Dos notas hoy, la primera de Marcelo Ebrard que “Presenta amparo colectivo contra Ley Telecom”
bueno ante los artículos 189 y 190 (que son parte de ella), que verdaderamente
nos regresan como 50 años en materia de “intervención de «autoridad competente»”
(muy pomposo término para decir cualquiera que quiera o se sienta con derecho
de hacerlo. SALUD
La segunda del señor Peña
Nieto que señala la impostergabilidad de una reforma migratoria “porque
esta se trata de una cuestión de justicia para quienes tanto aportan al
desarrollo de la sociedad norteamericana” SALUD
Ya hay pocas cosas que sorprendan a los mexicanos, pero dos
golpes publicitarios en busca de obtención de credibilidad pública, son (por
decirlo de manera rimbombante) muestra del nivel de desesperación ante los
niveles de “aceptación” de tan “connotados” personajes en la vida política
nacional. SALUD
La Ley de amparo verdaderamente considera la figura aludida
por “el
carnal”, además no requiere más que de otra firma para interponerla,
por lo que resultará fácilmente interponible (o como se quiera decir a la
acción de interponer) pero muy poco probable que el poder judicial (o lo que
sea que ahí se represente) la acepte, pues sólo cabe en la fracción I del
Artículo 1 de dicha ley y es tan vaga e imprecisa su redacción que los “derechos
humanos o garantías” violados, han sido violados desde siempre y
seguirán siéndolo.
El segundo tema, es como clamar al cielo (a una figura
celestial) un acto de justicia divina, que la justicia terrenal norteamericana
ha ignorado desde siempre.
No digo, que no sean acciones loables, simplemente señalo
que los personajes que se presentan como paladines de la salvación: uno de los
mexicanos que están en riesgo de que su información, su privacidad y hasta su
integridad, sea violentada; el otro de los millones de compatriotas que por
incapacidad de sucesivos gobiernos nacionales han tenido que migrar y se
encuentran allá en condiciones de delincuentes.
Son poco digno de credibilidad y además que sus palabras no són más que
muestra de su desesperación por allegarse reflectores. SALUD
El primero, seguramente tendrá menos que el segundo
(especialmente en esas cadenas de TV que resultaron tan beneficiadas por la Ley
que se impugna), el segundo recogerá unos minutos de gloria ante las audiencias
de los “comunicadores” y sus “editorialistas” pero los públicos
(que por cierto cada vez creen menos en la TV y en los señores y señoras que
ahí trabajan (si a servir de alfombra al poder puede llamarse trabajo) SALUD
Regresamos a la TV del "señor presidente, bla, bla, bla", en la que por cierto ya ni los niños creen. SALUD
Hoy revisé algunos datos respecto de la credibilidad de los
medios para los mexicanos y resulta que la TV sigue siendo el principal
mecanismo de información, pero ya no el más creíble, es más de hecho la
credibilidad de las televisoras es casi la misma que la de los policías. SALUD
También revisé datos de credibilidad en los políticos y en
ellos se muestra que la ya de por sí muy lastimada credibilidad de esos
señores, bajó aun más, de hecho ya en ellos sólo cree uno de cada cuatro
mexicanos. SALUD
Así que entre credibilidad de ellos y de las televisoras,
aunque la difusión sea profusa, la recepción será deambula.
SALUD
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