Es una vieja historia sobre un personaje que sobrevivía
haciendo mandados y en las tardes permitía que los parroquianos de la cantina
del pueblo se divirtieran con su estupidez, al mostrarle dos monedas: una
pequeña de un peso y una grande de cincuenta centavos y él siempre tomaba la de
menor valor para que los “brillantes” asiduos al bebedero se
rieran; una tarde un visitante no asiduo lo llamó a parte y le preguntó ¿que no
te has dado cuenta que la moneda grande vale la mitad? y el idiota contestó “no
soy tonto, lo que pasa es que el día que tome la pequeña se acaba el juego”
También les puedo decir que durante la administración
de Zedillo, muchos se burlaban de él,
señalándolo como idiota o pendejo, pero mi personal percepción es que el zedillín
con una visión más allá de la inmediatez, propició esa imagen, fue incluso
promotor de la misma, dejó que lo tacharan de inepto y hasta propició en un
grupo selecto que se difundiera esa imagen, pues (especialmente en la segunda
mitad de su administración) logró que las aguas se asentaran e incluso contuvo los
embates de Porfirio
Muñoz Ledo que entonces coordinaba al grupo parlamentario del PRD en la
Cámara de Diputados; sus opositores no tenían argumentos de descrédito y se
limitaban a señalarlo como tonto.
Pues dado el nivel de estupideces que comete el señor
Peña Nieto, estoy llegando a pensar que es brillante, que ya se dio cuenta que
la moneda pequeña vale más que la grande y no quiere que se acabe el juego, me
explico.
El nivel de popularidad ya pasó a niveles de
impopularidad, desciende vertiginosamente y muy lejos de Zedillo (que a partir
de esta etapa levantó su popularidad) llega a niveles cercanos al 23% de
aprobación y puede llegar a niveles de entre 10 y 15%, pero no le importa y no
parece importarle, pues en el último mes ha “cometido” tres errores que hasta
un idiota pudo haber evitado.
La “invitación” a Trump que ya per se resultaba poco adecuada en ese momento y que
seguramente fue contraindicada por sus “asesores” y parte de su gabinete,
fue casi de inmediato resuelta con otra “impertinencia” al otorgar una “entrevista” a Carlos Marín, que resultó en un
verdadero desastre y aparentemente en la salida de Videgaray; el “grito” con trapitos reciclados de la
gaviota fue motivo de burla permanente y la recepción de la presea como el “estadista”
del año; son los últimos errores de imagen que no hubiese cometido ni Zedillo.
Pero pueden ser una estrategia de “distracción”
para que él y su grupito de selectos sigan saqueando el país, mientras nos
distraemos en hacer memes y criticarlo agriamente, pues a ellos, lo único que
les importa, lo único que verdaderamente quieren hacer es seguir lucrando a
nuestras costillas.
No se distraigan, el “idiota del pueblo” sigue
haciendo negocios y no hay quien lo detenga, menos por ser estúpido.
Así que con "todo respeto" como dice aquel, les comunico que parece que "el idiota es el Pueblo"
SALUD
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