mexicanos tuvieran acceso a la salud.

Luego nos dice: “A veces no se logra dar justa dimensión a lo que cada una de estas obras significa en la mejora de la calidad de vida de los habitantes de una región; pareciera que fuera ya parte de algo ordinario y común el estar entregando obras” sólo para decirle al respecto que para ellos parecería algo así, para la sociedad en realidad no lo es, puesto que sabemos del oneroso gasto que ello representa, pero además porque ni es tan ordinario y más bien es sólo de relumbrón, de presencia en medios, de apariencia y hasta de promoción personal, como es el caso, en el que todo el gabinetazo local (priista por supuesto) estuvo presente, antes de su salida y relevo por parte de Silvano Aureoles y “divina” compañía.

El mismo Peña, dice que con esta obra se cumplen 200 de los 250 compromisos comprometidos hace un año “para realmente reestablecer el orden la tranquilidad de Michoacán” (así) pues parece que cuatro quintas partes de lo que “comprometió” no han servido para gran cosa pues Michoacán sigue en guerra y los michoacanos no han recuperado ni parte de su tranquilidad.

En seguida y ya olvidándose de Michoacán, les recetó a los presentes una serie de “avances” en materia de la Cruzada Contra el Hambre y acaba diciendo que también según el CONEVAL: “de ese 100 por ciento de la población que contaba, o que estaba en esta condición de pobreza alimentaria, seis de 10 personas, es decir, 60 por ciento, lograron superar esta condición” cifras alegres o del CONEVAL o del señor Peña, pero cifras alegres, de los siete millones de mexicanos que reconoce la Cruzada Contra el Hambre como población objetivo, hoy hay una población objetivo de 8.4 millones (20% más que al inicio de la famosa cruzada)

Los mexicanos no estamos mejor que en 2012, es más no estamos mejor que en 1994, es más con cierto grado de certeza y según los instrumentos de medición, seguramente tampoco estamos mejor que en 1976; los salarios se han deteriorado de manera alarmante, el poder adquisitivo es apenas una fracción de lo que era en 1980; los niveles de empleo (pece al engañoso sistema de medición) hoy son mayoritariamente informales o ilegales (casi el 60% de la economía lo es); cuatro de cada cinco mexicanos mayores de 50 años no tienen asegurada una pensión digna y a como van las cosas cuatro de cada cinco mexicanos en general no la tienen; los nubarrones económicos internacionales no dejan ver la posibilidad de una mejora inmediata e incluso mediata; 60 por ciento de los empleos “creados” durante esta administración pagan menos que los promedios nacionales y las actividades primarias nacionales simplemente han estado “olvidadas” desde hace 30 años.

Ya instancias internacionales y nacionales establecen que en el mejor de los casos, la economía mexicana estará creciendo un promedio de 2.1% durante todo el sexenio.

Las cuentas alegres del señor Peña Nieto, sólo alcanzan para endulzar los oídos de un grupito de socios y amigos que siguen haciendo negocio con la construcción y la inauguración de un hospital regional en Apatzingán es parte de lo que el gobierno le debe a los mexicanos desde hace más de 50 años.

Los mexicanos dimensionamos de manera adecuada cada cosa que pasa en México y sabemos que la Casa Blanca de la gaviota, es una afrenta; sabemos que la ineficacia del señor Videgaray y su “presupuesto base cero” son una estupidez, los mexicanos seguimos esperando los crecimientos económicos prometidos; un México sin violencia sólo existe en la cabeza hueca de Osorio Chong y el México de apego a la legalidad es otro de los “mitos geniales

La economía que olvida su dimensión social acaba siendo un instrumento que beneficia a unos pocos gracias al sufrimiento de muchos y dedicarse a promover su imagen no hace un mejor país, es más hace un país más desigual y lo evidencia.

