Hace unos días señalaba un “comentarista” de radio
(RED) que Donald Trump contestó como
Andrés Manuel López Obrador,
respecto de de si respetaría el resultado de las elecciones y a partir de ello
en una perorata perpetua e incoherente se lanzó al vacío informativo señalando
que eran iguales; la verdad no me sorprendió el asunto pues el tipejo (que
significa tipo pendejo, para que no haya equívoco) es antiobradorista
declarado.
Esa tarde revisé parte de la prensa nacional esa tarde y volví
a la “unanimidad”
en la información el siempre solícito Pablo
Hiriart (al que calificar sería hasta contradictorio) se atrevió a decir
que son iguales y bueno, otros “periodistas” aprovecharon para
desbordar su ánimo (desánimo) fóbico contra López Obrador.
Ahora me parecería importante señalar que Andrés nace en una localidad de
Macuspana, Tabasco, cuando Donald
tenía 13 años y vivía en Nueva York; que el primero es hijo de una pareja de
inmigrantes españoles, que se dedicaban al comercio y contaban con un modesto
patrimonio y el segundo de un empresario inmobiliario que entonces (1955)
contaba una empresa valuada en más de
millones de dólares.
Bueno quizá en que ambos son nietos de inmigrantes, Donald de Friedrich Drumpf (que al adquirir la nacionalidad lo cambia a Trump) y señor Manuel Obrador que llega desde España y nunca adquirió la
nacionalidad mexicana así que no cambió el apellido.
Que Donald tuvo cuatro hermanos y Andrés siete; claro que
las condiciones de vida de ambos no pueden ser comparables, pues en los 60
cuando Andrés hace su educación
básica en Macuspana apenas había una secundaria; mientras que en Donald había concluido ya sus estudios
universitarios en la Universidad de Pensilvania y se hacía cargo en 1968 de la
empresa de papá, Andrés tiene que migrar a la ciudad de México para realizar
estudios en la preparatoria.
Para cuando Andrés
se matricula en la UNAM, Donald ya
había despojado a la familia de parte de la empresa familiar y había creado una
propia; todo de manera “legal” bajo los
argumentos de legalidad que rigen las estructuras que permiten que unos roben y
otros paguen por esos robos, como el caso del señor Enrique Ochoa Reza.
Durante la segunda mitad de la década de los 70, Trump se dedicó a “adquirir” terrenos y construir
vivienda que vendió en tres y hasta siete veces su valor de construcción, bajo
el amparo de una legislación local que buscaba en bienestar de la población
pero hizo ricos a unos cuantos empresarios inmobiliarios, así como aquí
hacemos multimillonarios y millones de pobres; logró una fortuna que rebasó
los 10 millones de dólares al final de la década.
Mientras Andrés
Manuel estaba apoyando la candidatura a la Senaduría de Carlos Pellicer, por el estado de
Tabasco y lograba en 1977 un cargo en el INI y con el apoyo de Miguel Luna Cabrera, convenció al entonces
gobernador Rovirosa Wade, de la
estructuración de un proyecto para el para el desarrollo de las comunidades
indígenas locales.
López Obrador se
enfrenta a sus “protectores” políticos en 1984 y regresa a la ciudad de México,
para integrarse al Instituto Nacional de Protección al Consumidor; mientras Trump presenta un proyecto para el
Centro de Convenciones de Nueva York (ya “arreglado” con parte de la
estructura de poder local) por un monto de 110 millones de dólares, pero de
beneficiario del régimen pasó a apestado, como ciertos personajes en México.
Hacia la parte final de los 80, cuando la efervescencia
política nacional estaba en su apogeo y la
estructura del partidazo se desquebrajó para dar paso al Frente Democrático
nacional (FDN), López Obrador se declara
en contra de Salvador Neme Castillo y
renuncia al PRI porque se siente traicionado, para en 1989 ser el primer
presidente estatal del PRD.
En ese entonces Trump
pone más de 100 millones de dólares (que nunca explicó de donde provenían) para
la “adquisición”
de un negocio de lavado de dinero llamado el Taj Mahal Casino con esa, aumentó su deuda considerablemente, pero
como en México logró la protección del régimen local y no pasó nada.
Esa empresa de Trump
en 1994 es declarada en “quiebra” y evita pagar un crédito
adquirido; mientras que López Obrador,
ya había realizado su primera caravana por la democracia (1989) y había creado
toda una estructura de bases en Tabasco, con el apoyo de líderes locales y
logra la candidatura a la gubernatura para enfrentarse a Roberto Madrazo Pintado (digno
representante de la pior parte de las estructuras priistas, un atlacomulcaso
cualquiera), esas “elecciones” en las que para ser
declarado ganador Madrazo sólo gastó
1.7 veces lo que el candidato Republicano George
H.W. Bush había gastado en los comicios de 1992.
Por cierto en esa campaña el señor Donald John Trump (que así se llama) apostó por Henry Ross Perot (que se postuló como
independiente)
La historia dice que mientras uno se cobijó en las estructuras
del poder, estuvo al amparo de los poderosos y robó hasta hacerse millonario,
otro se dedicó a trabajar a favor de un mejor país, querer compararlos hoy
casi sería como decir que Carlos Hank
y Vicente Fox, son iguales (sólo por que ambos, al amparo del poder hicieron negocio).
Uno es hijo de la impunidad del régimen el oyros del trabajo y como decía alguien que conozco “aun hay clases sociales”
sarcasmo.
SALUD
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