Recuerdo hacia el invierno de 1976, cuando un profesor de
eso que se llamaba CIES (saludos Rafael), nos pidió una evaluación del año y
(de pasadita) del sexenio (de arriba y adelante), como evaluación de la materia
y los compañeros de una manera acrítica se empecinaban en señalar “todo lo bueno
que le había pasado a México” pero recuerdo uno en especial
(saludos Manuel) que hacía mucho énfasis en “las de bases que se habían
sentado para el futuro”
Ahora que culmina un año, otro año calendario, para nuestros
administradores la mejor evaluación (su punto de defensa) es precisamente esa,
en la premisa de que “estamos
haciendo el futuro de México” se sustenta la evaluación de sus
acciones, desgraciadamente la han repetido desde ese 1975 y México,
lejos de mejorar parece descomponerse cada vez más.
En el aspecto económico, muy lejos de las “predicciones”
(sin sustento y sin metodología científica) en los últimos 40 años el promedio
de crecimiento nacional está muy por debajo del crecimiento de la población
(poco más de la mitad de lo que se requiere) y desapasionadamente no hay
posibilidad alguna de trastocar esa tendencia, hoy la población mexicana no
tiene mejores posibilidades de un empleo o actividad que le permita vivir el
resto de su vida y formar una familia, hoy la mayor parte de los mexicanos que
ingresan al mercado laboral, lo hacen en la economía ilegal y algunos de ellos,
permanecen en ella el resto de su vida, por cierto, hoy una gran parte de esos
jóvenes que nacieron en los 70 (nuestro bono democrático) son parte de la gran
masa de inconformes que apenas sobreviven con tres salarios mínimos en las
colonias periféricas de las ciudades de nuestro país.
La
educación media superior, deja fuera a más de la mitad de los egresados de
secundaria y de los que acceden a un lugar en ella menos de la mitad habrán de
concluirla. Nuestro nivel promedio de
educación en 2010 es de menos que secundaria y del nivel de aprendizaje mejor
no hablamos. El Sistema Educativo Nacional forma analfabetas funcionales al
sistema económico nacional y a la permanencia de nuestra clase política, un
pueblo dócil es la mejor masa para su permanencia.
Basado en ello, la “desaparición” de los 43 normalistas
rurales de Ayotzinapa no cabe en otra hipótesis que la necesidad de mantener el
control de su poder a costa de lo que sea, la incapacidad de nuestros
gobernantes para hace su trabajo y la impunidad
con la que logran cubrir sus criminales acciones.
Ese acto criminal y diversas
situaciones que muestran la podredumbre total del sistema político
nacional, son ante el mundo el verdadero rostro de los niveles de corrupción
que existe en México, les dan razones a los “inversionistas”
internacionales para no venir a hacer negocio a nuestro país.
Por cierto el territorio nacional además de estar sembrado
de cuerpos (generalmente de jóvenes) resulta ser el más inseguro para ejercer
el periodismo y uno de los de mayor nivel de inseguridad legal para el
desarrollo de actividades productivas, se ha convertido en unos 20 años en un
país lleno de parches legales para el combate a la criminalidad, sin que haya
resultados.
Así al finalizar este año, la economía de los hogares
mexicanos se ha deteriorado en más del 60% respecto de 1975 y en más del 40 por
ciento respecto de 1995; la inseguridad en el trabajo es ahora tres veces mayor
que en 1990 y la posibilidad de concluir una carrera universitaria en el
sistema público es apenas 56% de la que se presentaba en 1980.
Los mexicanos escuchamos cada fin de año, todo lo bueno que
han hecho nuestras autoridades y la “fortaleza” que ahora si tienen
nuestras instituciones, mientras se derrumban, de manera sistemática todos los
indicadores de bienestar social.
Ya hoy las fuerzas fácticas (cada vez más concentradas)
retiran parte de los apoyos que le daban al poder político nacional: las
televisoras, la iglesia, los grandes inversionistas y hasta las corporaciones criminales
están cada vez más desencantados del “muñeco
hueco” y su incapacidad para hacer.
El año que termina (sin querer terminar) es uno de los
piores (así) para muchos sectores nacionales, pero no es seguramente el pior
que tendremos en este sexenio, lo que viene será el total debacle de sus
instituciones.
¿Cómo esperar resultados diferentes si seguimos haciendo lo
mismo?
SALUD
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