SALUD

Te recomiendo:




martes, 11 de agosto de 2015

Cambiar para seguir lucrando

Tres, los tres “grandes” partidos políticos nacionales se encuentran en un proceso de “cambio” de dirigencias, el PAN y Ricardo Anaya bajo el lema "la rebelión de las bases", prevé continuar con el camino “olvidado” en 1997 (cuando siendo Felipe Calderón presidente nacional) dejó que Vicente Fox se apropiara de la estructura para lograr el poder presidencial.

El PRI, en donde a la muy vieja usanza del candidato de unidad, con Beltrones busca “un nuevo acercamiento” con el poder presidencial, para “apoyar” la gestión administrativa de las figuras políticas surgidas de ese membrete político.

El PRD sin figura pública aparente, acepta la “propuesta” de su Carlos Navarrete de “camisa nueva”, es decir propone lo mismo que hace apenas un año propuso Cuauhtémoc Cárdenas, en el sentido de “una dirigencia sin ataduras
Es decir regresar al pasado, volver al México de los 90, en que los partidos políticos controlados por un hombre omnipotente, controlaban todo y decidían todo.

Parece que ellos tampoco aprenden del pasado, pues ya quedó demostrado que un PAN dogmático y ortodoxo sólo sirve al poder, sólo es útil a los intereses de un grupito acostumbrado a “negociar” a venderse bien y rápido; a los intereses de las clases que lo controlan y lo mantienen como comparsa en el juego del poder.

Un PRI entregado a los designios presidenciales es un partido sin futuro, sin bases, sin dinámica propia y, sobre todo, sin capacidad propia para hacer política; es un esqueleto al servicio del poder, una posición más para colocar a los amigos del primo que quedó desempleado y una caja sin valor, como dijo Elba Esther tras su encontronazo con Madrazo “una triste agencia de colocación

Un PRD sin vida, sin grupos, sin discusión, sin capacidad de disentir vuelve a ser una estructura para buscar puestos a toda costa, para crecer electoralmente y para hacer negocio con los puestos logrados; una caja registradora para unos cuantos, a los que desean rendimientos electorales a cambio de autonomía, a los que confunden la democracia con ganar elecciones.

Esos partidos ya los conocimos, esas maneras de hacer política ya las vivimos, esos mecanismos de “negociación” para hacer aparecer como mecanismos “democráticos” en los que “todos ganan menos los mexicanos” son parte de los entramados que dieron lugar al “milagro mexicano” y después con las componendas del poder modernizador nacional.

Esas etapas de un México en paz, proveedor de desarrollo nacional, capaz de hacer crecer la economía (aunque los mexicanos ni siquiera nos enteráramos de ello), es parte de un modelo político totalitario que controlaba todo, que era capaz de infiltrar todas las estructuras de poder local y que con un mecanismo de cernido, separaba a quienes se oponían a él.

Pero ese México de antaño, dejo de estar, ese México, de mexicanos sumisos, dispuestos a aceptar los “designios” de dios y la naturaleza, a aceptar la “mano invisible” del mercado, desapareció hace más de treinta años.

Hoy los mexicanos y la capacidad de comunicarnos, la incapacidad (inmensa incapacidad) de creer en nuestros gobiernos, la decisión de asumir nuestro destino (aunque nos falte organización para hacerlo) estamos dispuestos a no regresar a esos modelos políticos; aunque parezca que sí.

En el PAN los hombres de “sangre azul” volverán a tomar la estructura; en el PRI el todopoderoso pondrá a una figura abyecta y sumisa; en el PRD regresará el caudillismo; pero no volverán los tiempos en que eso se podía hacer.

Pues bajo el lema común de “cambiar para seguir lucrando” las tres fuerzas políticas nacionales más importantes, creen (así de creer) que pueden hacer lo que Díaz Ordaz o Echeverría, piensan que el salinato (y sus atrocidades) pueden regresar impunemente; nos tocará a nosotros decidir que México queremos.

SALUD

Te recomiendo: